Recorremos los pasillos del hospital, escuchamos como un hombre habla a través de un megáfono advirtiendo que los dos hombres con pistola, es decir los príncipes, salgan del edificio con las manos en alto. Claudius nos conduce hasta una salida de emergencia pero se acciona con código, no hay salida.
— Tenemos que hacer un bliț —dice Claudius—. Posiblemente tengan rodeado todo el lugar.
— No, no, no —me niego—. No correremos el riesgo de atraer a algún demonio o híbrido. Dispárale al sistema de seguridad.
— Esta arma no tiene balas —dice frustrado Claudius y la avienta a una esquina.
— Utiliza la mía —André le da el arma a su hermano, dispara pero ninguna bala sale—. ¡Infiernos! Solo tenía una bala.
— Entonces hagamos un bliț.
— ¡Que no, Claudius! —digo con desesperación.
— ¿André? —suplica Claudius pero él también niega.
— Hay que subir al techo.
Pronto, los príncipes encuentran unas escaleras y suben con mi hijo y conmigo en brazos, no sé cuantos pisos son pero no parecen exhaustos, en cambio yo siento que moriré en cualquier momento, el dolor en mis costillas se hace mas fuerte conforme da un paso André, aprieto los dientes y me aguanto, en pocas horas sanara, lo sé. Al llegar al techo Claudius corre a la orilla para ver que pasa abajo.
— Entraron al edificio, no tardaran en subir —dice algo nervioso.
— No podemos desaparecer, eso llamara la atención... nos encontraran si usamos nuestros poderes —miro a André a los ojos y suplico—. Tienes que protegerlo, tienes que cuidarlo.
— Lo haré, pero no tenemos otra salida.
En ese momento, un fuerte ruido se escucha a nuestras espaldas, el príncipe de hielo se voltea y vemos a tres policías apuntándonos con un arma, Claudius también los apunta a pesar de no tener municiones.
— ¡Baje el arma ahora! —grita un oficial.
— ¡No queremos hacerles daño! —dice André—. Yo solo quería que ayudaran a mi esposa.
— Bueno chico, tu error fue traer un arma.
— Y tu error, poli, fue venir aquí y no quedarte comiendo una rosquilla en tu unidad.
De alguna parte, Spector sale entre la oscuridad, dos policías por inercia le disparan pero el simplemente sonríe y se prepara para luchar. Los humanos no tienen oportunidad contra él, aun así arremeten y por varios minutos veo como tres policías luchan contra la sombra hasta que Spector deja a los tres tirados e inconscientes. No está nada feliz, lo sé por lo oscuro de sus ojos, no nos dice nada, suelta un chiflido y aparecen Lowell, Iván y Miguel mostrándonos sus enormes alas.
— Si ya acabaron de meterse en problemas, ¿podemos largarnos de aquí? —ruge Spector tomándome en brazos y haciendo una mueca de dolor—. ¡Andando!
Spector corre conmigo en brazos por toda la orilla, salta y sus alas comienzan a hacer el trabajo, miro hacia atrás sobre su hombro, Iván es quien trae en brazos a mi hijo y lo protege contra su pecho, más atrás Miguel lleva a André y Lowell a Claudius.
— Si volamos, ¿nadie nos descubrirá? —le pregunto a Spector y el niega.
— Reza por que así sea.
Sobrevolamos la ciudad de San Francisco, mi respiración está más calmada y el dolor ya no es tan fuerte, pero aun permanece ahí. En cuestión de minutos llegamos a la casucha donde Esmerald nos recibe con los nervios desbordados, evito mirarla y contagiarme con su ansiedad.
Spector me lleva a la habitación del príncipe donde todo mundo entra al pequeño cuarto. Suelto una mueca de dolor al ser depositada en la cama, la sombra se aleja y es auxiliado por Esmerald para quitarse una extraña armadura que evito que las balas penetraran su pecho, inmediatamente mi campo de visión es obstruido por Iván, quien se acerca a mí.
Es la primera vez, que veo a mi hermano sonreír de forma genuina, me acomodo en la cama a pesar del dolor de mi costilla, estiro mis brazos y por fin tengo a mi pequeño a mi lado. Le quito la manta que cubre su rostro, aun está sucio por que el príncipe no dejo al doctor que lo limpiara, pero está completamente dormido.
Suelto un gran suspiro al ver que Dominic no le ha hecho nada malo, pero si continua conmigo, yo soy la que podría lastimarlo. La maldad toma esos pensamientos contra mí, intento controlarme acercándome a mi pequeño al pecho y abrazarlo con fuerza pero al mismo tiempo con cuidado.
— ¿Qué es, Victoria? —se acerca el Arcángel Miguel con una enorme sonrisa—. ¿Es niño o es niña?
— No lo sé... —lo descubro un poco para ver el cuerpecito desnudo del bebé y es inevitable no reír de alegría después de tanto tiempo. Levanto la vista y miro a todos los presentes para al último mirar al príncipe de hielo quien espera impaciente—. Niña... es una niña.
El grito de alegría de todos hace que los pensamientos malos se vayan, Miguel sonríe con alegría y me abraza, puedo ver que Spector suelta un gran suspiro y abraza a Ilea con fuerza, Iván también está contento y es felicitado por Lowell quien no lo conozco lo suficiente pero también sonríe. Ambos príncipes se funden en un abrazo mientras Esmerald pasa a segundo plano y permanece seria en un rincón.
Después el príncipe de hielo se sienta a mi lado, le tiendo a mi niña y él la toma con mucho cuidado, en ese momento la pequeña intenta abrir sus ojos pero no lo consigue y vuelve a dormirse. André la acerca a su pecho y besa su cabecita. Aprieto mis puños con fuerza, cierro mis ojos e ignoro el hormigueo, hago mis respiraciones y trato de controlarme.
En verdad no se merece mi perdón, el príncipe no lo merece pero al menos yo si cumpliré mi promesa. Él será quien cuide a mi niña y mi corazón, luchare con todas mis fuerzas para protegerla a ella y dejarle como futuro un mundo mejor, sin Lilit o Dominic propagando el mal, al igual que yo. Que importa si no recuerdo mucho, que importa que el mal habite en mi alma, usare eso para cumplir mi promesa. Ese será mi sacrificio por ella, por mi pequeña niña. Usare las palabras que me dijo mi padre antes de que nos capturaran en Alaska; Elian dijo que usar el mal de mi sistema para tomar el coraje necesario y luchar... luchar por mi hija.
***
Pasan alrededor de dos horas, mi costilla mallugada ha sanado, me siento mucho mejor con el baño que me he dado aunque aun débil. Tengo a mi niña entre mis brazos pero solo le suelto cuando el príncipe de hielo me trae ropa limpia y me cambio. Al instante vuelvo a tomarla y André me dice que hay que limpiar a la pequeña, accedo y vamos hacia uno de los baños el cual ha sido preparado por Lowell y Spector.
Llenaron la pequeña bañera con agua tibia, sobre el depósito del agua del retrete esta una bolsa con ropita de bebé y algunas mantas y toallas. Se lo agradezco a los dos y me adentro al sofocante baño junto con el príncipe. Quito la manta del hospital que cubre a mi pequeña y con cuidado de no despertarla la sumerjo en el agua calentita pero inmediatamente abre sus ojos y sonrió a ver que los tiene color amatista como los míos.
André toma a la niña y yo froto su cuerpecito con mis manos, el temor a quemarla se ha disipado cuando veo que no quedan marcas rojas en su piel tal como las hay en las manos del príncipe, ignoro eso y continuo con mi tarea. Echo un poco de jabón para bebés en mis manos y froto por todos lados. El silencio inunda la habitación pero he de admitir que no es incomodo, al menos por qué cierta personita nos mira con mucha atención.
El agua poco a poco comienza a enfriarse y André esta por sacar a la pequeña, yo me niego y sumerjo ambas manos al agua esperando a que se ilumine, inmediatamente el agua se calienta y volvemos a meter a la bebé al agua, el cual parece disfrutar por como intenta mover sus manos y pies.
— ¿Has pensado en un nombre? —pregunta el príncipe sacándome de mis pensamientos, la verdad es que no así que niego—. Yo tampoco.
— Supongo que... tú lo decidirás.
— ¿Por qué yo y no los dos?
— Cuidaras de ella, es lo más justo —me pongo de pie, con la pequeña en mis brazos, rápidamente la envuelvo en una toalla. Al girarme para tomar la ropa que le pondremos André se pone en mi camino.
— No abandonaras a nuestra hija, ¿no? —se acerca a mí, me acorrala en una de las paredes y pone ambas manos en mi cintura.
— Yo solo le causaría daño.
— Somos una familia —niego y miro a la pequeña.
— ¿Recuerdas lo que dijiste que me prometiste, cuando escuchaste de alguna forma mi llanto cuando nací? En aquella cueva en la que despertaste del letargo —el asiente—. Bueno, le traspaso esa promesa a nuestra hija, se buen príncipe por ella y cuídala... al menos encárgate de cumplir esa promesa.
— La cumpliré, te lo juro pero también jure, ante todo mi clan, que te cuidaría a ti.
— No necesito de ti... ya no —le entrego a la pequeña y escondo mis manos iluminadas—. Ni siquiera puedo tocarla correctamente porque tengo miedo quemarla... te estoy perdonando la vida, te regalo mi corazón, te doy a mi niña. Tan solo aléjala de todo el mal... aléjala de mí.
— Eres su madre, no le harías daño —estira su mano y acaricia mi mejilla, cierro los ojos e inicio con mis ejercicios de respiración—. Nunca le harías daño, lo sé.
— No, nunca... pero no voy a tentar la suerte.
— Siempre, Victoria... siempre confiaría en ti y se... —abro los ojos y su mirada azulada se concentra en la mía— se que nunca le harías daño a nuestra hija. Confió en ti y te sigo amando a pesar de todo.
Después de su declaración, sale con la pequeña en brazos y me deja sola en el baño. Quito el tapón de la bañera para tirar el agua y después tomar la ropa que Spector compro e ir a vestir a mi pequeña.
André deposita a nuestra niña en la cama, con mucho cuidado y utilizando toda mi concentración, recuerdo aquellas clases en el instituido donde nos daban clases de educación sexual y en una de esas clases nos enseñaron, a hombres y mujeres por igual, cómo cuidar a un bebe, bañarlo, cambiarle los pañales y darles de comer.
Me tomo mi tiempo y con ayuda del príncipe hacíamos a la pequeña hasta vestirla con un hermoso mameluco color amarillo. En ese instante entra Iván y me da un biberón, se encoje de hombros y sale de la habitación sin antes darle un beso en la frente a su sobrina. La verdad no había pensado en la alimentación, me refiero a que... ¿mi cuerpo produce leche? Lo ignoro, pues todo ha pasado tan rápido que mi cuerpo no se desarrollo como el de una mujer embarazada correctamente.
Pero por ahora me acomodo en la cama, pongo un brazo como almohada y acomodo a la pequeña, acerco la mamila de hule y por instinto ella abre su pequeña boca y comienza succionar. André se acerca y se arrodilla en un lateral de la cama, toma la pequeña mano de nuestra hija y la acaricia, de repente se me ocurre algo.
— Mila —digo llamando su atención—. Llamémosla Mila.
— ¿Cómo tu abuela? —yo siento.
— Hace mucho... recuerdo, no sé en donde aunque supongo que fue en el aeropuerto de Londres, antes de ir a Alaska... investigue el significado.
— ¿Cuál es?
— 'Amor del pueblo', la unión entre las personas... o eso decía lo que leí —evado su mirada mientras él medita el nombre—. Si no te gusta ya te dije que puedes ponérselo tú...
— ¡Me gusta! —él sonríe—. Ella será Mila.
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¿Qué les pareció? Seria bueno si comentaran sus impresiones, aun así espero que les hayan gustado los capítulos.
¡Saludos!
Disfruten su fin de semana =D