Me levanto de un salto de la cama, la puerta se abre pero quien aparece es Claudius. Suelto un suspiro de cansancio y vuelvo a recostarme. El príncipe no ha vuelto desde nuestra discusión, no conteste a su pregunta y él simplemente se desvaneció, dejándome sola.
Claudius camina hacia mí y se arrodilla para quedar a mi altura. Su expresión no me dice nada, esta serio, impasible como siempre. Pone su mano derecha frente a mí, está hecho un puño pero poco a poco me deja ver lo que trae en la mano y lo deja caer en la cama. Es el anillo de bodas que yo le puse. El pánico acelera mi corazón.
Desde que el príncipe se fue ningún tipo de sentimiento me ataco, no sé si esta frustrado o decepcionado conmigo, pero al ver su anillo. Todas las alarmas se encienden en mi cuerpo e inconscientemente mi mano viaja hasta mi vientre.
— Cálmate, está bien —se levanta y se sienta a mi lado—. No sé porque han discutido pero seguramente es algo malo.
— Ya es de tarde. ¿Por qué no ha llegado?
— Ha perdido el control...
— No he sentido ningún tipo de sentimiento —el príncipe niega.
— Respecto a su maldición tú no puedes saber cómo se siente.
— No entiendo.
— Él está bien, pero se tuvo que ir por qué sintió que perdía el control y no quería hacerte daño —toma mi mano y deposita el anillo del príncipe—. Me dijo que te lo diera.
— ¿Por qué se ha quitado el anillo? ¿Significa que él y yo, ya no...? —vuelve a negar.
— Te ama demasiado como para dejarte ir, esta vez simplemente se alejo un poco para no dañarte. Él vendrá cuando este más tranquilo, así que intenta dormir.
Claudius se pone de pie y antes de irse me toma de la mano y me regala una sonrisa torcida. Si cree que me ha tranquilizado, ha fallado. ¿Cómo se supone que este tranquila? Miro el anillo, pero con solo verlo no me dirá la ubicación de mi príncipe. Lo protejo con mi mano y vuelvo a acurrucarme en la cama, esperando por André.
Pasan los segundos, minutos, horas. El príncipe no vuelve y estoy al borde de la histeria. Elian ha venido a verme y me ha obligado a comer, me niego pero soy obligada a hacerlo. También ha tratado de tranquilizarme pero todo ha sido en vano, necesito a mi príncipe.
Al poco rato mi padre se va y enseguida llega Violet, quien intenta distraerme con cualquier cosa. Pero mi mente no está aquí, está concentrada en tratar de sentir alguna emoción del príncipe. Las horas pasan, no duermo y cuando menos me lo espero; la luz se filtra por los hoyos de las cortinas viejas.
Y el príncipe nunca llego.
Repentinamente siento mucho calor, me quito las cobijas y permanezco acostada pero siento que estoy en una sauna. Las gotitas de sudor comienzan a recorrer por mi frente, mi cuello y mojan mi ropa.
Me levanto y me comienzo a desvestirme, quedando solo en ropa interior. Me quito mis guantes y mis manos parecen dos linternas, me acerco a la ventana y miro el bosque blanco por la nieve. Me pongo únicamente el abrigo y salgo de la habitación.
Todo mundo está dormido por qué no escucho ruidos por ninguna parte. Mis pies descalzos no hacen ruido así que bajo apresurada y muerta de calor hacia el exterior. La voz que he tratado de ignorar toda la noche me llama, ya no es un susurro es más bien un grito.
Apenas salgo de la cabaña, corro como si mi vida dependiera de ello hasta llegar lo suficiente lejos y ver la cabaña como una pequeña construcción a lo lejos. Continuo caminado, veo un arrollo congelado y varios troncos en el suelo. Me acerco a un tronco y me siento por unos minutos. Mis pies se hunden en la nieve y hago lo mismo con mis manos, lo cual representa un dulce alivio.
Al levantar la vista, veo a toda una parvada de cuervos sobre los arboles sin hojas. ¿En Alaska no hay cuervos, no? Me levanto y comienzo a caminar hacia ellos. Un cuervo vuela hasta ponerse sobre mi hombro derecho, me estremezco pero el ave no hace absolutamente nada, solo se queda mirándome. Temerosa, alzo mi mano y acaricio al ave y parece gustarle. No son tan malos, después de todo.
Alargo mi mano izquierda y dos cuervos vuelan hacia mí y se acomodan en mi brazo. Al poco rato estoy rodeada de cuervos. Ya no hay calor, pero tampoco frío. No hay angustia, pero tampoco miedo. Me siento tranquila con los cuervos a mí alrededor. Repentinamente las aves comienzan a aletear sus alas, mientras sus patas están fervientemente enganchadas a mí, pero no me lastiman. Mis pies comienzas a despegarse del suelo y poco a poco me elevo. No puedo evitar sonreír ante lo maravilloso de todo esto. Los cuervos utilizan toda su fuerza para elevarme y otros más sobrevuelan en mi cabeza.
— Jamás en la vida había sentido tanta paz —les digo a mis nuevos amigos.
Miro hacia abajo, estamos a la altura de tres metros y puedo ver a lo lejos, metros y metros de un hermoso bosque blanco. Me duelen las mejillas de tanto sonreír. Pero todo se desvanece al escuchar esa voz. Otra vez esa voz y un grito de horror. Los cuervos se asustan y salen volando en todas direcciones mientras yo empiezo a caer. Cierro mis ojos y espero el golpe.
Todo mi costado izquierdo duele, mi muñeca a recibido un raspón y supongo que mi rodilla también porque me duele. Pero al darme cuenta sobre quien he caído, las lágrimas de alegría bajan por mis mejillas. Tengo medio cuerpo arriba de mi príncipe de hielo, él permanece con los ojos cerrados y su pecho subiendo y bajando de forma apresurada.
— Por lo que más quieras, inimă —abre sus ojos y su mirada azulada me deslumbra—. No me vuelvas a asustar de esta manera.
— Lo siento —me dejo caer sobre él y no puedo evitar sonreír mientras me abraza—. Lo siento, por todo —la sonrisa se desvanece para seguir con los llantos y sollozos—. Lo siento, por ser una cobarde, por ser una persona tan débil, lo siento mucho.
— Oye, mírame —intenta separarnos para que pueda mirarme, pero me aferro a su cuello, así que él desiste y me abraza—. No eres una cobarde... ni mucho menos débil.
— Solo lo dices para que no me sienta mal —digo contra su cuello—. De verdad quisiera ser como ustedes, pero no sé cómo. Tengo miedo, mucho miedo de que algo te pase a ti o a Claudius, Violet... mi hermano, mi padre. No quiero huir, tan solo quiero vivir en paz. Yo solo... quiero vivir en paz.
El príncipe no vuelve a decir nada, tan solo nos quedamos ahí. Tirados en la nieve, él abrazándome y acariciando mi cabello y yo llorando como niña mimada. No sé cuánto tiempo estamos ahí pero comienzo a sentir mucho frío y los temblores me invaden. El príncipe, poco a poco se sienta hasta que me tiene en su regazo y lo puedo ver claramente. Tiene un rasguño cerca de su ojo, su mandíbula esta enrojecida y un labio roto.
— ¿Pero qué...?
— Tranquila, no pelee con nadie —se encoje de hombros, avergonzado—. Choque con un par de arboles, está bien no me duele.
— Arreglare tu labio.
Antes de que diga algo, lo beso. Tal como él lo hizo cuando los zaino me lastimaron y rompieron mi labio. El príncipe me abraza por la cintura y por otro largo rato, permanecemos en medio del bosque. Me separo de André y sonríe. Su labio poco a poco comienza a cicatrizar hasta que solo queda una pequeña rayita, como huella de su golpe.
Enseguida me levanto y lo ayudo a ponerse de pie, al verme su ceño se arruga y me mira de arriba a abajo.
— Dime que traes ropa debajo de ese abrigo —señala.
— Repentinamente tenía mucho calor, mi ropa estaba mojada por el sudor —meto las manos a los bolsillos del abrigo y encuentro algo—. Por cierto...aquí está tu anillo —lo pongo frente a él, pero no lo toma, en cambio me da su mano para que se lo ponga yo—. ¿Por qué te lo quitaste?
— Para que no te preocuparas y supieras que regresaría por él.
— ¿Cómo rayos iba a saber eso? —lo miro furiosa—. Por un momento creí que tu... que tu habías roto...
— ¿Nuestro matrimonio? —sonríe como un niño en navidad, pero después su mirada se vuelve tímida y apenada—. Después de todo me amas, ¿eh?
— Claro que te amo —me acerco a él y nos abrazamos.
— Lo siento, amor —se queda un momento callado—. Por gritarte ayer, por comportarme como un idiota.
— Está bien —me separo de André y sonrió—. ¿Podemos ir a dentro?
— ¿Me dirás por que estabas aquí afuera? —me toma en brazos y camina hacia la cabaña.
— Lo haré —recargo mi cabeza en su hombro—. Pero en secreto.
Él solamente asiente y deposita un beso en mi cabeza. Camina de forma rápida hacia la cabaña al sentir mi cuerpo titiritar de frío. Al llegar a la cabaña, Elian me mira con sus ojos color amatista, me da otro escalofrió pero esta vez de miedo al ver ese rostro oscurecido.
Veo como se controla apretando su mandíbula, pero explota. Calladamente recibo su regaño, al ser tan inconsciente por irme a vagar por el bosque, por exponerme al peligro de que me descubran y todo eso. Acepto su regaño, aceptando todo lo que me ha dicho. Después de eso me pregunta lo mismo que el príncipe, ¿por qué solo traigo el abrigo? Le contesto, diciendo simplemente que me ha dado demasiado calor, entre otras preguntas.
Al final, mi padre asiente y me permite irme. Su Yeong me mira, negando con su cabeza múltiples veces. Violet se ve sumamente aliviada al verme, ya que es mi wardjan y Claudius, permanece en segundo plano, pero al ver a su hermano asiente.
Entramos a la habitación, el príncipe me envuelve en las mantas y hace todo lo posible por que entre en calor. Se acomoda a mi lado, me abraza y permanecemos así por mucho tiempo. Al mismo tiempo, pienso en todo lo que me dijo ayer. André tiene razón. Todos los que están en esta cabaña, protegiéndome a mí a Iván, han luchado con mucho valor y se han enfrentado a un montón de cosas. Ahora es mi turno y tengo que lidiar con todo ello, es lo más justo.
Soy sacada de mis pensamientos al sentir la mano del príncipe sobre mi vientre. Y es ahí cuando mi mente se ilumina y se esclarece.
— Voy a ser valiente por él —André me mira a los ojos—, por ti, por todas esas personas que se están arriesgando en mi causa. Pero sobre todo voy a ser valiente por mí. Voy a hacer lo correcto.
— Confió en ti, Norah.
— Pero me llamo Victoria.
— Norah, Victoria, inimă, amor... —me da un beso en los labios—. Te llamare como quieras. Pero quiero que sepas que confió en ti y sé que en todo momento harás lo correcto. Y lo más importante, estoy muy orgulloso de mi esposa.
***
Espero que hayan disfrutado de los dos capítulos. Aun hay mucho por recorrer y mucho por descubrir, así que paciencia que poco a poco se irán revelando más secretos.
Muchas gracias por leer la historia, votar por ella y comentar, en verdad gracias y espero y les siga gustando.
P.D.: ¿Me odiaran si mato a algún personaje?
:O