Elian me ha conseguido ropa y agradezco que me haya comprado un vestido, seguimos en invierno pero el calor sigue atacándome en ocasiones. Ahora todos estamos en una estación de autobuses, sentados a la espera del nuestro.
Después de aquel extraño episodio con las híbridas del Reino de las Ninfas y que mi padre y Spector se convirtieron en humo atrajimos a muchos demonios que nos están cazando, por eso llegamos a aquel hotel en medio de la nada para ocultarnos, hemos aprovechado la mañana para llegar hasta aquí y pasar desapercibidos.
Miro como la gente va y viene cargando con su equipaje, no hay mucha gente pero igual cubro mi rostro con el gorro de mi abrigo, además para que no vean mis marcas en el cuello, bajo la mirada y me concentro en el vaso de chocolate caliente que me ha ofrecido Claudius que se ha sentado frente a mí y no deja de mirarme con cautela. Todos me han mirado de esa forma cuando salí de la habitación del hotel. Sí, todos han visto mis marcas y las del príncipe, algo me dice que piensan que hicimos algo más que solo alimentarnos, sacudo mi cabeza y ahuyento esos pensamientos.
André está sentado a mi lado, pero luce diferente pues juguetea nerviosamente con sus pulgares, su labio inferior está siendo mordisqueado y no deja de mover su pierna. Lo miro de reojo y cuando él voltea a verme evado su mirada. Parezco una niñita estúpida al hacer esto, ¡por favor, soy una adula, puedo manejar esto! Levanto la mirada, evito la de Claudius y miro hacia donde esta Spector con Ilea en brazos discutiendo un par de cosas con Elian y Su Yeong, Rumpel está sentado en una silla junto a Iván pues parece que él no se ha recuperado del todo de esa bala. Lowell permanece en guardia todo el tiempo pero mira con discreción a todos lados y cuando alguien pasa muy cerca de nosotros veo como achina sus ojos y analiza a la persona.
Y en un rincón, cerca de la ventana permanece Esmerald, quien me mira con ojos de odio. Es increíble su descaro al estar enojada conmigo por lo que hice con André, le gusta el príncipe es obvio pero y yo qué culpa tengo. Dejo de verla y vuelvo a sacudir mi cabeza ignorando todo pensamiento acerca de la noche anterior aunque es imposible no hacerlo. Cierro con fuerza mis ojos y trato de pensar en alguien más, en mi pequeña Mila a quien extraño a cada minuto, lástima que dura poco.
— Vengan, todos —nos llama el hada. Nos acercamos a él y nos da una pequeña caja envuelta en periódico.
— ¿Qué es? —pregunta Claudius.
— Les encantara —Su Yeong sonríe—. Última tecnología para espías, cortesía del gobierno surcoreano.
— ¿Las conseguiste de ahí? —pregunta Rumpel divertido—. Yo tengo mejor material.
— Te encantara, úsalo —con rapidez abre la pequeña caja, saca una extraña goma color piel y se la mete al oído, después despega de una base de plástico lo que parece un parche que se coloca detrás de la oreja y al final saca lo que parece ser una ridícula pinza negra sujeta a un extraño alambre que ancla en el cuello de su abrigo—. Podremos comunicarnos con esto, ya están programados y son bluethooth.
— ¿Fuiste un espía? —le pregunto—. ¿Por eso vivías tú y mi padre a todo lujo en Corea del Sur?
— Póntelo —señala la caja y regresa con mi padre y Spector.
Me acerco a la ventana para tener un poco de luz y lidio con la envoltura del paquete, hago lo mismo que el hada, anclo la pinza en mi abrigo, lo cual parece ser un micrófono, saco la goma que supongo es un audífono y después el parche. Intento despegarlo hasta que lo logro, lo acerco a mi oreja pero inmediatamente mi cabello se pega a él, maldigo en silencio e intento quitarlo de mi pelo.
— Espera, espera —inmediatamente el príncipe de hielo vienen a mí.
— No, yo puedo —lo alejo pero solo logro jalar más mi cabello, ¿como es que un minúsculo e insignificante parche provoque tanto lio?
— Déjame a mí —aparta mis manos y comienza a despegar el parche, cabello por cabello. Yo intento mirar por la ventana odiándome a mí misma por sentir las mejillas calientes.
— ¡Ya está! —el parche está pegado en su dedo—. Déjame ponerlo.
— Puedo yo.
— Es probable, pero evitemos que tu cabello se entrometa —sonríe mientras aparta mi gorro y hace mi cabello a un lado.
Miro su rostro con una arruga en su frente, como si lo que estuviera haciendo necesitara toda la atención y concentración del mundo. Pega el parche detrás de mi oreja con tanta lentitud, retrasando lo más que puede el hecho de alejarse de mí. Cuando lo hace peina mi cabello arreglándolo sobre mis hombros. Vuelve a mostrarme su sonrisa perfecta como su hubiese ganado un premio y sin esperarlo besa mis labios a lo cual yo me hago para atrás, pero no llego ni a dar un paso, la maldita ventana me lo impide.
— Lo siento —acaricia mi cuello despacio.
— ¡Ay, que tiernos son! —dice Esmerald—. ¿Ya no odias a tu príncipe? Hace unos días lo apuntabas con su propia daga y ahora estaremos a la espera de un segundo bebé vampiro... o sombra o lo que sea, ¿no? Porque seguramente la pasaron bomba.
— ¡Cállate! —dice entre dientes André.
— ¿Disfrutaron lo de anoche? —mis puños se cierran con fuerza evitando soltare un golpe.
— ¿Por qué, querías ser tu quien tuviera sexo con el príncipe? —abre sus ojos de golpe, no sé si por la pregunta tan directa o porque he descubierto sus intenciones—. Esmerald... —me acerco a ella— deja de ser una maldita descarada, te hubieses quedado en el Inframundo, nadie te obligo a venir.
— Gracias a nosotros estás viva —espeta.
— Oh, no, no, no... a ti jamás te agradeceré —señalo a Spector quien sigue concentrado en la plática con Elian—. Gracias a él yo sigo viva.
— Me sorprende tu arrogancia —comienza a caminar a mi alrededor—. Tu falta de inteligencia, tu ego ahora está por los cielos y crees que eres poderosa. ¿Recuerdas que personaje de las películas de terror me gusta cuando matan? Tú sigues siendo la chica estúpida.
— ¿Y tú? —le pregunto con calma, no dejare que me saque de mis casillas, porque sé que eso pretende.
— ¿Yo?
— Si, tu... ¿quién eres? —la miro fingiendo curiosidad—. ¿La zorra que intenta quitarle los novios a todas las demás? Esa que esta tan desesperada por que le den un buen... —no término la frase, me da una bofetada lo que hace que todos miren atónitos.
— ¿Qué te crees que haces? —dice André interponiéndose entre las dos.
— ¿He acertado?
—sonrió con satisfacción al ver esa mirada derrotada y antes de irme le digo en voz baja pero sé que ella me escucha perfectamente—. Deja de provocarme y aléjate del príncipe, porque soy más poderosa que tú, ya lo has visto... tengo a todos de mi lado.
Iván me mira con frustración y el príncipe de hielo comienza a sermonearme por lo que he dicho, después viene Elian a preguntar qué ha pasado, pero disfruto ver como Lowell y Spector también reprenden a Esmerald y tratan de calmarla. Pero lo que he dicho es verdad, tengo a todos de mi lado intentando salvarme, por alguna extraña razón eso me entristece, por primera vez después de tanto tiempo al mirar a estas personas me entristece lo que hacen por mí. Intentan salvarme cuando yo intentare autodestruirme junto con Lilit y Dominic.
A pesar de los regaños de Elian e Iván, los acepto sin rechistar, sin quejarme o enojarme. Les permitiré que hagan eso, solo eso pero los mantendré alejados porque ellos también me impedirán que vaya a mi destrucción. Dejare que me protejan, que me cuiden, que me regañen pero también que me amen, los dejare hacer eso y los recompensare controlándome y colaborando, pero sé que al final terminare defraudándolos.
Poco después Spector nos hace una señal, es hora de irnos a no sé dónde, subimos al autobús. Spector y Elian se sientan juntos, seguramente tienen mucho de qué hablar, Iván sigue pegado a Rumpel, Su Yeong y Claudius hacen mancuerna, los hermanos demonio en otro par de asientos y con un suspiro me resigno a tener por compañero al príncipe. Al principio el silencio es sumamente incomodo entre nosotros así que trato de aligerar el ambiente preguntándole a donde vamos, me responde diciendo que iremos a los alrededores de la Comuna donde habitaban las sombras.
— ¿En serio?
— Es una locura, pero Spector dice que ahí estaremos a salvo —susurra tan bajo que tengo que acércame a él para escucharlo—. Dice que cruzaremos otro portal.
— ¿Al Reino de las Sombras?
— La verdad no lo sé... tu tío se muestra algo reticente al contarnos lo que planea —suelta un suspiro—. Es frustrante.
— Bien... supongo —miro a la ventana y poco a poco el autobús comienza su marcha.
— ¿Te sientes mejor? —me mira con curiosidad y pareciera que tiene algo más que decir pero se detiene.
— No sé lo que sucede conmigo, pero de repente me siento débil y en un segundo tengo tanta fuerza...
— Es normal, no hace mucho de que termino tu fase de transición cuando ya estabas en un Páramo Mental y siento hechizada para que Mila naciera —pone una mano en mi mejilla—. Es cuestión de tiempo, pronto te sentirás mejor...
— Bien —aparto su mano con la mía, pero el príncipe rápidamente me agarra acariciando mis nudillos—. Nada ha cambiado... sobre lo que siento por ti, ya te lo dije...
— Lo escuche perfectamente, aunque dolió.
— La verdad duele.
— Tú dueles. Pero me he declaro masoquista.
Su comentario deja en blanco mi mente, abro la boca para decir algo pero la verdad no sé qué, me suelto de su agarre y me concentro en mirar solo a la ventana y agudizar mis oídos para escuchar a mi padre y Spector que están sentados delante de nosotros. Prefiero escuchar una plática que pensar en todas esas palabras que me ha dicho el príncipe desde que nos encontramos en el Inframundo.
¿Cómo es posible que a pesar de todo me siga diciendo tales cosas? ¿Es real lo que él dice? ¿Un príncipe se comporta así? ¿Cómo es posible que el príncipe más temido de todos los reinos, quien le arranco el corazón a su antigua novia por jugar con él, sea todo amor y comprensión conmigo? No tiene sentido, absolutamente nada tiene sentido.
Me concentro en tratar de escuchar lo que dicen mi padre y Spector a la vez que miro como pequeños copos de nieve chocan contra la ventana, es imposible ya que inevitablemente veo al príncipe por el rabillo del ojo, vuelve a estar nervioso porque su pierna no deja de agitarse, su labio inferior vuelve a desaparecer entre sus dientes y juguetea con sus manos, ¿por qué esta tan nervioso? Me giro para verlo mejor pero sus manos captan mi atención por completo, las frota entre sí mientras sus palmas están completamente rojas. André se da cuenta que lo miro así que esconde sus manos rápidamente en las bolsas de su chaqueta.
— ¿Fui yo? —señalo sus manos con la mirada—. ¿Fui yo quien hice eso?
— No...
— ¿Entonces? No me digas que fuiste tan idiota como para meter las manos en la chimenea.
— ¡Claro que no! —me mira, ahora serio—. Duérmete.
— Te queme, ¿cierto? —tomo una de sus manos y si, efectivamente están con ampollas que no han sanado.
— En un par de minutos se quitara.
— No puedo seguir así —murmuro, pero él me ha escuchado—. Tienes que alejarte de mí.
— ¿Tendremos esta conversación de nuevo? ¿Qué parte de "voy a protegerte" no entiendes?
— ¿Y qué parte de"tienes que cuidar a nuestra hija" no entiendes tú? —miro mis manos enguantadasy trato de ignorar el hormigueo—. Ya te lo dije, vete de una vez... aléjate de míantes de que duela más.
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Espero que hayan disfrutado el capítulo. Gracias por esos votos y los comentarios.
¡SALUDOS!
^U^
PD.: Olvide poner, que si alguien tiene dudas y preguntas, con mucho gusto las responderé pero atenganse a las consecuencias de posibles spoilers!!