Había una vez una joven encerrada en un castillo, todos ustedes pensaran que algún príncipe valiente iría a rescatarla, pero no es así. Por mucho tiempo estuvo cautiva en ese hermoso castillo, pues le era útil al rey, solo que... había más de un mot...
El rey Dreagan permanecía serio, sentado en su trono y escuchando lo que su ministro de seguridad, Vlad Dracul y el Arcángel Miguel le decían. En cada reino los magos y brujas del Reino de la Magia, junto con algunas hadas, del Reino de las Ninfas habían creado un poderoso artilugio para poder monitorear, en casos de guerra, a sus enemigos o a sus aliados. Ese misterioso objeto que solo los reyes de los siete reinos sabían utilizar, desde hace horas que estaba quieto después de dar alerta de que sus hijos estaban en la frontera del reino de las hadas con la Comuna ahora nadie sabía dónde estaban. Varios guerreros Vampir que se encontraban cerca de la zona fueron a investigar, mas solo había restos de un monstruoso incendio. Los príncipes junto con todo el grupo habían desaparecido en la nada y su peor temor era que estuvieran muertos.
— Se aceptan sugerencias —dijo Dreagan frustrado.
— Resguardar el castillo por Mila —contesto el ángel—. Traeré varias de mis tropas que cuiden desde afuera, los Vampir dentro del castillo, nadie debe enterarse de que la niña ha nacido.
— Mi señor —hablo Vlad realmente enojado y frustrado
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—. Podemos atacar al Inframundo si usted nos lo autoriza, la reina Lilit aun no ha dado señales de vida y dudo que tenga a los príncipes André y Claudius, supongo que aun está demasiado débil. Podemos atacar ahora mismo con el poderoso armamento que tenemos...
— No, no vamos a atacar ahora porque cuando Lilit se recupere atacara con todo lo que tiene, debemos esperar, si atacamos ahora tendremos bajas y no estaremos al cien por ciento para cuando el Inframundo realmente ataque.
— Tiene a cinco reinos de su lado, majestad —le recordó Miguel.
— Pero ellos tienen a todos los híbridos y a un súper ejercito de demonios —Dragan se puso de pie, necesitaba estirar sus piernas rígidas—, no dudo de que los zaino estén convirtiendo a humanos en híbridos para llenar más filas.
Los tres se quedaron callados, por ahora no había mucho que hacer más que seguir la estrategia que aplicaban los soldados del Inframundo. Esperar y atacar en el momento menos esperado. Dreagan estuvo de acuerdo con la idea del ángel para que cuidaran a su pequeña nieta. Después de eso el ministro y el arcángel se fueron y el rey de los Vampir se dejó caer de nuevo en su enorme silla, puso los codos sobre la mesa y dejo caer su cabeza entre las manos.
Desde hace días que su sueño se había ido, apenas y descansaba en la misma cama que compartía con su reina, Amelia. Ella también dormía poco, la preocupación era un sentimiento constante a la espera de que estallara una guerra y en pocos días lo haría, pues según los híbridos infiltrados, hombres de Rumpel, aún están en el Inframundo y por medio de cartas mágicas se comunicaba con Dreagan. Lilit estaba lista, regenerada y muy enojada.
