Marzo 21, primavera.
Los príncipes y el soldado sombra aparecieron justo en medio de una pelea. Fuego y escombro por todos lados mientras una lluvia torrencial aun seguía cayendo con fuerza en medio de la oscuridad, aunque poco a poco comenzaba a esclarecerse. Había trascurrido casi toda la noche la guerra, los truenos y rayos aun seguían cubriendo el cielo. Victoria vio a todo mundo corriendo hacia el lago, sintió un tirón y escucho el grito de alguien a lo lejos anunciando una bomba.
Algo estallo cerca de ellos que los aventó hacia atrás cayendo en medio del lago de aguas frías, Victoria nado dando brazadas con fuerza hasta la otra orilla del lago, salió apresurada del agua y comenzó a buscar a su príncipe mientras una de las torres del castillo se venía abajo con un estruendoso ruido. Su desesperación comenzaba a crecer cuando veía a todos salir del lago y correr hacia los muros del norte, mientras que una lluvia de flechas cubría el cielo.
Algunos soldados fueron cayendo uno a uno atrapados por las flechas, Victoria se cubrió con el fuego, pero sus nervios no le permitían contentarse no hasta que vio a Nathan y a André saliendo entre tropezones del agua, ayudándose entre sí. Victoria sintió que el alma volvía a su cuerpo y corrió a abrazar a su príncipe, aun seguían en medio de los ataques así que fueron a resguardarse cerca de los arboles.
— ¿Estás bien? —pregunto ella.
— Si, tranquila.... témenos que irnos.
— ¿Cuál es el plan? —pregunto Nathan.
— ¿A quién dejaste cuidando a mi madre y a las demás? —pregunto el príncipe.
— Descuiden, las deje con mi hermana, Lauren la conoce, ella y Bastian nos enviaron al Inframundo —explico el chico—. Cuando llegamos con Lilit solo estaban ellas tres en la cueva, se nos hizo extraño.
— Los demás se fueron —susurro Victoria para sí misma—. Lilit ya no está, pero aun queda Dominic.
— Dudo mucho que se deje ver ahora —dijo André antes de volver a escuchar mas gritos y una segunda exposición, pero esta vez simular a un obús—. ¿Qué rayos fue eso?
— Una sombra hizo eso —Nathan miro hacia arriba, viendo los colores verdes y azules—. ¿Qué querrá decir?
Todo mundo se quedo expectante por aquello, pues los obús solo tenían la función de hacerse notar, no tenían otra función en especial más que esa. Victoria llevo a André, quien aun sufría un poco por su pierna, y a Nathan un poco más adentro entre los árboles.
Un segundo y tercer obús estallaron e inmediatamente humo negro comenzó a salir del castillo y de los alrededores. La oscuridad no permitía dejar ver con claridad, pero Nathan estaba seguro que los demonios se estaban retirando. Desconcertados caminaron entre los árboles, yendo con los demás hacia el norte, que era de donde provenían las explosiones. Ahí encontraron a el hombre extraño que había provocado los rayos y estaba levantando varios obús en el cielo.
Nadie entendía por qué motivo hasta que aparecieron los tres West, junto con los siete arcángeles, Eugene, Amelia, Lauren y tres de los cinco reyes aliados (el de los lobos, los guardianes y las ninfas).
— ¿Qué está pasando? —pregunto Nathan en voz baja.
— Un alto al fuego —dijo alguien a su lado, era un hada quien lucía cansada y con sangre y lodo por todos lados.
Los príncipes se miraron entre sí, no comprendía nada. Era obvio que habían dado un alto al fuego, los demonios e híbridos se habían marchado, por ahora, pero no entendían el porqué.
La lluvia comenzó a aligerarse y un extraño ruido comenzó a escucharse, Victoria levanto la mirada al cielo y vio que una extraña bruma cubría al castillo, similar a la que vio por primera vez después de escapar de la casa de seguridad de la reina Amelia. Estaban protegiendo el castillo Vampir con hechizos de protección, después de que absolutamente todos los aliados se encontraban adentro.
Los murmullos se hicieron presentes, preguntándose si habían ganado la guerra. Mikhail, rey de los licántropos, al igual que Priscob rey de los guardianes y Faylinn reina de las hadas, se acercaron a los tres West y comenzaron a hablar un poco; los príncipes caminaron entre la multitud hasta llegar con ellos, Spector fue quien tomo la palabra.
— ¡La reina del Inframundo... a muerto! —el grito de júbilo se escucho en todo el reino Vampir, la sombra espero a que todo mundo volviera a guardar silencio para volver a hablar—. ¡Lilit ha muerto, pero aun nos queda un enemigo más! ¡Dominic Saadi tiene un plan, pero esperara a que el sol que está por salir vuelva a ocultarse!
— ¿Qué? —un escalofrió recorrió el cuerpo de Victoria, dejo al príncipe y abriéndose paso a empujones llego hasta donde estaba Elian, tratando de tranquilizar a Eugene—. ¿Dónde está mi hija?
— Saadi la tiene —dijo alguien a sus espaldas, Victoria se volteo y vio a Esmerald abrazando a Ilea, ambas con golpes y heridas sangrando—. Lo siento.
— No...
— Iván trato de protegerla —era la primera vez que Esmerald se mostraba frágil y envuelta en un profundo miedo—. Lo siento.
***
El castillo apenas se sostenía después de la gran pelea, los aliados habían recuperado el castillo, así que después de la explosión de los obús la mayoría entro para ser atendidos por sus heridas, los demás buscaban a los cuerpos de aquellos seres que lucharon hasta morir y los acomodaban en uno de los jardines tratando de identificarlos.
Los líderes de los reinos o sus representantes se adentraron hasta llegar al salón del Ministerio. Se dio el amanecer y aun seguían discutiendo por como atrapar a Dominic, quien, según Esmerald, tenía como rehenes a Iván y Mila.
Los príncipes, André y Victoria, estaban a punto de la histeria, en especial ella que su control a cada minuto era arrancado de sus manos. Trataba de respirar, cerrando sus ojos y trayendo pensamientos positivos a su mente, pero nada daba resultado, mucho menos cuando estaba escuchando las opciones de posibles planes para atacar al mago oscuro. Al final se escucho un golpe en la mesa, Victoria abrió sus ojos y miro a Spector, quien hacia callar a todos los presentes.
— Es que no lo entienden —dijo molesto—. Dominic no es como Lilit; la desesperación de venganza de la reina la hizo confiar en Victoria y ser traicionada. Pero Dominic Saadi ha esperado por casi un siglo esperando la venganza.
— Se parece a ti —Victoria se pone de pie y se acerca a una pequeña ventana, dándose cuenta que el primer sol de primavera ya estaba en todo lo alto—. Está esperando a que anochezca, es obvio. Y así poder atacarme y matar al príncipe.
— Encontraremos una solución —dijo Elian acercándose a ella.
— Sabes que no hay una —susurro la chica.
— ¿Cómo sabemos que aun esta en territorio Vampir? —pregunto Priscob, rey de los guardianes.
— Los vampiros habían recuperado hace días los portales del reino —contesta Amelia, después de haberse mantenido en silencio—. Dreagan había dado órdenes de recuperarlos, además no hay indicios de que haya logrado salir, el valle también está custodiado. Aun sigue en los Cárpatos.
— Usemos a la chica como carnada —propone Faylinn.
— Eso te encantaría, ¿no es así? —Eugene se dirige al hada y enarca una ceja, ahora estaba mucho más tranquila, pero claramente se veía que estaba controlándose antes de abalanzarse a la reina de las hadas.
— No funcionara —espeta Bastian—. Dominic está esperando el final del día, nada lo hará amedrentarlo, ha esperado mucho tiempo, que tanto son diez u once horas más.
— ¿Qué tanto conoce el mago este reino? —pregunta Mikhail, rey licántropo.
— Él nunca llego a venir a este reino —contesta André algo incomodo—. Solo sus padres y sus dos hermanas llegaron a venir a las fiestas que se realizaban aquí.
— Bien, tenemos eso a nuestro favor —dice uno de los arcángeles y comienza a pasearse por todo el salón—. Aunque aún tiene un gran ejército, pero no más grande que el de nosotros. Los vampiros tienen sus drones, ¿no es así? —enarca una ceja y André asiente—. Bien, utilicemos algunos para peinar todo el lugar, es mucho más seguro que hacer nubes sibĭlis y tratar de encontrarlos además evitaríamos ponernos en peligro.
— Propongo también utilizar los túneles —sugiere el arcángel Miguel, después de permanecer en segundo plano culpándose por no haber protegido a Mila siendo su wardjan—. Abarcan varios kilómetros, ¿no?
— ¿Cómo los encontraremos por debajo? —pregunta Amelia.
— Utilizando hechizos —contesta Merlín—. Aunque también se me ocurre... —el anciano se gira en su silla de madera y mira a Victoria—. Bebiste de Dominic, ¿verdad?
— Un poco —dice ella en susurros.
— ¿Hace cuanto?
— Probablemente, hace un mes y medio... —todos comienza a captar la sugerencia del mago Merlín.
— Puede que en tu sistema aun haya un rastro de su sangre —explica el mago—. Podrías localizarlo al igual que a Mila, los vampiros tienen esa capacidad.
— No es tan fácil —se apresura a decir André—. Toma años dominar eso, solo podemos sentir los sentimientos... localizar a otro es mucho más difícil, lleva tiempo y energía, y eso es solo entre vampiros, localizar a un mago oscuros podría traer muchos problemas...
— Lo haré —dice Victoria, su príncipe niega pero ambos saben que no hay de otra—. Haré lo que sea por Mila e Iván. Lo que sea.