Capítulo uno

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Brisa:

—Respira... —me dice—. Mírame y respira. —le observo y niego. Se me hace difícil respirar por culpa del dolor.

Hago varias muecas y suelto varias quejas.

—No puedo, Gastón. Me duele mucho —acaricio mi panza.

Puedo notar que mi novio acelera la velocidad del coche.

—Amor... —digo y vuelvo a hacer muecas de dolor—. No aceleres tanto. Podríamos tener un accidente —vuelvo a mirarle.

Sé que está intentando mantener la calma, pero para su mala suerte no lo está logrando, pues puedo notar que está temblando y su respiración es algo acelerada. Aunque, su nerviosismo no se compara con el mío, ya que la que dará a luz por primera vez a un bebé seré yo.

—Gastón, en serio. ¡No aceleres tanto o podríamos chocar!

Suelto un pequeño grito.

Las contracciones son aún más fuertes al pasar de los segundos.

Una de sus manos depara en mi pierna izquierda. Acaricio su mano, mientras siento el temblor de su cuerpo.

Puedo sentir las gotas de lágrimas y sudor deslizarse por mi rostro.

—Ya casi llegamos. Todo saldrá bien, no te preocupes —intenta tranquilizarme. Su voz tiembla mucho, lo cual hace notar su alteración. Está asustado, es evidente.

Tomo grandes bocanadas de aire. Cierro mis ojos y aprieto con fuerza la mano de Gastón.

En los controles que me he hecho con mi ginecóloga, me habían explicado que las contracciones que sentiría serían demasiado fuertes, pero no me imaginé que fueran tan dolorosas.

—Gastón, me duele —me quejo.

—Ya casi llegamos —me observa y vuelve su vista al frente—. Aguanta un poco más.

Él se ve más asustado de lo que estoy yo. Era de esperarse, pero quiero que se tranquilice. Estamos en el auto y que el que él esté tan nervioso y desesperado es peligroso para los tres.

Abro la ventanilla del auto con rapidez. El encierro del coche comienza a asfixiarme.

Tomo y suelto aire repetidas veces. Cierro mis ojos y continúo acariciando mi panza. Vuelvo a soltar otro grito al sentir otra maldita contracción. De todas las que he sentido, esta ha sido la más dolorosa.

—Mierda...

Abro mis ojos y giro mi cabeza para ver a Gastón. Debo de estar asustándole con mis gritos, pero él también sabía que esto tarde o temprano pasaría.

Aparca el coche y se baja de este con rapidez. Lo observo rodear el auto y abrir la puerta del lado del copiloto para ayudarme a bajar.

Me duele. Me duele al moverme. Lo bueno es que mi novio ha podido ayudarme a salir del vehículo.

Caminamos hacia la entrada del hospital y varias enfermeras se acercan de inmediato para ayudarme. Es evidente que estoy a punto de dar a luz.

Stefania:

—¿Crees que esté bien?

Miro a Isaac mientras intento tranquilizar a Kendall.

—¿Tu hermana? Sí, pero obviamente debe de estar adolorida. —beso la mejilla de mi beba.

—Y, ¿cómo crees que esté Gastón?

—Posiblemente esté asustado y alterado como tú estuviste el día que nació tu hija —me mira y sonríe.

Siempre Serás Tú #D2Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora