Capítulo 8

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Al llegar a la cima de la vereda Godric y Stefan ya esperaban a Norah, quien les sonrió de forma amable mientras les pedía ser llevaba a la oficina del rey

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Al llegar a la cima de la vereda Godric y Stefan ya esperaban a Norah, quien les sonrió de forma amable mientras les pedía ser llevaba a la oficina del rey. Todo el camino fue silencioso mas no incomodo, el único ruido que se escuchaba en los pasillos fueron las pisadas de Norah, ya que sus guardias no hacían ningún tipo de ruido. Al principio aquel detalle le daba terror y con el paso del tiempo aprendió a acostumbrarse a ellos y a su forma silenciosa, concluyendo que aquellos vampiros eran los únicos con quienes Norah podía sentirse tranquila y segura.

Todo este tiempo ellos la habían protegido sabiendo que ella era una humana, convirtiéndose más en los hermanos mayores que Norah nunca tuvo. Incluso parecían más humanos que vampiros o quizás solo acataban las órdenes de Dreagan, teniendo prohibido atacar a Norah y aun así ella los prefería a ellos antes que algún otro vampiro.

En minutos los tres llegaron hasta la entrada de la oficina del rey, Godric hizo lo de siembre, llamo a la puerta, después entro y anuncio a Norah. Ella rápidamente entro, mientras su guardia salía y cerraba la puerta. Entonces se quedó como fósil cuando vio quien estaba sentado en la gran silla del rey. Se obligo a tragar saliva cuando vio a André, mientras él la miraba con ojos fríos. Norah no lo había visto en todo el día, pues se sentía como una adolescente tratando de evitar al chico que le había robado un beso. Aunque este chico era un vampiro, su futuro esposo y un posible psicópata.

Norah había echado raíces, concentrada únicamente en parecer tranquila e indiferente, esperando por alguna reacción del príncipe. Aunque en realidad se estaba esforzando mucho en no aparentar cansancio, después de que en toda la noche no pego un ojo. Intentando sin éxito organizar sus ideas y tratar de entender porque no salió corriendo de la biblioteca y se quedó esperando aquel beso la tarde anterior.

El príncipe continuaba con esa mirada mortalmente seria y sin ningún tipo de emoción. Después de lo que para Norah fueron años, él le hizo un ademan para que tomara asiento en el sofá rojo y él pronto la siguió, sentándose a su lado. Norah hacia uso de toda su energía para parecer relajada, esperando lo que fuera a decir el vampiro, pero él se limitó a observarla como si estuviera estudiando a un espécimen raro en un laboratorio, bajo un microscopio. Ladeo su cabeza a un lado y luego al otro, intentando descubrir algún secreto mundial. Norah volvió a tragar saliva y decidió ser ella quien rompiera el silencio antes de desquiciarse.

— ¿Me mandó llamar el rey o tú?

— Yo —se limitó a responder solo eso con voz grave y atemorizante con tan solo una palabra.

— ¿Para qué? —Norah se rindió y aparto la mirada de él.

— No te vi en todo el día —la voz del príncipe se suavizo.

— Estaba ocupada.

— ¿Haciendo dibujos cerca del lago? —ella rápidamente lo miro, preguntándose cómo es que lo sabía—. Claudius me lo dijo.

My Immortal (Fény 1#)   |   EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora