Había una vez una joven encerrada en un castillo, todos ustedes pensaran que algún príncipe valiente iría a rescatarla, pero no es así. Por mucho tiempo estuvo cautiva en ese hermoso castillo, pues le era útil al rey, solo que... había más de un mot...
No lo había pensado antes, no había procesado bien la información. La plática y el contexto que me envuelve se tornan distante para mí, mucho más distante que antes para golpearme contra el muro de realidad. Hasta hace unos momentos pensaba que era imposible. Cuando leí los pergaminos no pude detenerme en un punto demasiado importante para mí. "La sangre impura es deshonra... hay muchos híbridos en Fény y en la Tierra... existen los híbridos"
Híbridos.
La taza cae de mis manos para estrellarse con el piso y romperse, André voltea a verme pero mis lágrimas me impiden verlo con claridad, incluso el rey Dreagan se acerca para saber lo que me ocurre. Todos se acercan, pero solo Claudius lo entiende, por alguna extraña razón él entiende. Él posiblemente estuvo pensando en todo lo que leyó, él estuvo meditando mientras yo lo dibujaba, me levanto de golpe y me dirijo hacia el príncipe.
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- ¿Por qué no me lo dijiste?
- Pensé que lo captarías -parece apenado-. Quería evitar esto.
- ¿De qué hablan? -pregunta André confundido.
Ninguno de los dos respondemos la pregunta; me volteo hacia André quien me mira contrariado y confundido, tomo aire para hablar pero Claudius me toma del brazo y me lleva a rastras hasta la puerta. Su hermano intenta detenerlo pero antes de que me dé cuenta, me toma en brazos y en segundos estoy en una habitación, el príncipe me suelta cayendo en la cama bruscamente y espero a que monte en cólera; comienza a gritarme y yo hago lo mismo.
- ¡Eres un maldito!
- ¡CALLATE NORAH! -sus ojos se han vuelto rojos.
- ¡No!-corro hacia la puerta pero me atrapa, me tira al suelo y se sube a horcadas sobre mí-. Déjame ir...
- Pudieron matarnos Norah... ¡Cállate por lo que más quieras! ¡No digas nada!
- ¡Suéltame! -intento forcejear pero es inútil, puedo ver sus colmillos y mi corazón late desenfrenado, se lo que va a pasar. Me va a matar. Intento patalear y soltar mis manos pero nada sirve, se acerca a mi cuello, grito pidiendo ayuda cuando siento los picos de sus colmillos en mi garganta-. ¡Suéltame!
- ¡Claudius! -escucho el grito de Violet y veo como el vampiro sale volando. André se arrodilla a mi lado y trata de tranquilizarme, mientras yo lloro de forma histérica y Claudius está al otro extremo de la habitación mientras Violet intenta calmarlo.
- Iba a morderme... él iba a hacerlo... -lloro escondiendo mi rostro en el pecho de André.
- Tranquila, por favor, cálmate -susurra.
- Déjame ir, por favor déjame ir.
- Shh... ya no llores -sus brazos aprieta más fuerte a mi cuerpo y a pesar de que quiero irme lejos de aquí su abrazo me proporciona cierta seguridad y me aferro a él-. Todo va a estar bien.
