Capítulo diecinueve

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Este capítulo es dedicado a los siguientes usuarios ❤: 

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Brisa: 

—¿Qué...? 

Le miro con lágrimas en los ojos y me pregunto a mí misma si lo que he escuchado es verdad. ¿Me ha dicho que soy insoportable? 

¿Qué está pasando con él? Él no es así, o mejor dicho; él no era así. 

—¿Qué has dicho? —le pregunto en un leve susurro.

Su expresión de enojo se suaviza cuando ve que por mis mejillas ruedan las lágrimas que intentaba retener. Mi labio inferior tiembla y me contengo por no largarme a llorar con fuerza. Yo entiendo que a veces sea algo loca y un poco insoportable, es más, hasta hay veces en las que ni siquiera yo me aguanto. Pero oírlo de él es... doloroso e hiriente. 

Le oigo soltar un suspiro. 

—Yo... —comienza a decir—. De verdad lo siento, no quise decirte eso... —lleva su mano a mi regazo pero de inmediato le aparto. No le será tan fácil solucionar esto tan sólo con un simple lo siento.

«Idiota.»

Aparto la mirada y me recuesto nuevamente en la ventanilla del auto. Cierro mis ojos y me dispongo a intentar que el nudo que tengo estancado en mi garganta desaparezca. Por desgracia, las palabras de Gastón se repiten en mi mente una y otra y otra vez, por lo que lo único que logro es que el nudo crezca todavía más. No sé cuánto más podré aguantar las ganas de llorar. 

—Brisa... —Siento su mano en mi regazo, lo que provoca que mis parpados se abran y que aparte su mano de mi piel. 

—Ahora no, Gastón —le digo con la voz rota—. No quiero que me hables, sólo quiero que busquemos a Emma y que vayamos a casa —le pido mientras me acomodo en el asiento para volver a mi posición anterior. 

—No quise decirte eso... —dice, y maldigo en mi interior. Le acabo de decir que no quiero que me hable, ¡y lo sigue haciendo! ¿Acaso no ha entendido lo que acabo de pedirle? 

—Te acabo de pedir que no me hables —digo en un tono frío y seco, sin siquiera mirarle.

Se queda callado y un repentino sentimiento de culpa aparece en mi cuerpo. No debería ser yo la que se sienta mal, él fue quien me ha dicho algo bastante feo. Puede que parezca una estupidez, sí, pero es feo y difícil de escucharle decir a la persona que amas que a veces eres insoportable. Quiero pedirle perdón por hablarle de una manera tan seca y distante pero no lo hago. No he hecho nada malo como para ser la que debe de disculparse. 

En el viaje al departamento de Stef, el silencio que inunda el auto es demasiado incómodo. Varias veces he sentido su mirada puesta en mí, pero he ignorado cada una de ellas.

 Voy tan sumida en mis pensamientos que ni siquiera me doy cuenta cuando llegamos al edificio. Me miro en el espejo de afuera del coche y logro observar que se nota que he estado llorando. No quiero que mi mejor amiga ni que mi hermano me vean así, quiero ahorrarme preguntas, por lo cual, por más que no quiera hacerlo, me giro hacia Gastón. 

—¿Podrías subir a buscarla tú? —Sus ojos inspeccionan mi rostro por cortos segundos y asiente. Le miro y no puedo evitar sentirme aún peor por lo que me ha dicho.  
Le observo bajar del coche y rodear el mismo para caminar hacia la entrada del edificio. Mientras espero a que Gastón vuelva, me concentro en observar cómo las gotas de lluvia se deslizan por el cristal de la ventanilla. 

Siempre Serás Tú #D2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora