Capítulo 23

6.4K 545 2
                                    


No sé por cuanto caminamos pero encontramos la carretera cuando el sol apenas comenzaba a hacerse paso entre las nubes. De ahí Violet sugirió desmaterializarse cada cincuenta kilómetros al sur y llegar más pronto. La cuestión es que yo solo aguante en los primeros cuatrocientos kilómetros y he terminado con un tremendo dolor de estomago por vomitar dos veces.

Y al llegar a una ciudad pequeña a Claudius se le ocurrió la grandiosa idea de robar un auto y aunque André y Viole se opusieron yo agradezco a todos los cielos porque, al menos, ahora puedo descansar en la parte trasera mientras veo pasar las montañas nevadas y los pocos árboles que hay en el camino.

Y al llegar a una ciudad pequeña a Claudius se le ocurrió la grandiosa idea de robar un auto y aunque André y Viole se opusieron yo agradezco a todos los cielos porque, al menos, ahora puedo descansar en la parte trasera mientras veo pasar las mon...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El silencio es muy agobiante y más para Violet quien viene a mi lado, aun no suelto su mano desde que entramos al auto. Miro el cielo y las nubes no dan tregua al sol. La nieve ha comenzado a caer y según la vampiresa falta poco. Vamos directo a los límites del territorio de Praga y es ahí donde según Violet está la casa de seguridad.

Paramos en dos ocasiones más donde Claudius ha abastecido al auto de gasolina y de algo de comer. Eso también lo iba a robar hasta que Violet saco un pequeño bolso de piel donde traía bastante dinero y eso la hundió más frente a los príncipes. Dijo que no era traidora pero si una mentirosa y eso, seguramente, les ha dolido a los príncipes y sobre todo a Claudius.

De vuelta en la carretera, André ahora es quien conduce seguido por las indicaciones que momentos antes la vampiresa le ha dado; el tiempo no es algo que yo controle así que no se cuanto pasa, supongo que son entre las cinco o seis de la tarde. La carretera está desierta excepto por nosotros y la nieve. Violet le indica al príncipe donde desviarse y nos lleva por un camino rocoso. Es imposible seguir en el auto así que la mejor opción es caminar.

— Esta a siete kilómetros —dice Violet señalando el camino—. Hay un muro de seis metros que rodea toda la casa.

— ¿Y? —pregunta Claudius indiferente.

— Sugiero desmaterializarnos.

— ¡Ni hablar! —se exalta André—. Norah ha tenido suficiente, no voy a permitir que...

— Hazlo —el príncipe se gira hacia mí y puedo ver su iris de color rojo. Esta muy, pero muy enfadado así que me acerco a él y tomo su mano, a pesar del miedo que me infunde—. Te preocupas por mí y te lo agradezco. Pero, ¿no crees que la seguridad de todos nosotros es primero? No he vuelto a tener dolor. Mi estomago solo tiene unas galletas y un jugo, estaré bien.

— ¿Estás segura? —se calma inmediatamente y deposita una de sus manos en mi mejilla.

— Si, vamos.

El príncipe asiente e inmediatamente me toma en brazos. El primero en desaparecer es Claudius seguido por nosotros y al último Violet. Y lo dicho, aparecemos frente a un enorme muro que posiblemente ni con un cañonazo lo derrumbarían. Esta rodeado por nieve, rocas y maleza pero Violet inmediatamente localiza la entrada, es una puerta de acerco, en la lateral hay un pequeño compartimento donde mete su mano e instantáneamente la puerta se abre lo justo para pasar.

My Immortal (Fény 1#)   |   EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora