Capítulo sesenta y ocho (especial)

3.7K 367 60
                                    

Gastón:

Uno mi boca a la de ella mientras sonreímos a la par. En cuanto hacemos contacto, siento cómo todo se relentiza a nuestro al rededor. De pronto siento que no hay nadie más aparte de nosotros. 

Su lengua se encuentra con la mía y se siento cómo empezamos a profundizarlo. La sensación de placer que me produce un beso con ella es exquisita. Siento que cada vez que nos besamos me pierdo más en ella, y a esta altura del partido, soy hombre perdido. Me concentro en la calidez de sus manos en mis brazos cuando la tomo de las mejillas para ponerle más pasión al tema. 

De pronto el ruido también se acalla, a pesar de que sé que en nuestro alrededor hay mucho ruido por parte de nuestros familiares. Intento que sienta lo que yo siento; felicidad y protección. Estoy orgulloso de poder presumir que, mi mejor amiga, la chica que conocí en el jardín de infantes, la chica que siempre estuvo para mí en la adolescencia, la chica a la cual perdí cuando tenía dieciocho, años después se convirtió en mi esposa, en la madre de mis dos hijos. 

Me siento orgulloso de tener a la dama más divina a mi lado, con quien pasaré el resto de mi vida hasta que parta del mundo. 

Le tengo un afecto impresionante, yo ya se lo dije, dependo de ella para poder sentirme alguien feliz. Hoy experimenté uno de los mejores momentos de mi vida porque legalizamos nuestro profundo amor. Ya lo había hecho antes con Sofía, mi ex esposa, que en paz descanse, pero no había sido nada comparado con este amor que le tengo a Brisa. Este sé que es realmente el verdadero, y aunque sea algo difícil de descifrar y de explicar con exactitud, sé lo que siento. Y no habrá nadie ni nada que me haga cambiar de opinión.

Me separo de ella para finalmente encontrarme con sus preciosos ojos azules, y luego de volver a regalarle una sonrisa, pego mi frente a la suya. 

—No me puedo creer que ya estemos casados —murmura. 

—Yo tampoco. Te amo, mi hermosa esposa. 

Le seco las lágrimas que empapan algunas partes de sus mejillas y me da un beso en la mano en pleno acto. Miramos a los demás y vemos cómo todos nos aplauden con euforia. Key pasa por mi lado para dirigirse a la mesa donde yace la computadora y pone algo de música para alegrar más el ambiente. 

Tomo de la mano a Brisa, y la mamá y el padre de Stef empiezan a tirarnos a los recién casados arroz junto con la madre de Brisa y la mía. 

Escucho a Brisa reírse y automáticamente pienso que tiene la risa más bonita del mundo. Es una combinación de inocencia y ternura. 

—¡Felicidades! —dice mi madre y nos tira más arroz. Definitivamente después tendremos que barrer muchísimo. 

—¡No me lo puedo creer, lo juro! —exclama Brisa mientras se aferra a mi brazo. 

—¡Qué emoción! —grita Stef con una voz super aguda, ocasionando que me aturda con tanto ruido. 

Brisa toma a Emma de su coche y le empieza a repartir besos por todos lados mientras mi hija ríe. Se acerca a mí y le doy un beso a mi bebé. 

Isaac toma a Kendall del coche. 

—¡Vamos, colóquense juntos que les haré una foto! —exclama Elsa con la cámara en manos. 

—¡Sí, yo también quiero capturar el momento! —dice mi madre—. Voy por mi cámara, vuelvo enseguida. Espérenme —sale con rapidez de la sala. 

Stef, Isaac, Brisa y yo nos ponemos en posición para la foto. Mi cuñado sostiene a Kendall y mi esposa a Emma. 

«Mi esposa.»

Siempre Serás Tú #D2Where stories live. Discover now