[André]
La Sala de Hipnos permanecía con una tenue luz y un ensordecedor silencio, las vampiresas encargadas del lugar actuaban con rapidez pero con sumo cuidado a pesar de la poca luz. André trataba de mirar a todos lados, pero era imposible no ver como arreglaban a Violet mientras él, junto a su hermano y los hermanos de la vampiresa permanecían de pie, con una pequeña vela en sus manos y haciendo un circulo protegiéndola a ella. Una vez que las vampiresas terminaron, Claudius se acerco a Violet y con cuidado la tomo en sus brazos para llevarla a una camilla de heno, ahí la deposito mientras que André y los tres hermanos de Violet la cargaban.
El príncipe de hielo apretaba su mandíbula con fuerza tratando de mantener el control mientras recorrían las catacumbas, mientras Claudius lideraba la comitiva, con una antorcha y una daga en sus manos.
El camino se hizo eterno hasta llegar al jardín sur del castillo Vampir, cientos de vampiros, miembros del clan, permanecían en silencio y a la espera del cuerpo de la vampiresa y rendir sus respetos. Todos los presentes vestían ropa antigua de color negro, los guerreros hacían fila y cuando la comitiva pasó ellos pusieron una rodilla en el piso y sus respectivas dagas puestas junto a su corazón, mientras que los ministros Vampir hacían una reverencial al igual que Dreagan y Amelia.
André trata de controlar los temblores en su cuerpo y apretuja con fuerza la camilla donde va Violet; trata de evitar mirar su hogar, su castillo casi en las ruinas, trata de evitar ver a todo su clan Vampir, pero sobre todo trata de evitar a los padres de Norah. Si por él fuera, se hubiese quedado en su desordenada habitación, ideando los planes más psicópatas que se le han ocurrido para matar a todos los que le hicieron daño a él, a Norah y a su hijo nonato.
Es sacado de sus pensamientos cuando los hermanos de Violet, Lucius, Isaac y Liam, llevan a su hermana hacia una pequeña cabaña, la cual fue construida a marchas forzadas para la ceremonia; el príncipe miro a su alrededor y en las repisas de la cabaña estaban algunas pertenencias de su amiga, pero no soporto mirar más así que fue el primero que salió y se puso a un lado de su madre.
Pasan minutos antes de que Claudius, quien se ha quedado por más tiempo salga. Cuando lo hace toma la antorcha que traía, de uno de los guardias. Sin pensarlo dos veces acerca el fuego de la antorcha hacia la cabaña para que se incinere, así es como debe de ser mientras su padre, Dreagan, dice algunas palabras en honor a la difunta.
— Fue un honor, haber conocido a una vampiresa como Violet Aldrich. Fue un completo honor haberla cuidado como a una propia hija todos estos años pues era una integrante más de la familia Strigon; hoy ella seguramente esta en un lugar mucho mejor que nuestro reino, hoy ella está a salvo y nadie podrá lastimarla —los llantos de Annabeth Aldrich, la madre de Violet, se intensifican mientras su hijo mayor, Lucius, la abraza—. Su muerte no será en vano, terminaremos el trabajo que a ella se le había encomendado desde muy pequeña, honraremos a una de las vampiresas más valientes de nuestro clan Vampir. Nuestro Dios, el Destino, ha querido que así fueran las cosas y a pesar de que duela su pérdida aceptamos sus acciones pero, siempre la llevaremos en nuestras mentes y corazones; solo así mantendremos su recuerdo vivo y tendremos presente que sin importar que, siempre hay algo amado por que luchar.
André traga saliva para pasarse ese enorme nudo en la garganta, pero nada de eso funciona. No puede soportar ver a sus padres, tampoco a la madre de Violet y mucho menos a Spector y Eugene. Mantiene su vista en la cabaña que es consumida por el fuego, mientras recuerda a Violet, como la vampiresa más valiente de todo el clan, su mejor amiga y como su hermana.
Se acerca a su hermano a paso lento; sin importar la nieve o el frío invernal pues a ellos no los perturba, ambos se quedan hasta que el fuego se extingue y lo único que queda son las cenizas. André mira a su hermano, quien lucha por mantener el control. Quizás ahora ya no está Violet, quizás solo ella murió, pero a partir de hoy, Claudius también está muerto.
Poco a poco los vampiros comienzan a retirarse sin antes darle palabras de aliento a los Aldrich o a Claudius, pues todo el reino sabía que en algún momento el príncipe y la vampiresa se casarían, obviamente eso ya no se cumpliría.
El príncipe de hielo se acerca a uno de los guardias quien le da una pequeña espátula de oro blanco y un hermoso cofre, André va a hacia las cenizas y comienza a depositarlas en el cofre. Mira a su hermano quien de forma lenta asiente y se une a él.
Pronto cae la noche; Claudius toma la daga que le pertenecía a su amada y se hace un corte en la palma de su mano, en forma de cruz, dejando caer la sangre en el cofre. Antes de que se cierren las heridas, André saca del bolsillo de su abrigo una pequeña bolsita con sal, la cual pone en la mano de Claudius para que sus heridas nunca desaparezcan, como recordatorio de lo que ocurrió. El príncipe de hielo se pone de pie y deja a su hermano, solo con su dolor.
Se adentra al castillo, cada paso que da o a donde quiera que mire le recuerda a su princesa. Apenas y llega al castillo su padre lo espera y sabe que ya no tiene escapatoria. Por dos días se ha reusado a hablar con alguien más que no sea su hermano, Dreagan lo mira serio, mas no lo presiona. Pero al final, el príncipe asiente y ambos se encaminan hasta su oficina. Al llegar encuentra a Elian, Su Yeong, el Arcángel Rafael y por ultimo Rumpelstilskin; todos miran al rey y al príncipe entrar, nadie les ofrece una reverencia, inmediatamente toman asiento y esperan a que Dreagan hable.
— ¿Por qué no empiezas tu Rafael? —el ángel asiente y se pone de pie.
— Para poner al día al príncipe, diré todo de nuevo —André ni siquiera los mira, mantiene sus ojos puestos en una hoja que está en el escritorio de su padre, inmediatamente reconoce la letra, es de Norah—. Como sabemos, algunos Nefilim se infiltraron a mi reino, en un plan perfecto por capturar al Arcángel Miguel —inmediatamente el príncipe lo mira, claramente sorprendido—. Y nuestros informantes del Reino de los Guardianes me han traído noticias.
— ¿Hay noticias de mis hijos? —se apresura a preguntar Elian.
— Victoria, Iván y Miguel... están sumergidos en una burbuja de magia negra.
— Espera, ¿qué? —pregunta André, claramente confundido—. ¿Norah no desapareció, ella está en el Inframundo? —el ángel asiente apenado—. ¿Y por qué demonios nadie me dijo nada?
— ¿Acaso viniste a una de nuestras reuniones en estos días? —Dreagan mira al príncipe y con una sola mirada lo hace callar—. Continua, Rafael.
— Si, príncipe André. La princesa está con Lilit, pero como dije, nos informaron de que están dentro de una burbuja de magia negra, la cual fue robada del Reino de la Magia por Dominic.
— ¿Cuál es el propósito de mantenerlos ahí? —pregunta Su Yeong.
— Los tres están en el limbo, no están en ningún tiempo, vagan en la nada perdidos en sus recuerdos, se le llama Paramo Mental; la cuestión es que están utilizando magia negra. Quizás no toquen al Arcángel Miguel con la oscuridad, pero Iván y Victoria, cuando despierten... serán los seres más oscuros, posiblemente peor que Lilit.
— ¿Cuál es el plan? —pregunta André desesperado—. ¿Infiltrarse o atacar?
— Infiltrarnos —Su Yeong se pone de pie—. Rumpel ha proporcionado algunos lobos híbridos de su manada. Establecerán alianza con los Fénix y ellos infiltraran a los lobos de forma inconsciente.
— ¿Y qué pasa cuando alguien salga del Inframundo para traernos información? —pregunta Elian poco convencido—. Difícilmente los Guardianes traen noticias y no es como que vayamos a comprar teléfonos celular y mensajearnos.
— Obviamente no, Elian —dice Rumpel, poniéndose justo ha lado del hada—. Mientras ustedes viajaban hacia Alaska, uno de mis hombres me dijo que había rumores de que hay un traidor con Lilit...
— ¿Sabes quién es? —pregunta André, a lo que el lobo niega—. ¿Lo intentaran descubrir tus hombres?
— ¡Exacto! Y con él podremos fugar información y así, nosotros organizar nuestras tropas disponibles y atacar el Inframundo.
No era el plan más genial del mundo, al menos para André. Pero estaba más tranquilo por saber que su princesa no había muerto. Cuando estaban en Alaska y vio como el cuerpo de Norah se desvanecía en la nada pensó que estaba muerta, pero a la vez podía sentir los sentimientos de la princesa. Llegando a una conclusión, estaba desaparecida y lo está de algún modo, gracias a esa burbuja de magia negra.
El príncipe no escucha la continuación de la conversación, mentalmente busca una solución de como infiltrarse en el Reino del Inframundo, pero apenas y cruce un portal sabrán su ubicación y quien es. Tiene que llegar al Inframundo y la única forma es como los humanos encontraban los reinos, a modo de expedición, la cuestión es que el Inframundo no está en Fény se encuentra en otra dimensión.
Termina la reunión y no se ha enterado de mucho, es el primero en salir de la reunión con dirección a su habitación, pero antes decide ver si Claudius está en la suya. Toca un par de veces a la puerta y cuando no obtiene respuesta decide entrar. Claudius está sentado en el suelo, con la espalda recargada en el lateral de su cama. Su mirada la mantiene en la distancia y pérdida, y sobre sus piernas mantiene el cofre que contiene las cenizas. André se sienta a lado de su hermano y ambos, permanecen mirando a la nada por algunos minutos.
— Quiero ir —dice de repente Claudius.
— ¿Ir a dónde?
— No te hagas él que no sabe —dice Claudius levantando una ceja, pero después suelta un suspiro—. Al Inframundo, claro.
— ¿Tan obvio es? —el vampiro asiente—. ¿Cómo voy a entrar sin que me descubran?
— Norah está bien, ¿cierto? Al igual que el bebé —André casi se parte el cuello al voltear tan rápido a mirar a su hermano—. Violet... ella se había dado cuenta y me lo dijo.
— Necesito ir por ellos —dice André en apenas un susurro por el enorme nudo que siente en la garganta, si antes no conocía los sentimientos de tristeza y angustia, ahora es lo que todos los días lo agobian.
— No quiero ser pesimista, pero escuche que está en una burbuja de magia negra —André asiente—. Incluso si vamos por ella y la rescatamos, ¿volverá a ser la de antes? Realmente, ella había cambiado mucho antes, desde su transición.
— Su padre es un demonio.
— La oscuridad se apodero de ella y gracia a Iván, ella abrió un portal en su mente que no conocía, liberando su propia maldad —Claudius pone una mano en el hombro de André—. Tú, no eres oscuro...
— Pero me han hechizado...
— Eso es diferente, tu verdadera naturaleza es pura y buena, dentro de lo que cabe... ¿Lidiaras con toda la maldad de Norah? —Claudius se acomoda y mira el cofre—. Aun así... por Violet, iremos por ella. Cuidemos de tu inimă tal como la mía lo hizo por mucho tiempo.
— Lo siento mucho, Claudius...
Y antes de que el príncipe Claudius contestara, André se esfumo hacia su propia habitación. Por primera vez en más de sesenta años comenzó a derramar sus lágrimas; por primera vez, después de sesenta años se permito derrumbarse por una chica. La chica por la cual él aún estaba vivo, por la cual daría su alma al mismísimo demonio de Lilit para salvarla a ella y a su hijo.
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En verdad espero que les haya gustado el capítulo. Disculpen por la tardanza pero era para ponerle emoción a la historia, esta es el comienzo del final, la tercera y ultima parte de 'My Immortal' así que espero que la disfruten.
Gracias por leer la historia, todos esos votos y comentarios. :D
¡Saludos!