Capítulo ochenta y dos

3.5K 326 43
                                    

Brisa:

Su mirada pacífica, débil y somnolienta penetra la mía. Espera a que le responda algo bonito, un «prometo que jamás de dejaré», pero a éstas alturas del partido, con las cosas que están pasando y con la amenaza que tengo, no puedo decirle lo que él espera oír. No quiero tener que mentirle en la cara. Aunque tampoco puedo decirle que no se lo prometo porque eso sería algo cruel y no quiero lastimar a Gastón emocionalmente. Ya tiene mucho dolor físico como para que le agregue otro peso más. El dolor emocional es el que más perdura en el tiempo y el que más se sufre. 

Sus cejas se fruncen con los segundos, y es cuando me doy cuenta de que me estoy demorando mucho en responder. Me toma de la mano con ternura, y siento un pinchazo en el corazón. 

Le voy a romper el corazón si le digo que no prometo eso, y sé que también lo haré cuando dentro de una semana le pida que nos separemos por "un tiempo", pero es preferible hacerlo después en vez de ahora. Quizás esto me convierte en inmadura, en una cobarde pero, como ya dije, sólo no quiero lastimarlo. Ya bastante tiene, y ahora me necesita mucho después de todo lo que pasó. No deseo tener que armar distancia entre nosotros cuando es un momento complicado. 

—Bri... —musita, y era exactamente éso lo que me faltaba para salir de mi sumisión. 

—¿Sí? —inquiero. 

—¿Estás bien?

«No tanto.»

—Sí —miento, y me rasco la nariz. 

Gastón emite un leve apretón en mi mano.

—¿Segura? No pareces muy convencida. 

«Si supieras...» 

—Eh..., no. No —contesto con fingida firmeza—. No me pasa nada de nada, solamente estaba pensando en algo. 

—¿En la pregunta que te he hecho?

—Sí, pero más en cómo estás físicamente. Estoy un poco descolocada con todo esto todavía. 

—Ah. 

Le sonrío falsamente. Cómo detesto tener que mentirle a él. 

—¿Cuál es tu respuesta?

¿Por qué me haces esto, mi amor? ¿Por qué justo ahora? ¿Por qué cuando no falta mucho para que te diga que te vayas de la casa? 

—¿Mi respuesta? —me hago la tonta. 

—¿Prometes que siempre estarás conmigo?

—Creo que eso quedó claro cuando te dí el sí la otra noche. 

—Quiero volver a oírte decirlo. 

Suspiro y mentalmente me golpeo con un bate de béisbol en la cara.

Mierda.

—Lo prometo —formulo, y entonces veo que Gastón emboza una de las sonrisas más bonitas que he visto. Porque él tiene la sonrisa más linda de todas. Lo he dicho antes, ¿verdad? 

La respuesta parece llenarlo por completo. Veo en sus ojos que se siente más relajado, más calmado después de la tormenta que tuvo que atravesar. Me mata esto de mentirle directo a los ojos. Si él supiera cuál es la verdadera respuesta estaría enfadadísimo conmigo, y ahora que lo pienso, ¿cómo es que se va a poner cuando le diga que no quiero estar con él? ¿Se va a enfadar tanto que no va a perdonarme jamás? ¿Me va a decir cosas feas hasta hacerme llorar y hacerme sentir más culpable de lo que me siento ahora que aún no he abierto la boca? ¿Va a derramar lágrimas y a derrumbar su mundo en frente mío para destruirme a mí también? 

Siempre Serás Tú #D2Where stories live. Discover now