[Iván]
Con esfuerzo, la sombra abre los ojos. La luz que se filtra por una pequeña ventana lastima sus ojos impidiendo ver lo que le rodea, hasta que poco a poco se adapta a la tenue luz. Esta acostado en el suelo, en medio de una habitación gris, no hay mobiliario, solo una puerta de hierro, una cámara en una de las esquinas y la pequeña ventana.
Despacio, intenta levantarse hasta quedar sentado, pues pareciera que había recibido la golpiza de su vida. Cada parte de su cuerpo duele y pesa, su cabeza da vueltas y está confundido, pero con esfuerzo voltea hacia tras.
Victoria está en la misma posición que Iván, aunque ella perece estar en un sueño profundo, pues no se mueve y su respiración se escucha acompasada. El chico se acerca a su hermana, intentando hacer que despierte sacudiéndola ligeramente por el hombro, pero no funciona. La deja estar mientras camina hacia la puerta, toca la superficie y efectivamente es hierro, se gira y va hacia la pequeña ventana pero está demasiado alto, casi tocando el techo.
Iván se resigna y vuelve a donde está su hermana y se sienta a su lado, mirándola de forma atenta tratando de recordar que fue lo que paso. Había recorrido media Alaska para llegar a un portal, los cazas del Inframundo y algunos híbridos los había seguido, pues es lo más probable desde de que un zaino avisara que vio al príncipe André y a Victoria. Se inicio una lucha justo antes de llegar al portal, Iván negocio con Lilit para salvar a su familia, pero después... llego a un lugar extraño; ese lugar era una montaña desértica, no había arboles solo matorrales, la tierra estaba árida y el sol era abrazador, no había agua o alguien más. Solo él.
Comienza a sentir punzadas en la cabeza al tratar de recordar más cosas. No estaba muy seguro, pero había visto a un hombre que vestía de negro y después desaparecía en medio de aves negras, lo vio al menos por tres veces y recuerda que algo le dijo, pero las punzadas vuelven a aparecer con más fuerza.
De repente, ve como Victoria comienza a moverse de forma ligera, abre sus labios intentando decir algo y sus pestañas aletean intentando abrir sus ojos.
— Victoria —dice Iván entre susurros—. Despierta, Victoria.
Y así lo hace, la chica abre sus ojos de forma brusca, el color amatista se hace presente y mira los ojos de Iván. Victoria comienza a levantarse de forma lenta y hace lo mismo que su hermano, minutos antes. Observa todo lo que hay a su alrededor para terminar posando su mirada en los ojos de Iván. Este trata de descifrar la mirada perdida de su hermana, pues lo mira como si nunca lo hubiese conocido. Y de pronto ella se coloca una mano sobre su pecho.
El desconcierto en sus ojos es evidente, pero no puede ni siquiera articular palabras, en ese momento la puerta de hierro hace un extraño ruido y se abre dejando ver a dos demonios.
— Hola, Hugin y Munin6—dice Spector sonriendo ampliamente, la reina lo mira de forma extraña pero decide dejar pasar aquel saludo—. Por favor, pónganse de pie y hagan una reverencia a la reina Lilit —Iván mira a Victoria, pero sin rechistar ambos se levantan y hacen una reverencia.
— Son educados, que alegría —Lilit camina hacia ambos hermanos, Iván trata de proteger a Victoria pero con un movimiento de mano sale volando, proyectándose al otro lado de la habitación—. Siempre es un gusto verte, querida.
— Yo... por... que... —la chica trata de articular palabras pero pareciera como si alguien la tomara del cuello. Lilit sonríe de forma siniestra y pone la mano sobre el vientre de Victoria.
— El heredero a la corona Vampir yace en tus entrañas —susurra la reina—. Qué pena que André sea un maldito traidor.
— ¡No la toques! —grita Iván, pero es retenido por Spector en una de las esquinas—. Tu, maldita perra. Tú y el príncipe lo planearon. Nos entregaron a ti para que le sacaras el corazón a Victoria y entregárselo a ese maldito.
— Yo también fui traicionada —dice la reina alejándose de Victoria, dejándola más confundida que nunca—. Los zaino estaban del lado de los príncipes Strigon, mintieron en todo...
— ¿Dónde... esta mi corazón? —pregunta Victoria tocando su pecho.
— Lo tiene André —responde Spector—. Se infiltro a nuestro reino y robo tu corazón. Nunca fue nuestra intención matarlos a ustedes.
— ¿Por qué nos tienes aquí? —espeta Iván al mismo tiempo que se zafa del agarre de su tío y va hacia su hermana—. Nos van a sacrificar.
— Un sacrificio no siempre termina con la muerte de alguien —Lilit camina hacia la salida y antes de irse, mira a los mellizos—. Serán instalados en otra habitación, con seguridad claro. Son sombras y sabemos que tienden a ser agresivos. Spector, encárgate de tus sobrinos—. Lilit mira a su amante de forma cómplice y sonríe antes de irse. Spector se concentra en sus sobrinos de forma pensativa.
— Definitivamente, son Hugin y Minin —sonríe mostrando su perfecta dentadura.
— No nos llames así —Iván se pone a la defensiva.
— ¿Qué nos van a hacer? —Victoria mira a su tío de forma amenazante, pero está muy lejos de asustar a Spector.
— Es una pregunta compleja para responderla ahora, querida sobrina —el demonio camina hacia la puerta y antes de salir dice—: Son parte del mejor plan maestro que se ha creado, pronto van a descubrir parte del final que les espera.
***
[André]
El lugar luce boscoso, oscuro y frío. André se pone de pie y mira todo a su alrededor, definitivamente es un bosque, pero carece de color ya que absolutamente todo es de color gris aterciopelado, por algo se llama la montaña Velvet. El príncipe mira a su hermano y este se encoje de hombros, así que ambos recogen sus mochilas y deciden investigar un poco el territorio. A los pocos minutos se dan cuenta que no hay algún indicio de civilización.
— ¿Estamos en el Inframundo? —pregunta Claudius desorientado.
— Si, aunque solo he venido dos veces a este lugar, definitivamente es el infierno.
— No tengo idea hacia dónde ir, para empezar... ¿es de día?
— Si, a pesar de que siempre está oscuro, tienen un poco de luz —André va hacia un árbol realmente frondoso, lo examina y comienza subir sin mayor esfuerzo a la copa del árbol, observa un poco el contexto y baja de un salto—. Estamos muy lejos del castillo, apenas y se ven sus torres, llegaremos en un día y medio caminando.
— Bien, pues andado.
Claudius se cuelga la mochila y junto a su hermano emprenden su camino, a pasos constantes y siempre atentos a lo que pueda ocurrir. André trata de hacer un mapa mental, pero ni siquiera puede concentrarse, el hecho de estar a unos cuantos kilómetros de Norah lo motiva pero también le da miedo lo que pueda encontrar. El no verla en el Paramo Mental es una buena noticia, pero ya no ha sentido las emociones de Norah, lo cual lo altera un poco.
Por las horas que pasan caminando, yendo rumbo al castillo, van recogiendo semillas o frutos, los pocos que habitan en esa montaña, pues a pesar de que es un bosque muy tupido el color grisáceo que los envuelve hace el lugar pobre, carente de vida.
Al caer la noche, buscaron un árbol con grandes raíces que los pudieran proteger de algún animal o algún soldado que hiciera rondines por el lugar. Se metieron entre las raíces, con sus respectivas dagas en la mano, era obvio que no dormirían, no tentarían a la suerte de bajar la guardia por unos minutos y recibir un ataque. Afortunadamente no tuvieron ningún tipo de incidencias en toda la tarde, pero no se iban a arriesgar.
Los minutos pasaban y la oscuridad los tragaba por completo, sumiéndolos en un ambiente bastante aterrador, ni un ruido se escuchaba más que el de sus propias respiraciones. Y así seguirían por las próximas diez horas.
***
[Spector]
43 días, antes de la Primavera.
Las catacumbas del castillo esta desiertas, ni siquiera los guardias están en sus puestos; Spector sonríe de satisfacción y antes de llegar a la celda donde están sus sobrinos pasa a la habitación donde el Arcángel Miguel está encerrado. El ángel no está solo, frente a él está un muchacho con una bandeja con comida, pero Miguel se niega a aceptarla.
— ¿De qué te vas a alimentar? —pregunto Spector acercándose al ángel—. ¿De tus plumas?
— Te vas a arrepentir —dice el ángel entre dientes mientras utiliza todas sus fuerzas para levantarse, pero esta tan débil que se recarga en la pared para descansar.
— No me arrepiento de nada de lo que hice en el pasado o en el presente, mucho menos me arrepentiré de lo que haré en el futuro.
— Claro... eres un demonio, ese es tu trabajo —Miguel se yergue y sus alas salen por inercia.
— ¿Un demonio? —sonríe Spector de forma divertida—. Te mostrare que puedo ser más que un demonio.
El chico que estaba en la celda se hizo hacia atrás, el ángel intento ponerse en guardia para recibir el golpe del demonio, pero en cambio Spector hizo un extraño movimiento de manos. El agua que estaba en la jarra que llevaba el chico salió flotando en el aire, el demonio jugaba con ella haciendo figuras geométricas.
Con su mano izquierda contuvo el agua aun por los aires mientras que con su otra mano hacia más movimientos y de repente aparecía una pequeña bola de fuego en su mano. Jugó con ambos elementos, como si fuese un malabarista bien entrenado, de repente empieza a hacer viento en la celda y levanta la tierra que hay en el lugar.
Agua, fuego, tierra y aire se mezclan en un remolino creado por las manos de Spector y al final desaparecieron cuando el demonio los choco entre si y mira al ángel, quien estaba completamente asombrado, perplejo y a la vez asustado.
— Un demonio no tiene el control de los cuatro elementos —dice Miguel en susurro—. Solo los guardianes controlan el fuego.
— No soy un guardián —dice Spector encogiéndose de hombros—. Mucho menos un demonio.
— Pero... ¿Cómo? Tú eres... una... una...
— ¿Una sombra? —el arcángel asiente despacio.
— Historia larga, de casi cuatro siglos —la sombra se pasea de un lado a otro—. Hago esto por mi familia, claro está.
— Tú no tienes familia mataste a tus padres, a tu hermano y ahora capturaste a tus sobrinos para que Lilit los mate —el arcángel trata de que su mente le diga algo, que lo que ha descubierto le diga algo pero está en blanco.
— Soy todo, menos un asesino —las facciones de Spector se oscurecen y un aura negra aparece a su alrededor—. Ahora escucha bien lo que te diré, ángel. En una semana habrá un evento, a ti y a mis sobrinos les cortaran las alas, siendo ese el "sacrificio" —Spector hace comillas a lo último que dice—. Claro que eso es solo espectáculo para el pueblo del Inframundo, pero nosotros lo aprovecharemos para escapar.
— ¿Por qué debería creerte? ¿Cómo se que esto no es un engaño?
— No lo sé, eres un ángel. Utiliza tus propios poderes para averiguarlo.
Antes de retirarse, hizo un asentimiento de cabeza al ángel y le hizo una señal al chico para que fuera con él. El demonio... o mejor dicho, la sombra camino de forma apresurada hasta la celda de sus sobrinos. Era el momento de revelar su propia identidad a los involucrados en esta misión de rescate suicida.
Hugin y Minin: Son un par de cuervos asociados con el Dios Odín, Hugin es el pensamiento y Munin la memoria.
***
Espero que hayan disfrutado estos dos capítulos, aun hay mucho que recorrer así que anticipen los siguientes capítulos. Gracias por leer la historia.
¡Saludos!