Capítulo cuarenta y cuatro

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Dedicado a: dejarsi

Gastón:

—Quiero irme a casa, Gastón. ¿Me llevas? Por favor —pide. 

La miro a los ojos y asiento. Está aún más pálida que antes. Su mirada se nota cansada, sus parpados parecen pesarle mucho, tiene ojeras y según lo que me ha comentado, se siente mareada y con muchas nauseas. 

Miro la hora de mi celular y lo dejo sobre la mesita de centro de la sala. 

—Es tarde, amor. ¿Segura de que no quieres que vayamos por la mañana? Podría llevarte temprano si quieres, pero ahora ya es bastante tarde, ¿qué opinas?

Niega con la cabeza y me lo deja en claro.

—No, me quiero ir ahora. Allí estoy más cómoda y, además, he dejado solo a Toby. Tengo miedo de que le haya pasado algo. Prefiero ir al departamento para ver que esté bien y poder meterme en mi cama. Será mejor. 

Vuelvo a asentir. 

—Está bien, déjame  cambiarme y que busque algo de ropa para mañana y vamos para allá. Si te sientes más cómoda allí, entonces cumpliré tu pedido. Quiero hacer todo lo posible para que puedas sentirte mejor y más tranquila.

—¿Qué? ¿Vas a quedarte a dormir en casa? —pregunta. 

—Obvio que sí —digo obvio—. Ya volvimos a estar juntos, Brisa. Me regreso a vivir contigo y Emma. 

—Te faltó mencionar a Toby —me dice y formo una sonrisa. 

—Y Toby, claro. Además, con lo que recibimos hace un rato me da miedo que te quedes un minuto sola. Y por supuesto, tengo que cuidarte porque no te sientes bien. Me necesitas.

—Gracias, Gastón, de verdad. Tu presencia es lo único que estoy necesitando. Te quiero.

Le regalo una cálida sonrisa. 

Me acerco a ella y le beso en la mejilla derecha. 

—Y yo te amo —formulo contra su piel y acuno su otra mejilla con mi mano—. Termino de cambiarme, busco ropa rápido y vamos —aviso—, pero primero te sirvo agua, necesitas beber algo para sentirte mejor. 

—¿No quieres sacar toda la ropa y ya? —inquiere cuando me voy a la cocina.

—No. —Tomo un vaso de la alacena y abro el refrigerador. Saco una botella de agua y sirvo un poco de su contenido en la pieza de vidrio transparente—. Ya he desempacado todo lo que me llevé del depa, así que si empiezo a sacar todo de los cajones tardaré mucho. Lo busco mañana en la tarde —explico, levantando la voz para que me oiga. Voy hasta la sala y mi novia sigue sentada en el sofá, con la misma mirada de perdida. 

Pobrecita. Se la ve tan tierna de esa manera. Me dan ganas de comérmela a besos.

Le tiendo el vaso y ella lo toma, seguido de escanear mi rostro con sus ojos. 

—Gracias —sonríe en forma de agradecimiento. 

Empieza a beber. 

—Me siento muy mal, las nauseas siguen y siguen —confiesa cuando deja de tomar.

—¿Quieres que te lleve al hospital? —sugiero. 

—No, amor. ¿Para qué me llevarías? No me dirán nada que no sé. Son nauseas por embarazo. 

—Sí, pero no te sientes bien... deberían revisarte. 

—No, Gastón, el ir hasta el hospital y esperar que me atiendan será otro dolor de cabeza más. 

Siempre Serás Tú #D2Where stories live. Discover now