Capítulo setenta y nueve

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Brisa:

—No... —niego con la cabeza, y me levanto de la cama con rapidez. Llevo mis manos a mi cabeza y Stefanía me abraza—. Él no. Él no. 

Mi chiquito, no. Mi chiquito, no.

—No, no, no. No te hagas la cabeza —se apresura a decir—, que yo no te he dicho que me refería a Gastón. 

—Dijiste "está muerto" —replico, secándome las lágrimas. 

—Sí, la persona que fue hallada, pero no era él. 

El alivio se vuelve parte de mi cuerpo, pero la presión sigue haciéndose presente. En cuanto escuché a Stef decirme que había alguien muerto me dio una sensación tan fea en el estómago y un vacío desgarrador y tremendo que podía presenciar cómo se manifestaba el dolor emocional en dolor físico, y ahora la presión se vuelve más fuerte cuando me doy cuanta de que aún no se sabe de nada de mi esposo. 

—¿Y tú cómo sabes eso? —Me acaricia la espalda. 

—Porque tu padre me ha marcado. Dijo que fue a la búsqueda que se hizo en el río, y encontraron a éste chico ahogado en vez de a Gastón. Dicen que en el río no había nadie más que ese muchacho. Llevaba un largo tiempo muerto. 

Pobre. Quizás su muerte tuvo algo que ver con un suicidio. Espero esté en paz.

—¿Qué hora es? —inquiero—. ¿La búsqueda ha empezado antes?

—Son casi las doce del mediodía. 

—¿Qué? ¿Me estás jodiendo? Pareció que sólo pasaron minutos desde que me acosté. Hasta me puse la alarma. O creo que no lo hice... —medito segundos después—. ¿La búsqueda continúa? 

Me pongo los zapatos negros y me subo la cremallera trasera de mi vestido. 

—¿Qué crees que haces?

—Quiero ir al río. Siento que algo tengo que hacer. Y recuerda que dijiste que me llevarías a recorrer la cuidad para intentar hallarlo. 

Asiente. 

—Sí, y lo haré. Pero, respondiéndote la pregunta que me hiciste, debes saber que la búsqueda ha finalizado. 

—¿Cómo que ha finalizado? 

—Seguirán más tarde. La policía llamó. 

—Es una persona la que está desaparecida, no un objeto que puede esperar todo el tiempo del mundo. 

—Sabes cómo son las cosas. Tienen que cuidar a más personas, y no es sólo Gastón el que tiene problemas. 

—Me voy a ir a quejar. 

—No vas a conseguir nada —avisa. Ya sé que no. Tiene razón, pero no puedo quedarme con los brazos cruzados y sentarme a esperar que haya alguna noticia. Gastón tiene que aparecer sí o sí hoy. Ni mañana, ni pasado, ni la semana que viene. Hoy. 

Me vuelvo a sentar en la cama y me largo a llorar. 

—No puedo, Stef. No puedo... No puedo soportar que no esté conmigo. Yo lo necesito mucho. No puedo sin él. Necesito saber de Gastón sí o sí. La incertidumbre me está matando, me consume la poca energía que aún me queda. Y dentro de nada me voy a quedar en cero. Yo quiero que sigan con la investigación, pero por una parte me da miedo que lo hagan y después golpeen la puerta para avisarme que su cuerpo apareció sin vida en el río. 

—Nunca me dijiste qué es lo que piensas. ¿Crees que está vivo o no? —Se sienta y me vuelve a abrazar. 

—No lo sé... Tengo esperanzas de que sí, pero... —suspiro—, no sé.

Siempre Serás Tú #D2Where stories live. Discover now