Capítulo 40

4.6K 504 29
                                    


Me levanto de un salto de la cama, la puerta se abre pero quien aparece es Claudius. Suelto un suspiro de cansancio y vuelvo a recostarme. El príncipe no ha vuelto desde nuestra discusión, no conteste a su pregunta y él simplemente se desvaneció, dejándome sola.

Claudius camina hacia mí y se arrodilla para quedar a mi altura. Su expresión no me dice nada, esta serio, impasible como siempre. Pone su mano derecha frente a mí, está hecho un puño pero poco a poco me deja ver lo que trae en la mano y lo deja caer en la cama. Es el anillo de bodas que yo le puse. El pánico acelera mi corazón.

Desde que el príncipe se fue ningún tipo de sentimiento me ataco, no sé si esta frustrado o decepcionado conmigo, pero al ver su anillo. Todas las alarmas se encienden en mi cuerpo e inconscientemente mi mano viaja hasta mi vientre.

— Cálmate, está bien —se levanta y se sienta a mi lado—. No sé porque han discutido pero seguramente es algo malo.

— Ya es de tarde. ¿Por qué no ha llegado?

— Ha perdido el control...

— No he sentido ningún tipo de sentimiento —el príncipe niega.

— Respecto a su maldición tú no puedes saber cómo se siente.

— No entiendo.

— Él está bien, pero se tuvo que ir por qué sintió que perdía el control y no quería hacerte daño —toma mi mano y deposita el anillo del príncipe—. Me dijo que te lo diera.

— ¿Por qué se ha quitado el anillo? ¿Significa que él y yo, ya no...? —vuelve a negar.

— Te ama demasiado como para dejarte ir, esta vez simplemente se alejo un poco para no dañarte. Él vendrá cuando este más tranquilo, así que intenta dormir.

Claudius se pone de pie y antes de irse me toma de la mano y me regala una sonrisa torcida. Si cree que me ha tranquilizado, ha fallado. ¿Cómo se supone que este tranquila? Miro el anillo, pero con solo verlo no me dirá la ubicación de mi príncipe. Lo protejo con mi mano y vuelvo a acurrucarme en la cama, esperando por André.

Pasan los segundos, minutos, horas. El príncipe no vuelve y estoy al borde de la histeria. Elian ha venido a verme y me ha obligado a comer, me niego pero soy obligada a hacerlo. También ha tratado de tranquilizarme pero todo ha sido en vano, necesito a mi príncipe.

Al poco rato mi padre se va y enseguida llega Violet, quien intenta distraerme con cualquier cosa. Pero mi mente no está aquí, está concentrada en tratar de sentir alguna emoción del príncipe. Las horas pasan, no duermo y cuando menos me lo espero; la luz se filtra por los hoyos de las cortinas viejas.

Y el príncipe nunca llego.

Repentinamente siento mucho calor, me quito las cobijas y permanezco acostada pero siento que estoy en una sauna. Las gotitas de sudor comienzan a recorrer por mi frente, mi cuello y mojan mi ropa.

Me levanto y me comienzo a desvestirme, quedando solo en ropa interior. Me quito mis guantes y mis manos parecen dos linternas, me acerco a la ventana y miro el bosque blanco por la nieve. Me pongo únicamente el abrigo y salgo de la habitación.

Todo mundo está dormido por qué no escucho ruidos por ninguna parte. Mis pies descalzos no hacen ruido así que bajo apresurada y muerta de calor hacia el exterior. La voz que he tratado de ignorar toda la noche me llama, ya no es un susurro es más bien un grito.

My Immortal (Fény 1#)   |   EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora