Capítulo 30

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Por primera vez, he dejado al príncipe como fósil, perplejo, atónito, pasmado. Me mira como si dos enormes cabezas me hubieran salido del cuerpo. De nuevo, intenta hablar pero lo he incapacitado.

Yo tan solo he dicho la verdad, la idea siempre estuvo ahí pero la desechaba. Una voz interna siempre me decía que yo lo amaba a pesar de que no lo conocía, de que era un vampiro y que intento matarme. Quizás ese estado de hipnosis nunca fue hecho por él, sino de mi misma aceptando por unos segundos que lo amo.

— ¿Qué quieres decir? —está en pánico total, puedo verlo en su rostro y me hace sonreír.

— Yo, err... pues, te amo —lo digo despacio y muy claro para que no haya confusión—. Me asustaba tener que admitirlo y ni siquiera estaba segura de lo que sentía ya que muchas cosas han pasado desde que tú llegaste al castillo. Yo aun sigo asustada por lo que pueda ocurrir en los próximos días, aun intento comprender que ocurre, todo en mi cabeza da vueltas. Pero, no miento al decirte que te amo.

Y pon fin, el príncipe de hielo suelta un largo y sonoro suspiro de alivio, una enorme sonrisa se instala en su rostro y aprieta más sus brazos para abrazarme más fuerte.

— Ahora soy yo el que no sabe que decir.

— Di que si —él me mira con una arruga en la frente.

— ¿Si?

— Que si puedo beber de ti.

— ¿Estás segura? —yo asiento—. Te he dicho que es un compromiso muy grande.

— Te he escuchado perfectamente.

— ¿Y aun así quieres hacerlo? Después de cómo me he comportado contigo, he sido el chico malo de la historia.

— Pues a esta chica, le atrae y le gusta mucho el chico malo de la historia —otra sonrisa ilumina el rostro pálido del príncipe—. ¿Esa sonrisa es un sí?

— Claro que sí.

Esa simple respuesta hizo que un escalofrió recorriera mi espina dorsal. El príncipe me ínsito a ponerme sobre él, mi sueño vino inmediatamente a mi mente pero lo deseche. El picor en mis encías se hizo más intenso hasta que sentí una opresión y abrí mi boca. Un siseo salió de lo más profundo de mi garganta. El príncipe toco su cuello hasta dar con una vena, coloca una mano en mi nuca atrayéndome a su cuello, con mis labios busco la vena que segundos antes él apuntaba y por instinto, abro mi boca y mis colmillos se encajan en su piel.

La sangre brota inmediatamente y un gemido se escucha, no sé si he sido yo o el príncipe, aunque no me importa tan solo me concentro en la sangre que se vierte en mi boca. Es como tomar agua después de varios días sin ella, es como probar tu comida favorita después de un tiempo, es... es... es inexplicable lo que siento, es como estar en un transe, concentrada a beber un delicioso elixir.

No se por cuanto más permanezco bebiendo del príncipe, pero cuando mi cuerpo se ha saciado de sangre, él me pide que lama las heridas, hago lo que me pide y caigo en la cuenta de que ahora yo también tengo saliva curativa. Me levanto un poco para ver el rostro del príncipe pero esta con los ojos cerrados.

— ¿Te he lastimado? —intento levantarme pero él me abraza por la cintura.

— Estoy perfectamente —dice en susurros y abre sus ojos—. ¿Qué?

— Quiero más —he de estarlo mirando como si fuera la bebida más deliciosa del mundo, y lo es—. Lo siento, yo debo controlarme... quizás dormir en otra habitación...

My Immortal (Fény 1#)   |   EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora