16 días antes de la primavera
El viento frío se colaba por la ventana de Iván, el cristal prácticamente había explotado y ahora el viento entraba por ahí sin piedad alguna, haciendo volar la gran cortina como si fuese una sombra bailando. El chico miraba hacia la ventana, completamente ido sin comprender lo que pasaba a su alrededor.
Alguien se acerco a él, quien estaba sentado al pie de la cama. Era su padre y lo tomo del rostro, Iván enfoco su mirada en Elian, sabía que los labios de él se movían pero extrañamente no producían ningún sonido. Solo escuchaba el sonido aterrador de un vidrio al romperse, como si una bomba hubiese estallado ahí dentro. Iván bajo la mirada a sus propias manos que estaban llenas de sangre, pero eso tampoco lo comprendía.
Como si se encontrara en segundo plano, fuera de su propio cuerpo, Iván continuo contemplando la mirada horrorizada de su padre, para después ver a una mujer que se le acercaba, tomo sus manos ensangrentadas y las comenzó a limpiar. No sentía nada. Se quedo inmóvil, dejándose hacer, mirando como curaban las heridas de sus manos y las envolvían en gasas y vendas. La mujer rápidamente se fue y quien ocupo su lugar fue el hombre que desde siempre lo había cuidado.
Rumpel se arrodillo frente a Iván, pero tampoco escucho lo que le decían, nada tenía sentido, nada excepto la ventana rompiéndose en mil pesados. El lobo hibrido se puso de pie con dificultad y quien tomo su lugar fue Spector, Iván inmediatamente lo miro con ojos de terror y todos los recuerdos de la supuesta mistress aparecieron en su mente para atormentarlo, Spector murmuro un par de palabras e Iván sintió como si las fuerzas abandonaran su cuerpo y a pesar de que intento resistirlo, un profundo cansancio lo ataco, cerro sus ojos y cayó en un profundo sueño.
— ¿Qué le hiciste? —pregunto Rumpel—. Va a estar bien, ¿verdad? Nunca lo había visto de esa manera... tan desorientado y con su mirada perdida.
— Le provoque tanto cansancio como para dormir un mes —Rumpel y Elian pusieron cara de horror—. Tranquilos, él estará bien, despertara más tarde. ¿Cómo esta Victoria?
— Aun no despierta, los doctores que Bastian mando dicen que esta perfecta, que solo está durmiendo —contesto Elian no muy seguro—. Dijeron que hay algo en su pecho...
— Hey —Su Yeong apareció—. Los doctores ya se fueron y ha llegado Bastian, quiere hablar con todos nosotros.
— De acuerdo —Spector obligo a Elian a salir de aquella habitación.
Dejan a Iván profundamente dormido y cerraron la puerta de su habitación, al pasar por la de Victoria fue imposible no detenerse a echar una mirada. Su hermano negó, ella estaba bien, ya lo había escuchado por parte de los doctores, inclusive los príncipes parecían recuperarse bastante bien después de darles un poco de sangre por intravenosa, aun así se soltó del agarre de su hermano y abrió un poco la puerta de la habitación de su hija, lucia tranquila, no parecía que tuviese un mal sueño así que decidió dejarla descansar para ir con su hermano mayor, pues algo le decía que las cosas se pondrían peor.
***
Victoria abrió de golpe sus ojos, sus pulmones se inflaron gracias a una profunda respiración. Se quedo en la misma posición, boca arriba, mirando fijamente el techo y tratando de controlar sus exhalaciones. Había tenido un sueño, uno bastante verdadero y no dudaba de él, ella sabía que no tenía visiones pero aquel sueño le dijo la verdad sobre su futuro y ahora comprendía todo con nuevos ojos.
No recordaba que había pasado después de que, técnicamente, obligo a su hermano a que la hechizara, dudaba que la magia haya resultado pues no sentía diferencia alguna, solo punzadas en su pecho y estomago, supuso que el dolor era gracias a aquel sueño. Giro su cabeza hacia la izquierda, pretendía saber si era aun de noche o de día, aunque se quedo tensa al descubrir quien dormía a su lado.
Tendido en la cama, a un lado de ella estaba el príncipe de hielo. La chica rápidamente se sentó en la cama y con detenimiento miro a André, la mayor parte de su cuerpo estaba vendado y las partes que no podía ver su piel de un color rosado. No comprendía cómo había llegado ella a su habitación, no recordaba cuando había llegado su padre con los príncipes y tampoco entendía cómo es que André estaba en esas condiciones.
De repente el príncipe comenzó a moverse inquieto, moviendo sus manos sin control, Victoria, con cuidado de no lastimarlo, puso sus manos enguantadas sobre las del príncipe y en lugar de calmarse se altero más al punto de despertarse. El chico lucia una mirada aterrada que pronto paso a la incredulidad para al final pasar al alivio de ver a su princesa, intento hablar pero las palabras no salían de su boca, intento levantarse pero la debilidad que sentía se lo impedía, lo único que pudo hacer, fue reunir sus pocas fuerzas, levantar su mano derecha y tocar el rostro de ella.
— Estas bien, estas a salvo —Victoria no comprendió aquellas palabras que dijo y se sorprendió de ello.
— Yo... ah... —André estaba tan desorientado que su cerebro no ayudaba mucho a crear oraciones y poder hablar.
— ¿Qué te hicieron? —susurro la joven y por increíble que pareciera alargo su mano para tocar la mejilla del príncipe cubierta por una barba que comenzaba a crecer, él dio un respingo pues pensó que le dolería mas no fue así.
— Claudius... —por fin su cerebro colaboro recordando a su hermano.
— Tranquilo, debe estar en otra habitación, él está bien —ella continuo acariciando su mejilla.
— Mi cuerpo... pica... —el príncipe levanto un poco sus brazos completamente vendados—. Quítalos.
— ¿Seguro? —él asintió.
La joven se puso de pie, rodeando la cama hasta sentarse a lado del príncipe, dudo en quitarle los vendajes y se percato de que en un brazo tenía una intravenosa con un líquido rojo que colgaba de una bolsa de plástico en un perchero de acero. No entendía las cosas que su cuerpo hacia por voluntad propia, sin dar la orden sus manos quitaron la intravenosa del brazo de André y en cambio se acerco a él lo suficiente para que su cuello quedara sobre la boca de él.
— Victoria...
— Bebe, te recuperaras más rápido —dijo ella, manteniéndose sobre él sin dejar caer todo su peso.
— No quiero... lastimarte.
— No eres capaz, bebe, por favor.
André se sentía demasiado desorientado y contemplo la idea, ahora que su cerebro estaba un poco mas despierto, que esto era un sueño. Rápidamente olio el olor de Victoria y sus colmillos instantáneamente salieron alargándose más de lo normal. La joven espero a la poderosa mordida del príncipe de hielo, pero en cambio sintió como si una pequeña aguja se estuviera encajando de forma lenta, así que comprendió que André no tenía fuerzas ni para alimentarse.
Espero a que las débiles succiones del príncipe succionaran toda la sangre que necesitaba, pero inmediatamente ella se sintió demasiado extraña y él lo sintió por que rápidamente se detuvo, lamio las heridas despacio hasta que se cerraron y Victoria se alejo.
— Tu... ¿qué paso? —André la miraba con ojos curiosos.
— ¿Por qué?
— Luces... diferente, no sé...
— Descansa un poco, iré a buscar a alguien y preguntarles que ocurrió —Victoria tomo la mano del príncipe—. Cuando regrese te quitare las vendas, lo prometo.
Él simplemente asintió y con cansancio cerro sus ojos para inmediatamente caer en un sueño profundo. Victoria se levanto pensando en las palabras del príncipe. Si, ella también se sentía diferente al no tener control del su cuerpo y hacer movimientos involuntarios. Como ahora, cuando su cuerpo volvió a inclinarse hacia el príncipe y con cuidado de no despertarlo, beso muy despacio su mejilla.
Cuando reacciono, rápidamente salió de la habitación y sacudió su cabeza, no podía comprender por qué se comportaba así. Quito sus guantes para ver si no estaban iluminadas, pero estaban bien y esta vez no sentía la comezón. Ignorando aquello, fue a la habitación de Iván y lo encontró totalmente dormido así que lo dejo estar, comenzó a revisar todas las habitaciones. En una de ellas estaba Ilea también dormida y el otra Claudius, suspiro de alivio verlo y vio que a él también le estaban dando sangre por intravenosa. No quiso perturbarlo y fue a la planta baja.
En silencio bajo las escaleras y trato de escuchar voces, necesitaba hablar urgentemente con Elian sobre el sueño que tuvo. Así que lo encontró a él, a Spector, Su Yeong, Rumpel y Bastian metidos en el estudio, la puerta estaba entre abierta pero sus voces no eran del todo claras. Necesitaba a su padre ahora mismo, así que toco a la puerta e inmediatamente su tío, Spector abrió.
— Err... perdón, pero necesito a Elian —dijo ella repentinamente avergonzada al tener a todas las miradas sobre ella—. ¿Puedo hablar contigo? —se dirigió a su padre que inmediatamente fue hacia ella.
— Victoria, ¿estás bien? —Elian también la miraba diferente.
— Lo estoy, ¿por qué? —volvió a darle otra repasada a las miradas concentradas en ella—. ¿Hay algo mal conmigo?
— No —contesto Bastian levantándose del sofá—. ¿Puedo hacerte una pregunta, querida? —Victoria asintió—. Iván dijo alguno de los hechizos de este libro —la sombra levanto el libro que Victoria había descubierto.
— Yo... encontré un hechizo sobre los Davu, pensé que Iván podría sacarlos de mi cuerpo.
— ¿Qué? —dijo Elian.
— ¿Estas consiente que los Davu te mantienen con vida? —le pregunto Rumpel desconcertado.
— Sí, estoy bajo su influencia pero es gracia a ellos que yo he intentado lastimarlos.
— ¿Saben a lo que se refiere realmente este hechizo? —Victoria negó a la pregunta de Spector, él le arrebato el libro a Bastian y leyó—: Día y noche. Día y noche. Día y noche. Los habitantes siempre están día y noche. La oscuridad es su recompensa y el día su prisión. Habitantes oscuros. Toma este corazón puro. Solo los elegidos tomarán el lugar puro. Y los desterrados irán con el oscuro. Habitantes oscuros. Elegidos y desterrados. Hagan lo que yo digo y serán recompensados en los confines de la oscuridad. Que así sea.
— Yo... no...
— Algunos Davu salieron de tu cuerpo —explico Spector—. Pero los que se quedaron tomaron algo puro, no un corazón, porque no tienes uno, han tomado tu alma pura y es cuestión de tiempo para que la destruyan.
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Perdón por tardarme en publicar, pero espero hayan disfrutado estos dos capítulos. Mañana sin falta otros dos.
¡Saludos!