Capítulo 4

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Luego de que Anna y Dorian revisaron a conciencia a Norah, le dieron el alta

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Luego de que Anna y Dorian revisaron a conciencia a Norah, le dieron el alta. La sangre que había perdido al cortarse con aquel vidrio no fue tan grave como para hacerle algún tipo de transfusión de la 'cosecha'. Aquella palabra hizo a Norah abrir los ojos tan grandes, mirando a los doctores vampiro en busca de una explicación a aquella palabra tan escandalosa. Dorian y Anna simplemente fingieron que nada ocurría, aunque si se percataron de la expresión de la chica.

«¿Ordeñan a los humanos para obtener la sangre, tal y como los humanos ordeñan a las vacas para consumir su leche?»

Norah desecho esos pensamientos y volvió a concentrarse en los doctores. Dorian le dio una pequeña cajita de plástico con dos pastillas, eran para el dolor y ella podía tomarlas en caso de sentirlo en su mano, de lo contrario no lo haría, solo tenía que asegurarse de limpiar bien la herida al final del día. Pues según Anna, la medicina que le habían proporcionado provenía del Reino de La Magia y para el día siguiente su herida desaparecería, sin dejar rastros de una cicatriz. Norah no se sorprendió tanto, pues ya se había acostumbrado a tomar esas extrañas pociones que en cuestión de minutos le quitaban sus malestares cada vez que se enfermaba de gripa o la comida la constipaba.

Una vez que Norah asintió a todas las indicaciones, Anna le entrego su ropa y corrió las cortinas sobre el armazón arriba de su cama para que pudiese cambiarse. Cuando estuvo lista, Godric y Stefan ya la esperaban para escoltarla hasta su Torre y en todo el camino su cerebro comenzó a trabajar a marchas forzadas, pensando en lo que había ocurrido la tarde anterior. Pues por primera vez en los dos años que había estado secuestrada en el castillo nunca entro en una crisis de agresividad como la que había tenido. Nunca había insultado a los reyes, o al menos nunca se los había gritado quedándose solo en sus pensamientos. Aquello la hizo estremecerse, pues tal vez el rey Dreagan estaría pensando en las muertes más dolorosas para ella y sus guardias estaban mortalmente serios como para atreverse a preguntarles algo.

Al llegar a su habitación, entro en el más absoluto silencio para encontrarse con algo horroroso y lúgubre. Su torre había sido transformada a una prisión, pues la ventana estaba cubierta por una extraña protección de acero y había barrotes en el interior, no dudaba que también los hubiera en el exterior. Aunque eso no era todo, su cama tenía solo una manta cubriendo el colchón, una cobija gruesa doblada y una almohada. Los buros junto con las mesitas de noche y las lámparas habían desaparecido, de su escritorio solo quedaba una mesa de plástico, sin cajones y una silla también de plástico.

Por otro lado, el closet no tenía puertas, solo eran maderas bien empotradas creando espacios donde estaba ahí su ropa. Por último, Norah camino hacia el baño encontrándose con que nada ahí había cambiado, sus cosas de aseo personal aún estaban en su lugar, solo habían retirado el espejo y la pequeña ventana de ahí también tenía la protección de acero y los barrotes. Rápidamente salió del baño, yendo hacia su puerta para preguntar a sus guardias.

My Immortal (Fény 1#)   |   EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora