Los mellizos continuaron entrenando y aprendiendo más cosas sobre sus poderes, estuvieron toda la tarde practicando con un momento libre para comer algo. Al terminar todo mundo se retiro justo antes de que el sol se ocultara. Bastian les dijo a sus sobrinos y a su hijo que lo esperara en la entrada del campamento, en lo que se quitaba esa armadura suya, para después ir con los demás West y los príncipes.
— ¿Por qué tu padre siempre trae una armadura? —pregunto Iván a Thomas.
— Las armaduras están hechizadas —contesto el chico.
— ¿Cómo que hechizadas?
— Varios magos y brujas utilizan hechizos de protección cuando van a la guerra, así es aun más difícil que los maten —explico el chico—. Aquí tenemos grandes proezas de la magia y han hecho hechizos como una forma de blindaje, encontrando que las armaduras son la mejor opción.
— Entonces, ¿nosotros usaremos armaduras? —pregunto Victoria con cara de horror—. Se ve que pesan una tonelada.
— Esas son para entrenar, tenemos equipo muy sofisticado para las guerras.
— Y pensé que las sombras eran pacificas —susurro la chica, pero Thomas la escucho y sonrió ampliamente encogiéndose de hombros.
Enseguida Bastian se unió con ellos y se dirigieron a paso tranquilo hasta casa de los West. Encontrando a Spector y Elian en el estudio discutiendo un par de cosas con Su Yeong, los príncipes estaban platicando en la sala de estar, cada uno recostado en un sofá, al parecer su recuperación era cada vez más rápida pero aun parecían un poco cansados. Y la pequeña Ilea sentada en la alfombra, cerca de la chimenea para calentarse un poco.
Al entrar a la casa, Victoria sintió sofocarse con el calor que hacia allí dentro, decidió quitarse el abrigo quedando solo con un sencillo vestido de verano de color hueso, rápidamente evadió la mirada de André quien no le quitaba los ojos de encima. Aunque en realidad todos la miraban raro, quizás pensando que estaba loca al quitarse el abrigo, pero Bastian también lo hizo y se acomodo a un lado del príncipe Claudius y Rumpel, Iván y Thomas decidieron sentarse en la alfombra donde estaba Ilea, para poder entrar en calor. Spector se sentó en el sofá individual y la pequeña fue con su padre, quien se sentó en sus piernas. Elian y Bastian tomaron lugar en unos banquillos traídos de la cocina y Victoria no tuvo más remedio que sentarse a lado de André.
Absolutamente nadie dijo nada, el silencio reinaba y a Victoria, eso, la ponía muy nerviosa. Spector acabo con su sufrimiento tomando la palabra.
— Quiero que se callen y solo escuchan, ¿de acuerdo? —lo dijo de forma seria, sus ojos estaban un poco oscurecidos y esa aura negra que estaba sobre él le provocaba miedo a cualquiera, supusieron que lo que diría era algo malo—. Diré todo desde el principio —nuevamente se hicieron asentimientos colectivos—. Horas después de que llegamos a este lugar, el Reino de la Sangre le declaro oficialmente la guerra al Reino del Inframundo —los príncipes se pusieron tensos pero antes de que hablaran, Spector movió su mano con rapidez y todos sintieron como si les hubiese arrancado algo—. Tengo sus voces, así que continuo... los soldados del clan Vampir junto con las ninfas están tratando de controlar la frontera con la Comuna. Bastian dijo, que varios soldados sombras que están como espías, dicen que Lilit está furiosa porque todos nosotros salimos del radar, además de que está completamente recuperada del regalo que le hice y dispuesta a atacar —cada uno de los presentes, con excepción de los hermanos West, Su Yeong y Rumpel, se sentían impotentes y desesperados al no poder hablar—. La reina Lilit no sabe donde estamos, pero por ahora se está peleando por tener el control de la Comuna y de varios portales para evacuar a gente de Fény al mundo humano para que se escondan ahí.
» Algunas tropas celestiales, junto con más vampiros han hecho del castillo Vampir una autentica fortaleza, y entre la gente de los reinos se rumorean un montón de cosas sobre los príncipes André y Victoria —la chica cerro sus ojos y comenzó a hacer ejercicios de respiración, perdería el control si Spector no le regresaba su voz. Aunque no se apiado de nadie y continuo hablando—. Mila está también fuera del radar, su wardjan la cuida muy bien así que por ahora no se preocupen por ella. Ahora, tenemos que concentrarnos en cosas muy sencillas.
» Primero, Iván y Victoria tienen que esforzarse en controlarse para ir a la guerra, mientras que los príncipes y Rumpel se recuperan; y segundo, Elian, Bastian, Su Yeong, Thomas y yo idearemos como salir de aquí con todas las tropas sombras. En siete días nos vamos a concentrar solo en esto, ¿de acuerdo? No quiero más problemas o drama, suficiente con lo que nos espera al regresar a Fény.
Spector dejo de apretar su mano en un puño, regresándole a todos de nuevo sus voces. Raramente nadie dijo nada, Spector tenía razón, agregar más leña al fuego complicaría más las cosas. Todos aceptaron el rol que les correspondía y daban gracias a que solo fuera una semana para seguir a los West, después de eso, cada quien seguiría sus propios planes, empezando por Victoria.
***
Justo después de esa reunión, donde solo hablo Spector, prepararon la cena y en silencio todos comieron. La comida no les sabía a nada, el hecho de que ya estuvieran en guerra les preocupaba, pero por ahora ellos no podían hacer nada. Luego de que Bastian y Thomas regresaron a su hogar, todo mundo subió a sus habitaciones. Victoria entro a su habitación con muchas cosas en su mente, principalmente su pequeña Mila. Sacudió con pesar su cabeza y fue directa al baño, se sobresalto al ver al príncipe, caminando despacio y yendo hacia el lavabo.
— ¿Qué haces? —pregunto ella desde la puerta.
— Afeitarme —señalo su rostro—. Creo que no te gusto así —él sonrió, pero ella no, solo fue hacia él y lo obligo a sentarse en la tasa del baño, mientras comenzó a buscar en los estantes.
— No entiendo porque afuera parece un pueblo medieval —hablo ella, tomando crema para afeitar—. Y adentro de esta casa hay un Gillette.
— Estoy impactado —dijo el príncipe fingiendo estar verdaderamente impactado.
— Lo sé —suspiro ella, acercándose a André con todas las cosas de afeitar. Envolvió una toalla en su torso desnudo y procuro no lastimar su piel—. Voy a poner la crema.
— Claro —André arrugo el ceño y miro a su princesa—. ¿Tienes algún tipo de alergia?
— No —dije concentrada en poner la crema en la barba de André.
— ¿Te hizo mal la comida?
— No, estoy bien.
— ¿Te hechizaron recientemente?
— Err... No.
— Entonces, ¿qué mosco te pico?
— En la mañana te alimente, ¿eso cuenta? —se detuvo en lo que estaba haciendo y miro los ojos azules del príncipe.
— En un día normal estarías a un kilometro de distancia, huyendo de mi por miedo... y últimamente para no matarme —ella soltó una sonrisilla y asintió—. Estás rara conmigo.
— Afuera vi una silla —Victoria salió y efectivamente, cerca de la ventana había una silla, la llevo al baño y dejo que André se sentara, después ella se sentó en sus piernas y comenzó a rasurarlo. André se quedo, esta vez, sorprendido...
¡MUY SORPRENDIDO!
Mientras miraba atentamente a su princesa quien le quitaba esa barba incipiente como si lo hubiesen hecho cientos de veces. Al terminar, ella le limpio su rostro cuidadosamente con la toalla y solo hasta volver a ver su cara completamente despejada, Victoria sonrió y se levanto para recoger el pequeño desastre que habían hecho.
— ¿Va a tomar un baño? —pregunto ella, André solo asintió—. De acuerdo, vamos a quitarte esa ropa.
— ¿Qué? —André dio un paso hacia atrás y cubrió su torso con las manos, lo cual fue gracioso porque él había pronunciado las mismas palabras días atrás.
— Tú hiciste lo mismo, ¿recuerdas? —Victoria abrió el agua del grifo para tentarla—. ¿Fría o caliente?
— Soy el príncipe de hielo —le recordó—. En verdad, dime, ¿te hechizaron?
— No —volvió a negarlo—. Vamos.
Victoria comenzó a desabotonar su vestido por la parte de enfrente, pero pronto recordó lo que esa mañana había visto en su piel. Era muy tarde para cubrirse, André saco las fuerzas de quien sabe donde para acercarse a ella, quitar sus manos del vestido y quitárselo para ver su piel. Él intento preguntar, pero volvía a estar sin palabras.
— Estoy bien —dijo ella, alejándose del príncipe de hielo y cerrando su vestido—. Pensándolo bien, creo que puedes bañarte solo.
— ¿Cómo es que tienes eso? —pregunto preocupado—. ¿Quién te lo hizo?
— No lo sé, apareció ahí, era cuestión de tiempo, ¿no? —Victoria volvía a ser la misma de antes o al menos lo intento—. Me arrancaron el corazón como a ti, me hechizaron como a ti y ahora tengo la piel negra justo en esa zona donde debería ir mi corazón.
— No estaba ahí, antes...
— ¿Y qué importa? —Victoria intento irse, pero André la tomo de la mano y la jalo un poco brusco.
— ¿Quien te hizo eso?
— ¡Deja de molestarme!
— ¡No hasta que me digas! —ambos se callaron porque empezaban a alzar la voz—. Me preocupo por ti, siempre lo hago, así que por favor...
Ella se zafo del agarre, cerro sus ojos e intento hacer sus ejercicios de respiración pero fue en vano. El hechizo había provocado que su piel se ennegreciera y que ella se sintiera diferente con el príncipe. Quiso irse, pero simplemente no pudo, miro directamente al príncipe y fue como si ambos cuerpos fueran imanes. Se fundieron en un abrazo y aparecieron lágrimas por parte de ambos.
Paso mucho tiempo para que decidiera soltarse además de que el ruido del agua aun cayendo del grifo sonaba con intensidad. André limpio las lágrimas de Victoria con tiernos besos en sus mejillas húmedas y luego ella dijo:
— ¿Quieres aun bañarte? —André sonrió y volvió a sentir.
A pesar de que fue un poco extraño, Victoria ayudo a desvestir al príncipe y luego lo hizo ella, ambos quedando completamente desnudos y creando un ambiente tenso. El príncipe fue llevado hasta dentro del cubículo donde caía una cascada de agua, no sintió lo frio o caliente del agua, lo único que sentía era la calidez que siempre le proporcionaba Victoria. Ambos cuerpos desnudos fueron empapados por el agua, Victoria tomo un poco de jabón en sus manos para frotarlas y hacer espuma, luego las froto de forma lenta en el pecho del príncipe, seguido de su espalda, brazos y piernas.
En silencio, ella se dedico a lavar el cuerpo de su príncipe, después prosiguió con el cabello, haciendo un reconfortante masaje. André cerró los ojos y se concentro en no tambalearse y caer, aun se sentía débil a pesar de haberse alimentado de Victoria. Ella prosiguió bañando a André, no quería pensar y al menos él la distraía. Cuando el príncipe abrió sus ojos, la tomo de las muñecas y negó.
— ¿Por qué estás haciendo esto? —pregunto André, porque aun no entendí los repentinos cambios de su esposa.
— ¿Y por qué no? —ella se soltó y se acerco al príncipe, sin dejar ni un milímetro de distancia entre ellos, enrollando sus brazos alrededor de él.
— No juegues de esta manera conmigo...
— No lo hago —lo interrumpió aclarando sus verdaderas intenciones—. Quiero estar así, contigo... cerca.
— Tus manos probablemente digan otra cosa—Victoria lo miro sin entender—, he comprendido que se ponen luminosas, por que se preparan para atacar.
— No quiero atacarte —los ojos de Victoria, cambiaron de amatista a rojo. André se obligo a tragar saliva—. Te extrañe tanto —susurro contra los labios de André.
Él enrollo un brazo en la cintura de ella y con su mano libre comenzó a acariciar su cabello y de repente, quizás lo comprendió.
— ¿Norah?
*****
¡OMG! Están desnudos en el baño :O
Espero que hayan disfrutado estos capítulos. Poco a poco nos acercamos al final. No me canso de agradecer que lean la historia y voten por ella.
Que estén bien.
¡Saludos!