Había una vez una joven encerrada en un castillo, todos ustedes pensaran que algún príncipe valiente iría a rescatarla, pero no es así. Por mucho tiempo estuvo cautiva en ese hermoso castillo, pues le era útil al rey, solo que... había más de un mot...
El traslado hacia el valle, en medio de una extraña nube paso sin mayor relevancia para los que estaban en tierra, en el viaje se pudo ver parte del castillo donde una torre estaba completamente derrumbada y algunos incendios aquí y allá. Por el momento no había signos de lucha, los que cuidaban el castillo fueron asesinados y los que quedaron se desplazaron hacia el valle que estaba al noroeste o hacia el norte, en un campamento a varios kilómetros de distancia.
Nadie sabía si Lilit estaba en el castillo o donde estaba Dominic, por ahora todo estaba tranquilo, con el olor de la sangre y la desesperación inundando el lugar. El Arcángel Miguel llevo a todos al campamento, donde estaban los ángeles, las sombras y los vampiros que quedaban. En el norte estaban los hechiceros, las ninfas y los guardianes; los lobos estaban esperando a que se iniciara la verdadera guerra y hacer su aparición o al menos eso pensaban todos, ya que no habían dado signos de vida.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Miguel pronto puso a disposición de los recién llegados dos casas de campaña, estaba por amanecer y todos estaban hambrientos. En lo que se instalaban, André e Iván fueron con Miguel para que les diera un informe más detallado de lo que ocurrió, pues como ellos estaban adentro, mientras el rey Dreagan hablaba con ellos aun no podían creer como es que los echaron del castillo sin el mayor esfuerzo.
En cambio, Victoria tuvo que quedarse con las demás mujeres, Eugene acompaño a Amelia a una casa de campaña para que descansara, Lauren fue con ellas y se llevo a Ilea; Esmerald y Victoria fueron a la casa continua, a comer un poco y alimentar a Mila, quien no dejaba de enojarse por estar apretada entre el pecho de su madre y el chaleco antibalas.
La chica demonio ayudo a Victoria a despojarse del chaleco, ninguna decía mucho pues a pesar de que todo había cambiado, no quería decir que las dos se habían convertido en las mejores amigas, Victoria sabia que el demonio estaba enamorada del príncipe, de alguna manera podía ver el brillo de los ojos de la chica cada vez que mira a André.
— Esmerald —la llamo Victoria, mientras la chica se dejaba caer en un catre y daba un suspiro.
— Los pies me matan —dijo masajeando sus piernas—. A la otra, no me importa si Lilit me ubica, prefiero convertirme en humo o volar para trasladarme.
— Esmerald...
— ¿Qué?
— No me siento bien —Victoria dejo a Mila en el catre más cercano y comenzó a revisar su pecho.
— ¿Te duele? —Victoria asintió—. ¿Llamo a André?
— No, no... suficiente tiene ya.
— Déjame ver —Esmerald ayudo a quitar la blusa de la princesa, la mancha negra en la zona de su esternón se había extendido hasta llegar a parte de su abdomen—. ¿Qué rayos...?
