Capítulo noventa y nueve

4.9K 352 181
                                    

Brisa:

—Te metes a la casa sin hacer ningún escándalo, ¿entendiste? —su voz (ahora normal) me penetra los oídos y arma huecos en mi cabeza. No voy a decir que le hago caso a la primera porque estoy tan estupefacta, que apenas he podido asimilar sus palabras.

Estoy completamente ida de la realidad, ¿verdad?

¿Estoy alucinando? ¿Soñando? ¿Acaso ingerí algún tipo de hongo alucinógeno y no me di cuenta?

—¿Q-qué?

—Te metes adentro.

A esa voz no la había vuelto a escuchar desde hace más de un año. Creí que estaba muerto. Yo misma vi cómo lo metían en una bolsa negra y lo adentraban en la ambulancia el día en que fui secuestrada. Yo misma fui quien lo mató en defensa propia.

El arma hace más presión en mi estómago y retrocedo dos pasos. Cuando Matt se adentra con cautela, logro ver por el pequeño espacio entre su cuerpo y el marco de la puerta que el auto de policía tiene manchas de sangre en la ventana. No es mucho lo que hay, por lo tanto, las personas pueden pasar sin darse cuenta de que dentro del coche hay un herido. O un muerto.

—No te van a ayudar si es lo que piensas, yo me encargué de eso.

Mi mirada aterrorizada y aguosa se clava en la de él.

Por fin sé cuál es el color de ojos del acosador. Por fin sé quién es. Pero la verdad es que ahora preferiría no saberlo.

¿Por qué Gastón no está aquí? ¿Por qué justo hoy Matt tuvo que querer asustarme?

Me encuentro sola con Stef y las niñas, estamos indefensas ante la presencia de este loco.

—¿Cómo es que estás vivo? —inquiero, nerviosa, y retrocedo hasta chocar mi espalda contra la pared.

—Hay maneras —responde—. Pronto tendremos tiempo para hablar de esto —suspira para después sonreír. Sus dientes están igual de blancos como los había visto la última vez.

Tenía muchas teorías de quiénes podían ser, pero jamás lo agregué a él en la lista.

—Me mataste a mi hermano —lloriqueo, muerta del miedo.

—Shh —sisea cerca de mi oído, y me tengo que tapar la boca para no sollozar—. Estás temblando —nota. Apoya sus asquerosos labios sobre la piel erizada de mi cuello y no puedo evitar sentir arcadas. Las controlo para que no se dé cuenta porque no quiero que me meta un puñetazo por mi acción. Dice que me ama, pero verdaderamente no sé si es del tipo que dice quererte y después te termina repartiendo golpes todos los días por una simple cosa que no le gustó. Bueno, en realidad, sí lo sé. Matt está completamente mal de la cabeza, es de ese tipo.

Me parece que van a tener que encerrar a alguien más en un hospital psiquiátrico.

—No me lastimes —logro articular—. Te lo ruego.

—Yo jamás te haría daño —objeta, con voz ¿seductora?

Y pensar que este hombre una vez fue un gran amigo para mí. Llegué a quererlo muchísimo y después pensé que lo maté en defensa propia. Pero ahora resulta que no fue así. Lo único bueno que puedo sacar de esto es que no tengo sangre en mis manos como pensaba.

—Tenemos un vuelvo esperándonos. Saldremos en un par de horas.

—¿Adónde?

—Ya verás...

Seca las lágrimas de mis mejillas con sus pulgares y, como método de distracción, creo un mundo paralelo en mi mente donde el protagonista de ese toque es Gastón.

Siempre Serás Tú #D2Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang