Capítulo treinta y cinco

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Gastón:

Cuando la canción llega a su fin me encamino hacia la barra de tragos, abandonando a Spencer en plena pista de baile. Me abro paso entre las personas, y tomo asiento en uno de los taburetes negros. Cuando observo las botellas de alcohol, me pregunto si debería y sería correcto el darme el permitido de beber algún pequeño trago o no, dado a que luego tengo que conducir, y dado a que no quiero que luego de un vaso, ése termine siendo el primero de muchos en esta noche de sábado. 

Concentro mi vista en el barman, el cual se encuentra al otro lado de la barra, preparando tragos con una agilidad bárbara. Mi vista viaja de él hacia las pocas personas que se encuentran en la barra, algo que me sorprende, dado a que siempre que salgo, la barra suele estar repleta de gente. Le resto importancia a mis pensamientos, y decido sacar mi teléfono para comprobar si tengo algún mensaje de Brisa. Presiono el botón para encender la pantalla, y maldigo al darme cuenta de que mi celular se ha quedado sin batería. Aún maldiciendo, me pellizco el puente de la nariz y guardo el móvil en el pantalón.

Estoy comenzando a creer que haber salido del departamento para acompañar a Spencer a un club ha sido mala idea. Bueno, en realidad, no sólo lo creo, sino que lo sé. No he hecho nada malo y tampoco pretendo hacerlo pero, creo que si Brisa se enterara de que he salido con una vieja amiga a un boliche, volvería a pensar que soy un cualquiera, dado a todo lo que ha pasado. Sé que todavía no estoy completamente seguro de que ella ha dejado de pensar que le engañé, pero hace rato me ha dicho que quería hablar conmigo mañana, algo que ha sido por su propia voluntad, y no gracias a mi pedido, como siempre suele ser. Tengo la pequeña esperanza de que quiera hablar de lo nuestro, y si llega a ser lo que yo espero, no quiero que ésta salida traiga más desconfianzas de las que ella ya tiene. Ya de por sí, nuestra relación está bastante complicada y no necesito más piedras que estorben el camino. 

—¿Vas a tomar algo? —Levanto la mirada con bastante rapidez, en busca del dueño de la voz masculina que acaba de hablarme. Bueno, más bien, en busca del dueño de la voz masculina que acaba de gritarme. Me encuentro con el barman, el cual me observa fijamente esperando una respuesta proveniente de mi parte.

—No, gracias —elevo la voz para que pueda oírme, aunque no tanto como pretendía hacer. La música está tan alta que por poco te deja sordo. No sé si él ha logrado escucharme o si no, pero a decir verdad, no me importa en lo absoluto.

Vuelvo a fijar mi mirada en la tabla color negro de la barra, sumiéndome en mis propios pensamientos, sintiendo un repentino cansancio en todo el cuerpo, y sufriendo un pequeño dolor de cabeza. 

Pienso en Brisa, en su pelo, su voz, su perfume, en todo lo que extraño y deseo de ella. «¿Qué estará haciendo ahora?», puede que viendo alguna película, o algún capítulo de las series que ella ama y suele ver en las noches de fin de semana. Quizás cocinando. O tal vez dándose una de esas largas duchas que ella siempre suele tomar. La verdad es que no lo sé. Ojalá lo supiera. Ojalá pudiera estar junto a ella, haciendo lo que ella hace. O tan sólo observándole.

Se me forma una media sonrisa al imaginarle sonriendo. Una media sonrisa que desaparece cuando la voz del barman vuelve a llamar mi atención por segunda vez:

—¿Estás seguro de que no quieres? Creo que deberías hacerlo, preparo tragos muy buenos y, si no me crees, puedes preguntarle a todos los borrachos de aquí.

—No —niego—, he dicho que no tomaré nada. Pero, gracias, de todas formas.

—En serio, deberías hacerlo —vuelve a insistir.

—En serio, no quiero tomar nada —repito.

—¿Te encuentras bien? —me pregunta, y yo levanto la vista para verle.

Siempre Serás Tú #D2Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin