Capítulo 63

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            Estando en esta maldita cueva pierdo la noción del tiempo, realmente no sé si es de día o de noche, me la he pasado en la cama pensando mis posibles formas de escape, pero terminare empeorando todo. Alzo la mirada al escuchar que alguien abre de forma brusca la puerta, Esmerald entra con su cara de arpía satisfecha y deja la bandeja con comida sobre la cama, se burla de mí haciendo una reverencia y vuelve a irse.

Temo que el dolor regrese, incluso por cualquier cosa como cuando no comía y el dolor se manifestaba en mi estomago. Antes de comer, cierro los ojos y hago mis ejercicios de respiración para controlarme. Tomo la bandeja y la pongo sobre mis piernas, es agradable comer sola y no recibir esas incomodas miradas, al terminar dejo la bandeja al pie de la cama, tomo la ropa limpia que Spector me trajo hace horas y me cambio. La sangre seca aun está en mi ropa, pero no me apetecía hablar con nadie y pedir un cambio.

Lo dejo estar y me cambio el pantalón, después me quito con lentitud la blusa para no lastimar mi espalda adolorida y antes de poder terminar la puerta se abre, con brusquedad me pongo la blusa y cierro los ojos ante el dolor.

            Lo dejo estar y me cambio el pantalón, después me quito con lentitud la blusa para no lastimar mi espalda adolorida y antes de poder terminar la puerta se abre, con brusquedad me pongo la blusa y cierro los ojos ante el dolor

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— ¿Pero qué...? —me giro y veo al príncipe de hielo—. Tu espalda.

— Esta bien, ¿qué quieres?

— Déjame ver tu espalda —se acerca a mí.

— Ni se te ocurra.

— Esas heridas no te las hiciste hoy, Norah.

— Victoria.

— Como sea, déjame ver.

— ¡Que no!

— ¿Lo hacemos al fuerza, como en el túnel?

Suelto un suspiro de cansancio, tengo que cooperar porque de lo contrario Spector se negaría a llevarme a donde quiero ir. Lo dudo un momento, pero el príncipe no parece desistir así que me giro con lentitud y levanto un poco la blusa. André se acerca y pone su fría mano en mi espalda, me maldigo al admitir que su frialdad es un dulce alivio en las heridas, creo que tendré que conseguir hielo.

— ¿Cómo te las hiciste?

— No sé... —me separo de él, ha visto suficiente—. Desperté un día, en el Inframundo, en una celda y sin recordar muchas cosas. Lo único que sabía es que cierto príncipe fue al Inframundo para robar mi corazón, que un montón de maldad está en mi cuerpo y que mi espalda esta destrozada.

— No lo robe —dice frustrado—. Te lo han explicado, no robe nada... cuando vi tu corazón lo tome en mis manos y lo lleve a mi pecho tratando de sentirlo y saber si era tu corazón y no una pésima broma, no esperaba que un corazón solido atravesara mi pecho y se instalara.

— Tienes cerebro, André. Pudiste decidir.

— Norah...

— Victoria, ¿qué parte de "Norah ya no existe" es la que no entiendes? —cierro mis puños con fuerza—. Y no sé por qué.

My Immortal (Fény 1#)   |   EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora