Capítulo noventa y seis

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Brisa:

Meto la llave en la cerradura y giro la perilla.

La propuesta de Gastón había sido bastante tentadora, y cuando sus padres accedieron después de que le contáramos todo lo que siguió pasando, no dudaron en ayudarnos. Temporalmente, estaremos viviendo con ellos. Eso incluye a Stef, Toby, y por supuesto, a Kendall.

Fuimos a la policía a hacer nuevamente una denuncia, y rogamos que revisaran el departamento para hallar los micrófonos y cámaras que, según el loco, son cosas que están bien escondidas. Ahora estoy en mi habitación guardando todas nuestras pertenencias. Bueno... la mayoría. Lo demás lo vendremos a buscar por la mañana o en cuanto nos avisen que encontraron todo con lo que me vigilaban.

Creo que voy a escribir un libro con mi historia. Uno que sea de amor y suspenso. Podría empezar contando desde el momento en que reencontré a Gastón y entremedio ir escribiendo toda la locura que vivo. Es más, podría hacer dos libros. Al primero lo llamaré "Somos más que amigos" y, al segundo... Bueno, al segundo todavía no sé.

Espero estar viva para poder hacerlo.

Gastón coopera guardando las cosas de Emma en varios bolsos. Le observo meter varios peluches en una mochilita de princesa que me regalaron en el baby shower.

—No te olvides de guardar su talquito y su colonia —recuerdo, y Gastón me mira para después asentir—. Ah, y a los pañales los dejé arriba del ropero porque no había mucho espacio dentro.

—En unos minutos lo busco —me dice.

De reojo miro mi teléfono celular. Este descansa sobre la cama.

¿Habrá alguna llamada?

No sé.

Lo sabría si no hubiese apagado el teléfono, pero era algo que había decidido hacer en cuanto supe que Gastón me llevaría a la policía. Si él me llamaba, iba a ser para advertirme lo que no me convenía hacer, y no me sentía (y aún no me siento) preparada para eso. Me pone nerviosa a tal punto que se me revuelve el estómago.

Guardo mi ropa interior con disimulo. No quiero que los oficiales que rebuscan dentro de mi habitación vean la diversidad de colores que tengo en bragas. Y mucho menos el juguete sexual que Gastón una vez compró.

Me sonrojo de sólo pensar en la noche en que lo utilizó conmigo por primera vez.

Parpadeo un par de veces para concentrarme en el presente. Gastón deposita un efímero beso en mi mejilla y me avisa que irá por las demás cosas de Emma.

Cuando termino, me voy para la habitación de Stef. Doy unos golpecitos en el marco de la puerta.

Me mira.

—¿Cómo vas...?

—En unos minutos termino —avisa.

—¿Quieres que te ayude?

Asiente.

En cuanto le dijimos a Stefanía lo que teníamos planeado, al principio se negó. Decía que no se sentiría cómoda viviendo con más personas. Pero con Gastón la convencimos diciéndole que nuestro nuevo y temporal hogar sería más seguro. Ahora viviremos con dos personas más y todos nos protegeremos el uno al otro.

Fue una buena idea la de Gastón, tengo que aceptarlo. Al principio, como siempre, dudé un poco, pero terminé accediendo. Su carita me mostraba decepción cuando le decía que no, y supongo que eso interfirió en mi decisión.

También logramos que una patrulla vigile la casa para ver qué ocurre en estos días.

Tengo esperanzas de que el tipo se asuste y desista en seguir con sus locuras, pero con un loco nunca se sabe.

Siempre Serás Tú #D2Where stories live. Discover now