Capítulo sesenta

4.6K 328 142
                                    

Brisa:

Desde el sofá observo a Gastón preparar la cena. Está tan concentrado en lo que hace y tan desatento a lo que pasa a su alrededor que pienso que se lo ve demasiado guapo. La barba de no más de un día le da un toque especial a su rostro. Su pelo algo crecido lo deja hecho todo un galán y yo me deparo a pensar que soy muy afortunada de tener a alguien como él a mi lado. 

Cuando me doy cuenta tengo una sonrisa formada en el rostro y veo que Gastón me regala una mirada. Le tiro un beso y él, luego de sonreír, me imita. Mi abuela está a su lado y, cuando vuelvo a lanzar un beso en el aire, ella levanta su mirada y me ve. Me sonríe, después posa su mirada en Gastón y luego de nuevo en mí. 

—¿No piensas ayudar? —me pregunta ella—. Supongo ya has aprendido a cocinar. 

—Aprendí de la mejor —respondo—, lo sabes. 

—Me acuerdo cuando no sabías cocinar. Eras muy vaga en ese entonces. Estabas tan enamorada de Gastón que no querías hacer nada más que pasar tiempo con él —recuerda, y yo me pongo roja. 

El padre de Emma se ríe, agacha la mirada y sigue con su labor de cortar las papas. 

—¡Abuela! —regaño. 

Me quiero reír, pero no es porque me dé gracia sino porque la situación me incomoda.

Mantengo una sonrisa en mi rostro para que piensen que no me da pena que mi enamoramiento adolescente de Gastón sea el tema de conversación. 

Amo a esta mujer pero a veces me hace poner incómoda. 

—¿Qué? No te avergüences, Brisa. Ahora ya lo tienes contigo, no es nada que él no pueda saber. 

—De igual manera —me defiendo. Con mi novio tenemos toda la confianza del mundo para contarnos todo pero tocar el tema de mi flechazo adolescente no me parece muy agradable. Recordemos que gracias a eso perdí a Gastón durante nueve años. Y sí, puede que por mi culpa pero de todas formas, molesta el tema. Me apena  un poco porque era un amor no correspondido en ese entonces.

—No tienes por qué avergonzarte, mi amor —se mete Gastón. 

Aquí vamos... 

Ahora el tema se extenderá, yo pasaré vergüenza, mi abuela contará recuerdos y Gastón disfrutará las historias al máximo. 

—¿Sabes de qué me acuerdo, Gastón? —inquiere mi abuela riéndose. Isaac se sienta a mi lado y se mete en la conversación:

—¿De qué están hablando?

—De cuando Brisa estaba loca por mí cuando era una adolescente —responde mi novio y yo niego con la cabeza. Se le hace tan gracioso el tema... 

—Ay, sí, me acuerdo. 

Miro a mi hermano. 

—Jamás me voy a olvidar de la vez en que entraste a mi habitación y me dijiste que querías conversar sobre tus sentimientos hacia Gastón —dice mi hermano, luego de pasar un brazo sobre mis hombros

Otro más. 

Qué molestos. 

Suelto un suspiro y ruedo los ojos. 

—Sí... —me limito a decir. Me quiero ir a otra parte. 

—Yo estaba tan sorprendido porque pensé que jamás lo verías de esa manera porque los años de amistad eran muchos y no había pasado nada de nada entre ambos. 

—Yo siempre lo supe, era tan obvia la mirada de mi chiquita —comenta mi abuela—. No sabía disimular, no sé cómo no te dabas cuenta, Gastón. Se le escapaban tantos suspiros cada vez que te sacabas la remera cuando ibas a meterte en la piscina de casa.

Siempre Serás Tú #D2Where stories live. Discover now