No sé realmente cuantas horas pasan, pero el sol, que intentaba abrirse paso entre las nubes poco a poco comienza a esconderse. Estamos muy al norte así que aquí también anochece muy temprano. La buena noticia es que hemos traspasado el Camino de la Araña. Odio a los arácnidos y me da asco cruzar el camino lleno de telarañas y ramas que parece como si fuese una telaraña gigantesca, otra buena noticia es que aún no me siento cansada, mi resistencia es definitivamente sobrenatural porque si fuese una simple mortal ya hubiese muerto de cansancio por caminar tantos kilómetros.
Lo único que me agobia es el silencio de Iván después de haberle dicho sobre las visiones del príncipe y el plan de ir cuanto antes al castillo por Mila, pero solo los príncipes y nosotros dos, de los contrario Elian y Spector nos limitaran para hacer las cosas y tendremos que hacerlo a su manera. Supongo que mi hermano está ideando alguna forma de escapar, así que aunque me frustre lo dejo solo en sus pensamientos y me concentro en seguir las indicaciones de Elian, para seguir un camino y tener cuidado de que las ramas no me lastimen o me hagan caer. Y repentinamente...
― ¡Cuidado! ―Elian enrolla su brazo en mi cintura y me jala hacia atrás antes de caer por un risco.
― ¿Están bien? ―pregunta Rumpel, quien se acerca a nosotros.
― Victoria, ten más cuidado ―me reprende mi padre.
― No lo vi, lo siento.
― ¡Shhh! ―dice Lowell y pone un dedo en sus labios―. ¿Escucharon eso?
― ¿El qué? ―susurra Rumpel.
Permanecemos en silencio, no logro escuchar nada así que cierro mis ojos, respiro con lentitud y agudizo mis oídos. Escucho el sutil ruido de la espada de Elian al sacarla de su funda al igual que la de Lowell, un ligero y gélido viendo acaricia mi rostro mientras mueve las ramas de los arboles más altos, también escucho el ulular de un búho. Excluyo esos sonidos hasta que detecto un leve murmullo y el sonido de ramitas al ser pisadas, abro mis ojos. Rumpel en silencio, comienza a quitarse los zapatos al igual que la playera y el abrigo, en absoluto silencio las mete en su mochila y se la da a Iván para transformarse en un impresionante lobo de aproximadamente mi altura; Elian y Lowell están con espadas en mano listos para atacar si es necesario.
― Prepárate para volar ―dice Iván en mi oído.
Asiento mientras también me quito mis guantes mágicos, la luminosidad de mis manos es tan ligera que apenas alumbra donde estoy. Miro hacia el cielo, puedo ver la blancura de las nubes, pero las ramas y los arboles oscurecen el bosque y el sol no ayuda mucho, oscurecerá completamente en minutos.
Sigo escuchando los murmullos que cada vez se hacen más nítidos. Elian me toma de la mano y me hace seguir caminando. Rumpel va justo atrás de nosotros y siento su enorme hocico justo detrás de mi cabeza lo que me produce escalofríos. Nuestros pasos cada vez son más rápidos al punto de estar corriendo hasta que... salimos de un camino realmente estrecho, lleno de obstáculos para correr y derrapamos a unos metros donde hay una fogata frente a nosotros, con casas de campaña por todos lados. Varios pares de ojos nos miran primero confusos, después incrédulos y luego viene la satisfacción.
Son los zaino, lo sé por sus ropas y sus dientes afilados como tiburones, también hay otros enormes hombres vestidos con ropa de combate, no son demonios quizás son híbridos, también hay otro grupo más al fondo jugando con fuego, los híbridos de los guardianes, los Fénix. Son como treinta híbridos y absolutamente todos dejan de hacer lo que están haciendo, se levantan con lentitud y...
― ¡ATRAPENLOS!
Al escuchar un grito de guerra a lo lejos no lo pienso dos veces, me suelto del agarre de Elian, corro hacia el frente y antes te chocar con un zaino me elevo mientras lenguas de fuego salen de mis manos, atrapando a varios. Veo el humo gris elevándose, mantengo una mano hacia abajo, quemando a algunos zainos y mi mano libre la levanto para hacer un remolino de aire y atrapar al humo gris, dejo sacar toda la ira que siento y mis manos se iluminan tanto que iluminan mucha más que la fogata. Busco con la mirada a Elian, combate a varios híbridos con su espada junto con Lowell, Rumpel está destrozando con su mandíbula a todo quien intente atacarlo pero veo que su pelaje está quemado gracias a los fénix.
― Victoria, elévate ―escucho a Iván por el audífono que olvidaba que traía, esta frente a mí, con ambas manos levantadas―. ¡Ahora!
Dejo lo que estoy haciendo, me elevo y varias picos filosos de nieve salen disparados como agujas hacia los demonios que intentaba controlar, algunos esquivaron pero otros fueron atravesados y se convirtieron en polvo.
― ¡El corazón, Victoria! ―grita Iván quien viene hacia mí―. Son seres inmortales, pero son híbridos mucho más débiles que nosotros, ataca al corazón y los destruirás. O a menos que los metas en ese remolino tuyo.
― Hagamos uno.
― No sé cómo ―niega―. Apenas y puedo controlar el agua.
― Solo siéntelo, recuerda cuando me enseñaste a desplegar mis alas ―tomo su mano y hago que el fuego nos envuelva, hace una mueca de dolor―. Ignora el dolor, solo siente el poder, siéntelo Iván, solo así saldrá.
Iván cierra sus ojos, mientras aun lo sostengo de la mano con el fuego entre nosotros. Miro hacia abajo y mi padre, junto con Lowell y Rumpel continúan destruyendo a los híbridos. Repentinamente escucho un grito de mujer, miro hacia el sur cerca del muro, Esmerald corre con todas sus fuerzas, utiliza sus alas para elevarse y con su espada atraviesa al fénix que atacaba a su hermano. Enseguida, Spector, el hada y los príncipes se unen a la batalla, siento alivio al ver al príncipe aún con vida pero lo que llama mi atención es no ver a Ilea, busco por todos lados y no la veo, tan solo espero que la hayan dejado en un lugar seguro.
Siento como algo desgarra la piel de mi brazo y enseguida una lluvia de flechas nos ataca. Suelto a Iván y nos refugiamos en los árboles, estoy lo suficientemente lejos de él así que le hablo por el micrófono.
― ¿Listo?
― No, pero andando.
Ignorando el dolor de mi brazo, me equilibro en una de las ramas del árbol, la oscuridad poco a poco comienza a tragarnos, quito el sudor de mis ojos y tratando de no caer, levanto mis manos y comienzo a girar mis muñecas, el viento comienza a aparecer y mueve las ramas así que salto de ahí y utilizo mis alas para permanecer arriba, el remolino que comienza a hacerse abajo arrastra a medio mundo así que elevo el remolino al igual que la nieve gracias a Iván creando una enorme burbuja blanca. Inclino mi cabeza para acercarme más al micrófono que traigo en el cuello, y grito sin importar que rompa los tímpanos de todos.
― ¡Los fénix, aléjense de los fénix...! ¡Iván, hay que meterlos a la burbuja y congelarlos!
― ¡Entendido! ―Escucho a Su Yeong.
― ¡Aléjense de los fénix! ―alguien más grita.
Miro a Iván y este asiente, bajo la mirada y los malditos híbridos fénix estar agrupados detrás de un muro de fuego y lanzando bolas de fuego al tamaño de balones de futbol, trato de mantener el remolino de aire junto con la nieve de Iván.
― Iván, deja caer la burbuja y después la volvemos a armar.
― Entiendo ―lo escucho decir.
― Bien... ―nos acercamos al muro de fuego, los fénix comienzan a alanzarnos las bolas de fuego cuando nos ven y grito―: ¡Suéltala!
Dejo caer mis brazos con fuerza y la burbuja de nieve y viento helado cae sobre los seres que utilizan el fuego para defenderse, algunos la esquivan y otros quedan completamente debajo de la nieve. La idea es congelarlos así que rápidamente levanto mis manos y creo el remolino aunque no funciona como la primera vez, mis manos comienzan a perder la luminosidad y siento dolor por el frío que intento crear. Los guardianes deben de sentir lo mismo que yo al sentir mis manos congelarse.
― ¡Iván, no puedo, tienes que elevarla tú! ―le grito al chico que está esforzándose por hacer una burbuja de nieve.
― ¡AYUDAME! ―grita.
― ¡No puedo, me está congelando a mí también!
En ese instante aparece Elian, quien ayuda a Iván a hacer una burbuja más uniforme, con viento y nieve, mi padre me mira y me dice que los cubra de los fénix que intentan alcanzarlos con las lenguas de fuego. Desciendo y trato de crear fuego, pero mis manos están con una capa de escarcha cubriéndolas por completo, duele demasiado y no puedo ni siquiera crear la luminosidad. Intento cerrarlas haciendo puños, la escarcha se rompe pero sigo sin poder crear el fuego.
― ¡Victoria!
Alguien grita, me giro y cinco zainos me tienen en la mira con sus flechas, comienzo a volar por lo bajo protegiéndome con los arboles pero una flecha atraviesa una de mis alas y el dolor es insoportable al punto de hacerme caer. Me proyecto contra varias ramas que me lastiman aún más. Intento levantarme pero no puedo.
― ¡No, Victoria! ―levanto la cabeza y el príncipe viene hacia mí pero los fénix que quedan crean un muro de fuego. Varios zainos se acercan a mí, con sus arcos y flechas preparados para atacar.
Algo cae de la nada junto a mis pies, es Lowell quien enrolla sus brazos en mi cintura y no espera un segundo para elevarse, la lluvia de flechas vuelve a atacarnos.
― Sostente de mi cuello, me hará más fácil volar si también colaboras ―asiento y lo abrazo por los hombros mientras veo a varios zainos correr tan rápido que están bajo nosotros, pero si lanzan las flechas también caerán sobre ellos.
― Regresa a donde están los demás.
― Tengo que llevarte a un lugar seguro.
― ¡No te atrevas! Tenemos que ayudar a los demás.
― Es imposible, en cualquier momento llegaran los demonios ―niega y sigue volando más arriba.
― Tu hermana también está allí, no podemos dejarlos. ¡Bájame!
― No.
― ¡Bájame!
― ¡Que no!
Pongo mis manos en sus hombros, me concentro hasta que mis manos se iluminan quemando al demonio y ambos nos precipitamos hasta caer en un lago de aguas heladas, dejando a algunos metros atrás a los híbridos. El dolor es insoportable al lastimar mis alas, sé que Lowell también sufre pero sufrirá más si la estúpida de Esmerald muere, con mucho esfuerzo me levanto y ayudo al chico a salir del agua.
― Anda, los zainos vendrán en cualquier momento.
― Y nos mataran por tu culpa.
― ¡Princesa! ―grita alguien, miro hacia atrás y ver quien me habla hasta que veo a Alex, con sus ojos completamente oscuros―. ¿Lista para jugar?