Había una vez una joven encerrada en un castillo, todos ustedes pensaran que algún príncipe valiente iría a rescatarla, pero no es así. Por mucho tiempo estuvo cautiva en ese hermoso castillo, pues le era útil al rey, solo que... había más de un mot...
Fue como si se desatara el infierno a mí alrededor, pero yo solo me concentraba en una cosa, en el dolor que se comienza a propagar en mi interior. Mientras André me toma en sus brazos, Dreagan desenvaina su espada al igual que el demonio. El chico y la mujer desaparecen entre un humo gris y los guerreros celestiales y del inframundo comienzan a pelear mientras los invitados corren a las salidas para ponerse a salvo.
Siento un poco de nauseas, pero al menos ya no estamos en el gran salón, estamos en un estacionamiento rodeados de autos de lujo. De repente, Violet y Claudius aparecen frente a nosotros y sé que no necesitan darle indicaciones a André, algo me dice que ya han planeado algo.
Con mucho esfuerzo, trato de mantenerme consiente, porque podría tener una vaga oportunidad para escapar. André camina hacia un auto, me ayuda a meterme en la parte trasera mientras Claudius se acomoda tras el volante y Violet en el asiento del copiloto. Ninguno habla, todos estamos callados y lo único que escucho es mi respiración agitada.
— ¿Cuál es el plan? —pregunta el príncipe de hielo.
— Largarnos de aquí, Vlad dijo que esperáramos su señal y entonces tenemos que cruzar al otro lado —contesta Violet.
— No sé si Norah pueda aguantar el traslado —el príncipe me mira y me carga para estar sentada en su regazo donde me hago un ovillo al recibir otra oleada de dolor.
— Es la única manera, tenemos que salir de Fény, de los contrario terminaríamos muertos; nuestra solución es ir a donde los humanos —veo los ojos de Claudius por el retrovisor mientras André asiente.
No sé por cuantos minutos esperamos dentro del auto, en medio de este sofocante silencio y dolor. Ni siquiera el ruido de la lucha se escucha, la piedra deberá absorber todo el sonido. Recargo la cabeza en el hombro del príncipe mientras, él acaricia mi cabello, es reconfortante de algún modo.
Se escucha un ruido, como si un puño proyectara contra una lámina de metal, pero deberá ser la señal porque Claudius enciende el auto y salimos disparados hacia adelante. Los rechinidos de las llantas retumban en mis oídos, levanto la cabeza para ver y vamos por una extraña cueva, solo se ven las antorchas a los lados que alumbran el camino, pero no veo ninguna puerta. Otra oleada de dolor inunda todo mi pecho y me aferro al príncipe.
— ¿Por qué... me duele? —trato de hablar pero mi voz solo llega a un susurro—. Mi pecho...
— No lo sé Norah, pero te llevaremos a un lugar seguro. Te pondrás bien —Claudius da un volantazo y nos agarramos a donde podemos—. ¡Por lo que más quieras, Claudius! ¡Maneja con cuidado!
— ¡¿A caso quieres morir?!
Los hermanos comienzan a pelear y Violet trata de calmarlos; cuando el dolor se ha ido, puedo levantar otra vez mi cabeza y miro por la ventana, aun es de noche pero puedo ver que algo va a nuestra par.
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