Había una vez una joven encerrada en un castillo, todos ustedes pensaran que algún príncipe valiente iría a rescatarla, pero no es así. Por mucho tiempo estuvo cautiva en ese hermoso castillo, pues le era útil al rey, solo que... había más de un mot...
La noche había caído demasiado rápido, los hermanos West recorrieron medio pueblo hasta llegar a los jardines traseros de la gran mansión, en la cual reside la Matriarca y todos los Roselin. Ahí estaban las dos únicas entradas y salidas hacia los túneles. Ni Spector o Elian sabían que más había ahí, solo habían conocido el enorme hospital donde los atendieron apenas y llegaron.
Bastian comenzó a apresurarlos y llegaron a la entrada más alejada de la mansión, ambas entradas estaban custodiadas por soldados sombra las veinticuatro horas del día los siete días de la semana, pero el mayor de los West tenía un plan. Justo allí, estaba Thomas, acurrucado en una de las esquinas de la puerta soportando el frio invernal que caracterizaba ese lugar. Al ver a su padre y sus tíos se puso de pie.
— ¿Dónde está tu madre? —pregunto Bastian.
— Ha decidido colaborar con esto, convoco a una junta de último momento y esta con todo el Consejo Sombra —explico Thomas—. Además le dijo a Faarees, que yo lo cubriría en su guardia.
— Faarees es un guerrero —aclaro Bastian—. Y es miembro del consejo.
Elian se sentía extraño, desde hace algunos minutos que se sentía un extraño vacio en el estomago. Se giro, mirando hacia el sur donde estaba la casa donde en estos momentos imploraba a todos los dioses habidos y por haber para que sus hijos no hicieran alguna locura. Suficiente habían tenido cuando se encontraron en un bosque en llamas.
— Ellos están bien —le dijo su hermano mayor—. Además los soldados que los están cuidando tienen toda mi confianza.
— Me preocupa Victoria.
— Enfócate, Elian. Ellos están bien.
El pequeño del los West no sabía cómo, pero confiaba en Bastian, así como confió inmediatamente en Spector cuando le conto sus verdaderas intenciones. Aun así, se sentía inquieto, era un extraño sentimiento de sus hijos corriendo peligro, pero aquí no los dañaría nadie, pues tenían la protección del jefe del ejército de las sombras, su hermano. Olvidándose por un momento de los mellizos, Elian tomo una profunda respiración y miro a sus hermanos, asintiendo con la cabeza para decir que estaba listo.
Los tres hermanos entraron en el túnel, Thomas haría guardia y los esperaría para dejarlos salir cuando fuera el momento. El túnel estaba en esos momentos oscuro, así que con cuidado descendieron por unas escaleras demasiado traicioneras, en forma de caracol. Spector iba diciendo maldiciones entre dientes cada vez que tropezaba con los escalones, Elian se las aguanto, el que parecía perfecto era Bastian, pues conocía el lugar como la palma de su mano.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
