17 días para la primavera.
La mañana volvió a ser fría, Victoria paso una pésima noche al tratar de procesar lo que había ocurrido en los últimos días, se tentó en ir a la habitación de Iván y preguntarle un par de cosas más pero, algo le decía que el chico había pasado cuidándola en los días que estuvo inconsciente y mejor lo dejo descansar.
Decidió devanarse los sesos toda la noche por tratar de entender a su padre, sabía que lo último que le dijo a Elian le dolió hasta a ella. Seguía sin comprender por qué pedir un deseo si estaba tan enamorado de Eugene; por que amputarla de sus alas si solo las tenía heridas; porque retener a los príncipes si no habían hecho nada.
No tenía una respuesta clara a todas sus preguntas y se sentía cada vez más ansiosa de no tener noticias de André y Claudius, así que bajo a la cocina. Spector tendía a ser madrugador, como si los repentinos cambios de horario no lo afectaran en lo más mínimo. El hombre estaba cocinando para su hija quien en ese momento estaba sentada en el comedor comiendo fruta. Ilea le sonrió, Victoria sentía la necesidad de disculparse con ella y cuando lo iba a hacer su tío se giró y la observo con detenimiento.
— Siéntate, ya está el desayuno —señalo una silla.
— No tengo hambre, gracias.
— Como quieras —Spector se sentó a lado de su hija y se sirvió un poco de lo que había cocinado. Un poco de huevo, pancetta y queso, tenían pan recién horneado, pues Victoria veía como le salió humo y un poco de jugo.
En el centro del comedor había un frutero, Victoria tomo una manzana y con desgane comenzó a mordisquearla mientras acompañaba a su tío y a su prima a desayunar, enseguida se unieron Elian e Iván. El ambiente en el comedor fue tenso, pues nadie hablo más de lo necesario, hasta que se escuchó un timbre.
Victoria se sintió aliviada por ello y fue la primera que se levantó para ir a abrir la puerta, recorrió media casa para llegar a la puerta de salida, le pareció muy incongruente el estilo de la casa con el estilo de todo el pueblo, aunque realmente no le importaba eso; abrió la puerta y se encontró con el aterrador frío que caracterizaba ese lugar, un cielo completamente nublado que oscurecía el día y con dos hombres... en realidad un hombre y un chico.
Pero lo que llamo su atención fue el hombre, tenía una hermosa armadura cubriendo su cuerpo, parecía un caballero de la Edad Media, su altura era notable al igual que sus rasgos aristocráticos, guapo en pocas palabras.
Lo más impresionante fue darse cuenta del gran parecido que tenía con Spector y Elian, el hombre llevaba una barbilla incipiente como su tío y su padre, si a los tres los pusieran juntos diría que son trillizos y qué decir de los ojos color amatista.
La chica miro ahora al joven que también traía una armadura puesta, muy parecido a Iván y si, él también tenia sus ojos color amatista. Victoria se quedó sin palabras al verlos y trato de descifrar quien podrían ser ellos.
— Victoria, ¿cierto? —le pregunto el hombre, ella tan solo asintió—. Soy Bastian West, ¿podemos pasar?
Victoria quedo más desorientada que nunca cuando el hombre dijo su apellido, en eso apareció su padre quien miro a los visitantes, Elian no dijo nada simplemente les hizo un ademan a los dos hombres de la puerta y los dejo pasar hasta la cocina.
Spector, al verlos, se levantó rápidamente y abrazo al hombre con tanta fuerza que parecencia que se partirían en dos. De repente el lugar se llenó de voces alegres y mucho ruido. Victoria se sentó a lado de Iván quien parecía sorprendido a la vez que confundido. Spector les indico a todos que se sentara a desayunar con ellos y así lo hicieron. Todos cabían perfectamente en la mesa y después de que el servicial tío Spector les sirvió a todos un plato de comida, incluida Victoria, se dispuso a empezar con las presentaciones.
— Bueno, ya que estamos todos presentes —Spector miro a Victoria, seguido de Iván y por último a Elian—. Quería presentarlos entre sí. Elian te dije que teníamos un hermano mayor, pues... aquí lo tienes —Elian miro al hombre quien le tendió una mano a forma de saludo.
— El pequeño de la familia, ¿eh? —sonrió Bastian al momento de que Elian tomaba su mano.
— Supongo que sí —apunto a Iván—. Él es mi hijo, Iván y supongo que ya conociste a Victoria.
— Quien podría confundirlos, son iguales a ti —Bastian se levantó un poco para saludar con un apretón de manos a los mellizos—. Él es mi hijo, Thomas.
— ¡Un segundo! —dijo Victoria realmente confundida—. ¿Hay más familia? —pregunto a quien sea.
— Solo ellos —contesto su padre.
— No entiendo —la chica se sintió frustrada, cerró sus ojos un momento e inicio con sus ejercicios de respiración.
— Naci cuando Hurson era tan joven como tú —dijo Bastian—. Soy un bastardo, pero como mi madre murió en el parto Hurson me dio su apellido y me cuido. Después conoció a Sitara y se enamoraron, ella me acepto a mi también pero sabían que era una sombra.
— Nunca te vi en la Comuna —habla Elian con el ceño fruncido a lo que su hermano mayor negó.
— No me llevaron allí, Hurson tenía muchos amigos en la Tierra, uno de ellos me cuido —se encoje de hombros—. Mientras Spector vagaba por ese mundo nos conocimos, me conto de ti Elian y ambos decidimos no buscarte hasta que fuera el momento adecuado. Te pido perdón a ti y a tus hijos por ello —inclina la cabeza a modo de reverencia y Elian acepta las disculpas—. En fin, llegue a la Comuna después de que ocurriera el ataque, de allí encontré el portal para llegar a este mundo, conocí a mi esposa y nació mi hijo. La hermana de mi esposa es la Matriarca.
— ¿Y son parte de la Guardia Real o algo así? —pregunta Iván señalando las armaduras.
— No, somos guerreros en las tropas de Las Sombras, yo soy el líder, además de profesor y entreno a algunos chicos como soldados incluyendo a Thomas, nos estamos preparando —mira a Spector—. Spector me llamo porque, aparte de conocernos, tienen que entrenar ambos —señala a Iván y a Victoria—. Mi flamante cuñada es algo, de la Edad Media, dice que su ejército de sombras no pelearan por la causa de la tercera profecía, pero como ustedes son mi familia daremos un golpe de estado.
— Además traemos noticias importantes —dice Thomas y Bastian asiente—. El lobo hibrido está bien, Su Yeong está todo el tiempo con él.
— ¿Podría ir a verlo? —pregunta Iván ansioso.
— Sugeriría que esperes a que lo den de alta, no cualquiera puede ir a los túneles —se disculpa Thomas—. Quizás al anochecer los dejen salir a ambos y los traeremos hacia acá, confía en nosotros.
— ¿Y qué hay de los príncipes? —se apresura Victoria a preguntar. Thomas mira a su padre, Bastian mastica el bocado que dio con rapidez, toma un poco de jugo y se aclara la garganta.
— Los príncipes están en una prisión solar.
— ¿A qué te refieres con prisión solar? —Victoria se pone de pie y todos ven como sus ojos cambian de color, era la primera vez que ocurría eso—. ¡Exijo que los liberen, ahora!
— Cálmate —le pide su padre pero ella simplemente lo ignoro y se fue, sino algo grave sucedería.
Corrió escalera arriba para encerrarse en su habitación, la espalda aun le dolía una barbarie con cada movimiento brusco pero trato de aguantarlo; aventó la puerta para cerrarla pero no escucho el golpe, su padre había detenido el impacto y la cerro sin hacer el mayor ruido. Elian se quedo parado justo donde estaba, Victoria se dejo caer en la cama, junto sus piernas hasta tenerlas cerca de su pecho y las abrazo, escondió su rostro mientras trataba de calmarse.
Le ardían sus ojos, el dolor en la espalda era a un peor, sus cambios de humor eran más inestables y se sentía explotar por cualquier cosa. La desesperación a cada minuto se la comía viva, la oscuridad se regodeaba en su interior riéndose de ella por lo débil que era y su padre podía ver todo el sufrimiento de ella.
Elian se acerco con cuidado, se sentó a un lado de la cama y puso una de sus manos en su cabello. Ella levanto su rostro congestionado a punto de echarse a llorar, a él también quería pedirle perdón, pero las palabras se negaban a salir. Se maldijo cuando sintió una gotita de agua recorrer por su mejilla, la limpio rápidamente pero era muy tarde, el llanto se apodero de ella. Elian la atrajo hacia él y la abrazo como si fuera una niña pequeña; desde que se entero que Eugene estaba embarazada soñaba cada noche con tener a sus pequeños hijos de esta manera.
Acunarlos en su pecho cada vez que lloraban por que tenían una pesadilla, cuidarlos cuando comenzaran a andar, jugar con ellos y enseñarles a defenderse mientras Eugene los miraba por la ventana de alguna pequeña cabaña, en un bosque, lo más escondidos que pudieran, sin que nadie los perturbara para nada.
— Lo siento —dijo Victoria, se separo de su padre y limpio su rostro—. Siento lo que dije ayer.
— Esta bien —Elian sonrió—. Tienes razón, realmente no hemos tenido tiempo para conocernos, solo les he dicho cosas, lo esencial según yo.
— En realidad si te conozco —Victoria tomo la mano de Elian y comenzó a juguetear con el anillo que Eugene le regalo—. Amas mucho a Eugene, también a Iván y a mí, no eres rencoroso por que has perdonado a Spector y no has dicho mucho cuando Bastian llego. Sé que odias la mantequilla pero te encantan las manzanas, tu mejor amigo es un hada, se que eres uno de los mejores guerreros sombra. Te encanta vestir de negro aunque creo que es propio de los hermanos West —ambos sueltan una sonrisilla—. Cuando estas molesto provocas tanto miedo, incluso mucho más que el rey Dreagan o que la misma Lilit. Eres bueno y justo, siempre tratas de protegernos a todo porque crees que es tu deber. Por mucho tiempo estuviste solo y por eso pediste un deseo pero sigo sin entender eso. Aun así, lo siento mucho, no soy nadie para decirte nada.
— Eres mi hija —Elian le dio un apretón en su mano—. Soy yo quien tiene que disculparse por haberte abandonado, sin embargo ahora estamos juntos, pronto haré que se acabe esto y podamos ir a casa. Aunque por ahora, nuestra prioridad es rescatar a los príncipes.
— ¿Puedo ir? —pregunto rápidamente Victoria.
— Es André quien está en prisión, lo amas tanto que cometerás locuras.
— No lo amo.
— Mi pequeña —Elian sonrió y deposito un beso en la frente de su hija—. Incluso yo te conozco mejor que tu. Esperaras aquí y confiaras en nosotros, iremos por los príncipes mientras tu e Iván se quedan aquí, cuando sea el momento adecuado nos iremos con el ejercito de sombras al castillo Vampir y protegeremos a Mila —Victoria arruga su frente y se pone tensa—. El príncipe nos dijo de sus visiones, antes de que se lo llevaran.
— Le dije que no lo hiciera —la chica se mordió el labio.
— Se que están preocupados, entiendo eso. Pero no podemos actuar con imprudencia, tienes que saber luchar y utilizar todos los poderes que tienes, creo que aun hay secuelas de tu transición, aun sigues cambiando.
— Necesito ir al castillo Vampir, no quiero jugar a los soldaditos ni a los reyes, yo tan solo quiero ir con Mila.
— Y lo haremos —Elian toma las manos de su hija—. Pero ser sombra no es fácil, dame dos semanas y te llevare al castillo, a cambio ve con Bastian y entrena un poco,
— ¿Confías en él? —Victoria espero paciente a la respuesta de su padre, Elian solo asintió, aunque no parecía muy convencido—. Una pregunta más.
— Tú dirás.
— Si Spector tiene tendencia por la magia y Bastian por el fuego de los Guardianes...
— ¿Cómo lo sabes? —la interrumpió Elian.
— Trae unos guantes similares a los míos, además cuando estaban en la entrada ni siguiera sacaba humo por la boca y aquí hace demasiado frío, su hijo Thomas titiritaba —Elian se quedo pensativo, mas no dijo nada, dejo que su hija continuara—. Como sea... quiero saber, ¿tu a que tienes tendencia?
— ¿No te has dado cuenta aun? Y a Bastian lo descubriste inmediatamente —Victoria simplemente se encoge de hombros—. Tengo cierto gusto por la sangre.
Y los ojos de Elian se transformaron, como si el color amatista de sus ojos se hubiesen encendido en llamas.