Capítulo treinta y ocho

6.6K 647 170
                                    

Gastón:

De camino al departamento conduzco con demasiada lentitud, mientras ruego para no tener que encontrarme con ningún control de alcoholemia. 

Eso sería lo único que me falta. Sólo quiero llegar a casa y acostarme a dormir.

Me siento un poquito mareado y una pequeña sensación de pesadez invade mi cuerpo completo. No estoy borracho, pero estoy seguro de que si hubiese tomado un par de copas más, en este instante, ni siquiera podría estar conduciendo. Hasta creo que tampoco estaría de pie. 

Cometí la pequeña estupidez de ir a la barra a beber dos tragos más de ese líquido misterioso que Shawn, el barman, me sirvió. Sentí la necesidad de ir a tomar un poco más luego de haber tenido esa estresante conversación con la arruina relaciones de Tiffany. 

Además de estar mareado y de sentir mi cuerpo pesado, me siento muy enfadado, impotente, hasta con ganas de romper todo lo que se me cruce. 

—¡Suéltame! —pide ella.

—No, no pienso soltarte. Tú sólo camina hasta la salida sin quejarte; tenemos que hablar de un par de cosas. 

—¿De qué quieres hablar? Yo... —Corto de inmediato sus palabras. 

 —¡Sabes de qué quiero hablarte, así que no te hagas!

—He  venido a bailar con mis amigas, no a tener una conversación contigo, así que si me disculpas, quiero volver a la pista —dice, e intenta zafarse de mi agarre para dar la vuelta. Mi agarre se intensifica un poco más, pero no lo suficiente como para hacerle daño. 

No va a escaparse. 

Cuando casi llegamos hacia afuera, le digo en su oído que no haga ningún tipo de escándalo ya que sólo quiero conversar con ella. Además, ella se lo buscó. Llegamos hacia la salida y la llevo detrás de un callejón. 

«Parezco un asesino.»

Tienes que arreglar lo que provocaste. Has echado todo a la mierda en mi relación, y ahora necesito que la arregles. 

—¿Ah, sí? ¿Qué quieres que haga? —me pregunta sarcásticamente y siento que comienzo a desesperarme un poco. 

Déjate de sarcasmo, Tiffany. Esto es en serio. 

Dices que yo he echado tu relación a la mierda, y sí, en parte tienes razón pero, ¡cariño!, tú también has tenido la culpa. 

Tiffany...

—Me gustabas, Gastón. Seguía muy atraída hacia ti, hasta que me dí cuenta que no tenía otra posibilidad contigo. Lo que pasó ése día en tu departamento no fue intencionalmente, de verdad no tenía la intención de que ella nos viera de esa forma. Te comento esto porque estoy segura de que ahora debes de pensar que yo ese día tenía planeado ir a tu casa con la excusa de que pasaba por allí y que quería subir hasta tu piso a saludarte, pero no, de veras fui a eso; no era sólo una excusa. Sólo que cuando me recordaste que ella estaba trabajando en ese momento y que únicamente estabas con tu hija, se me aparecieron de repente en la mente todas las veces en las cuales sentía que tú me mirabas de otra forma cuando filmábamos las escenas en nuestra última película juntos —vuelvo a interrumpirle. 

Se llama actuar, Tiffany. ¡Se llama actuar!

¡Lo sé! Sólo es que en su momento pensaba e imaginaba que aún sentías algo por mí, Gastón. 

Pues pensaste e imaginaste muy mal. 

—Ese día recordaba todo lo que habíamos pasado juntos —continúa con su explicación—, recordaba la manera en cómo hablábamos, simplemente se me vinieron muchísimas cosas a la cabeza, muchísimas cosas con respecto a ambos y me confundí de tal manera que me tiré encima de ti. 

Siempre Serás Tú #D2Where stories live. Discover now