Capítulo ochenta y nueve

3.9K 357 87
                                    

Gastón:

Hago mi mejor esfuerzo para sonreírle.

—Hola.

—Hola —saluda Stef—. Siento molestarte —me abraza.

Le correspondo.

—No eres ninguna molestia.

—Aproveché y salí un ratito del trabajo. Sé que fuiste a ver a Brisa para pedirle un favor. Me lo ha contado.

Acaricia mi espalda con suavidad.

—Sí...

—Para cuando me enteré ya no estabas. Te habías ido hacía unos veinte minutos, según ella. Quería hablarte de algo. Además de saludarte, claro.

—¿Pasó alguna cosa? —inquiero.

—Sí, algo así.

—¿Qué es? —nos separamos.

—¿Puedo pasar? —me pregunta, mirando hacia el interior de mi departamento.

Le abro paso después de asentir.

—Vaya, se parece mucho al otro depa —comenta, escaneando la casa.

—Bastante. Siéntate en el sofá. ¿Quieres que te sirva algo?

Niega.

—No, estoy bien.

Tomo asiento junto a ella.

—¿Cómo estás, Stef? No sabía que ya habías vuelto. Pensé que llegarías a la noche.

—No, salí antes. Y bien, el viaje estuvo bueno. Lo necesitaba. Ya sabes, el estar con la familia... Me hizo bien.

—¿Y Kendall dónde está? ¿Cómo se encuentra?

—Con la mamá de Brisa. También está bien.

—Ah. Bueno, me alegro de que estén bien.

—Me enteré de lo que pasó. ¿Cómo estás tú? Sé que es una pregunta muy boba dada a que la respuesta es bastante obvia, pero me gustaría saberlo de todas formas.

—Me siento pésimo. No me saco de la cabeza todo lo que me dijo anoche —suelto un suspiro. El nudito empieza a aparecer pero intento ser fuerte y no quebrarme. No me sentiría cómodo llorando frente a Stefanía. Le tengo confianza, pero de todas formas, se me hace algo incómodo.

—Es lamentable, la verdad. Me da mucha bronca e impotencia. No te das una idea de cómo reaccioné cuando me dijo que te echó. La quise matar. Inclusive empecé a gritarle.

Agacho la cabeza.

Los recuerdos vuelven a mí, pero intento ignorar todo lo malo y concentrarme en Stefanía. Aunque es lo mismo que la nada. Estamos manteniendo una conversación que me recuerda a ella...

—Duele mucho —confieso, en un leve asentimiento.

—Lo sé, me lo puedo imaginar.

—¿Ella ya te lo ha contado todo, Stef? ¿Con lujos de detalles?

—Sí. Todo. Hasta lo de tu arrebato.

—No podía controlarlo en el momento, y si soy cien por ciento sincero, necesitaba descargar la tensión que tenía —me excuso—, pero sé que estuvo mal golpear la pared. Me arrepiento.

—Lo sé. Pero no te sientas culpable, no le pegaste a ninguna persona, así que está todo bien.

Asiento. ¿Qué hubiese pasado si le pegaba a ella? Creo que yo mismo me mataría de haberlo echo. Antes de levantarle una mano a Brisa prefiero cortarme las pelotas.

Siempre Serás Tú #D2Where stories live. Discover now