Capítulo 35

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Todos estamos en la gran sala de estar. Rumpel está sentado en el sofá individual tomando una taza de café como si disfrutara de las mejores vacaciones invernales de su vida, Claudius esta recargado cerca de la chimenea serio, Violet está detrás del sofá, intentando encontrar las palabras correctas para hablar, justo donde está sentado André quien está intentando calmarse; Su Yeong se pasea por toda la sala echando humo por sus orejas y Elian, quien se ha unido, permanece sentado frente a mí y a Iván, intentando ocultar una sonrisilla.

Después de que Iván me dijo la profecía, había sido muy tarde para darnos cuenta que el príncipe de hielo había forzado la puerta para entrar y escuchar todo, y después comenzaron los gritos. Su Young, quien parece ahora el padre de todos, nos pidió reunirnos y aclarar de una vez por todas las dudas, si es que vamos a permanecer juntos y como aliados.

― ¿Cómo demonios supiste todo eso? ―pregunta Violet aun sorprendida.

― Inteligente juego de palabras, niña ―dijo Elian sonriéndole a la vampiresa.

― Iván ―lo llamo Rumpel para que hablara.

― La mistress ―apenas dijo eso el rostro de Elian se oscureció, pero continuo callado―. A sus múltiples fiestas iba gente de todos los reinos, no solo los demonios. Escuchaba cosas y todo lo comencé a escribir para recordarlo. Escuche de la tercera profecía, sobre la profecía del príncipe, entre otras cosas.

― ¿Tienes idea de lo que significa? ―pregunta André, es difícil interpretar o tratar de adivinar su humor pero seguramente está muy, pero muy enfadado conmigo porque ni siquiera me mira.

― Desde que la escuche me llamo mucho la atención ―señala a Rumpel―. Ambos intentamos resolverla.

― ¿Encontraron algo? ―pregunto Su Yeong, él también está muy enojado.

― Bueno, viendo los últimos acontecimientos ―Rumpel me mira y después al príncipe―. ¿Qué no es obvio? ―todos nos miramos entre sí tratando de que alguien de una idea, pero yo soy nueva en esto y me abstengo de no pensar. El lobo suelta un suspiro cabizbajo y le hace un ademan a Iván para que continúe hablando. Pero antes de que diga una palabra el príncipe lo interrumpe.

― ¿Norah? ―dice el príncipe mirándome, casi en un shock―. Tu eres mi sol de primavera ―y lo recuerdo, cuando estábamos en el castillo en su habitación, eso mismo me dijo, yo soy como la primavera que derrite la nieve del invierno―. Y en ese cofre esta el llanto de las sirenas por todos los ángeles caídos.

― Si Norah es el sol de primavera ―dice Claudius intentando descifrarlo―. Y tú, André, eres la nieve de invierno... quizás ese día llueva y represente los océanos que traerán a las sirenas y con ellas 'Las Sombras', que representan el humo negro ―se acerca al cofre y lo toma entre sus manos―. Un mago oscuro morirá. Entonces... ¿Dominic probablemente lastimara a Norah, pero no al grado de matarla porque su corazón estará a salvo y eso provocara la furia de André para que utilice el hechizo y su bestia salga sin ninguna limitante y mate al mago? ―Claudius mira a Iván y este asiente.

El aire poco a poco vuelvo a abandonar mis pulmones, así que me levanto apresurada del sofá, Elian trata de detenerme pero me zafo de él. Necesito salir, necesito aire; busco la salida pero no sé donde esta, unos brazos se enrollan en mi cintura y al instante las nauseas me atacan.

Miro a mí alrededor, el príncipe de hielo me ha traído a un extraño lugar solitario. Pareciera uno de los paisajes que recorríamos camino a Busan. No hay árboles, ni arbustos, solo el pasto y las montañas a lo lejos cubiertas de una ligera capa de nieve. Mi estomago se contrae pero nada sale, André coge un poco de nieve y me dice que la introduzca un momento a mi boca y luego la escupa.

My Immortal (Fény 1#)   |   EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora