Apenas amaneció todos nos pusimos en marcha. André me tomo en brazos y Claudius a Violet, caminamos y nos desmaterializábamos algunos metros a intervalos regulares. Según me explico el príncipe de hielo, encontrarnos en el mundo de los humanos normales es más difícil que en Fény porque hay mucha mezcla de híbridos. Su sangre no es tan poderosa para que se conviertan en un ser de Fény, pero si lo suficiente para que a nosotros nos confundan. Así que la mejor opción que tenemos es estar aquí.
A medio día, más o menos, llegamos a un pequeño pueblo, la gente que nos miraba arrugaba sus frentes y susurraban entre ellos. No entiendo coreano así que él único que hablo fue Iván, quien se encargo de comprarnos ropa, comida y un lugar para pasar la noche, además de que llevaron a Violet con el médico del pueblo, pues aun sufría dolor en su pie.
Ahora, después de dormir, comer y tomar un relajante baño, estamos en el comedor de la pensión, comiendo nuestra cena. Las pocas personas que se hospedan aquí también nos miran raro y es algo incomodo, así que solo me concentro en escuchar la plática entre los príncipes e Iván.
— Dijiste que no nos mentirías, así que habla —exige Claudius en susurros.
— Solo mentí en aspectos que le incumben a Victoria.
— Su nombre es Norah y como ahora ella es mi esposa, también me incumbe a mí.
— Y yo su wardjan —habla Violet. Iván suelta un suspiro tan profundo y por un largo rato se dedica a comer su sopa. Pero en cambio nosotros nos mantenemos expectantes a que hable.
— ¡Bien! Lo diré todo, pero en un lugar más privado.
El demonio se levanta, sin importar que haya dejado mi comida a medio comer; aunque los tres vampiros pensaron que no podría digerir la comida pero lo he hecho, aunque eso no cambia que la necesidad de sangre se haya ido, sigo a Iván y todos entramos a su habitación.
El lugar no tiene una cama, simplemente el suelo de duela, un pequeño buro, algunas mantas, almohadas y en una esquina esta la mochila negra que nunca suelta y no sé realmente que trae dentro. Todos nos acomodamos en el suelo, en círculo, esperando a que el demonio hable.
— En el Inframundo, Spector vive en el castillo de la reina porque es su primer concejal. —Iván comienza su relato—. A mi madre y a mí nos tenían en habitaciones separadas; un día Eugene logro encontrar la mía, no había mucho tiempo por que los guardias se enteraron de que se escapo, ella... me dijo que Spector no es mi padre, pero me pidió que fingiera. Dijo que a pesar de que mi verdadero padre es un demonio jamás hubiera permitido que nos mataran a mí y a Victoria —el chico se pone de pie y va hacia la ventana, el silencio inunda la habitación y esperamos hasta que Iván tome la fuerza necesaria y continúe hablando. De repente para en seco, se acerca y se sienta justo al frente de mí—. Sé que hay más, respecto a la historia de nuestros padres, pero ella me dijo que encontrara a un guerrero del Reino de las Ninfas, se llama Su Yeong...
— Algo no cuadra —lo interrumpe Violet—. Todos los reinos, incluido el Inframundo, saben que Spector y Eugene son esposos, y por ende ustedes sus hijos. Spector no tiene hermanos.
— ¡Claro que si! Todos saben que Eugene se caso con un miembro de la familia West, se caso con Elian West, mi padre y hermano de Spector.
— ¡Es una locura! —exclama André claramente confundido—. Spector no tiene hermanos.
— Tiene uno, pero según se tenía una enfermedad extraña, mis abuelos lo repudiaron y como no querían bajar su clase social debido a eso... escondieron a Elian —Iván me mira a los ojos mientras me toma de las manos—. Nuestro padre está al cuidado de ese guerrero. Mi madre me pidió que te protegiera y juntos buscáramos a Elian, si lo encontramos... tenemos una oportunidad de vivir Victoria y de salvar a nuestra madre.
— ¿Tienes alguna pista de ese guerrero? —pregunto intrigada.
— Bueno, aparte de ser un guerrero, es un hada, las hadas reinan en Asia, tiene nombre coreano y estamos en Yeongyang, Corea del Sur —sonríe al ver mi rostro, he captado lo que ha dicho y asiento. Ya estoy metida en un gran problema con los demonios, lo mínimo que puedo hacer es descubrir la historia de cómo naci, quien son mis padres y qué hacer para sobrevivir. Y aunque es como buscar una aguja en un pajar, pero por algo debemos empezar y este lugar es perfecto.
— Bueno ya sabemos que hacer mañana por la mañana —el príncipe de hielo se pone de pie—. Iremos a buscar a ese guerrero y a ese demonio.
***
Ha amanecido y lo sé por el cantar de los pájaros, miro a Violet quien aun sigue dormida así que voy hacia la ventana y mirar afuera. A pesar de que el exterior es tranquilo, yo siento que hay algo diferente, analizo los malestares que tengo; mi espalda pica un poco al igual que mis encías, aun siento sed de sangre y aun así... hay algo diferente. Mi mente increíblemente está más despejada, y aunque hay muchos cabos sueltos, poco a poco se van uniendo. Ya no estoy confundida en varias cosas, la principal es: estoy convencida y decidida a emprender esta búsqueda, comprendo los riesgos que voy a enfrentar, estoy preparada para lo que voy a descubrir, no tengo miedo. Buscare la verdad de mí.
Rápidamente me visto y despierto a Violet para que haga lo mismo, al salir de la habitación me dirijo a la de los chicos; a pesar de que André hizo tremendo berrinche por compartir habitación con Iván y Claudius, el demonio lo amenazo con que él era el del dinero y no el príncipe, después de eso vinieron más discusiones. No sé como sentirme respecto a eso, si alagada o asustada, aun no se me olvida que André intento matarme en dos ocasiones.
Doy pequeños toquidos en la puerta que inmediatamente se abre, los tres chicos ya están preparados para partir.
— ¿Cuál es nuestro programa? —pregunto.
— Viajaremos a Busan —contesta Iván—, hay esta el lugar que les comente anoche. Después comenzaremos la búsqueda de Su Yeong y Elian.
— Luce tan sencillo.
— Pero no lo es pequeña hermana, los espero abajo —sonríe y después se va.
Antes de abandonar la pensión, Iván le pregunto a la dueña sobre la parada de autobuses más cercana para ir a nuestro primer destino, Busan. Caminamos por algunas calles hasta llegar a una pequeña central donde esperamos al menos dos horas.
Al llegar el autobús, todos los pasajeros, más o menos veinte personas, subieron. Iván le pregunto al chofer cuantas horas eran de viaje.
Cinco horas, dos escalas y un montón de comida chatarra después, hemos llegado a Busan. El viaje fue calmado, Violet se recupero del todo de su pie, Claudius aun sigue enojado pero en su mirada siempre se reflejo la preocupación hacia su vampiresa, en cambio Iván iba perdido en sus pensamientos, todo el tiempo con la frente arrugada, podría jurar que tenía una pelea mental con sus otros yo, esconde más cosas eso está claro. Y mientras el príncipe yo, la pasamos en silencio, él fingiendo dormir pero en todo el viaje no soltó mi mano, yo simplemente me concentre en despejar mi mente y concentrarme en el paisaje que recorríamos y no en el tentador cuello de mi príncipe o el delicioso aroma de su sangre.
Descendemos del autobús, son las tres de la tarde y la central está hecha un caos, gente yendo de allá para acá. La central de autobuses es enorme y si no estuviera Iván con nosotros ya estuviésemos perdidos, el chico rápidamente fue hacia un policía quien nos dirigió a un stand, donde una chica bastante amable nos dio indicaciones de cómo transportarnos y como llegar al lugar que Iván le decía.
— Bien, estamos en el Distrito Haeundae, lo cual es bueno —explica Iván—. Debemos ir al "Charmed Woodland".
— ¿Adónde? —pregunta André—. ¿Un bosque encantado?
— Es un club, al dueño lo conozco. Esta cerca del puerto, por la estación de tren.
— No me convence la idea —dice Violet algo insegura.
— Prometieron confiar en mí. Él tipo es... buen tipo, un híbrido...
— ¡Entonces no! —lo interrumpe André.
— Puede ayudarnos, te lo aseguro.
Por eternos segundos los tres vampiros intercambiaron miradas, de nuevo hacen eso, aunque creo que se comunican por telepatía o algún poder vampírico que tengan. Yo, en cambio, camino hacia Iván y tomo su mano.
— Yo voy —André inmediatamente me mira con ojos de asesino—. Confió en él, sea mi hermano o no... confió plenamente en él.
Ese simple comentario hizo que el príncipe cambiara de semblante, como si todo se hubiese apagado dentro de él, lo cual me asusto. No dijo nada, tan solo asintió hacia Iván quien pronto se puso en marcha liderándonos. Intente acercarme a André, pero él simplemente me ignoro fingiendo que no estaba y por increíble que parezca, me dolió.
Fuimos hasta una hilera de taxis, Iván se sentó en el asiento del copiloto dándole indicaciones al chofer, nosotros cuatro nos acomodamos como pudimos en la parte de atrás.
Es increíble lo pronto que había olvidado muchas cosas, se que Busan es una ciudad que yo no conocía, pero a lo que voy es que... todo luce tan nuevo para mí. Los autos, los edificios, las personas, todo es nuevo después de haber vivido en un castillo de vampiros por casi dos años. Incluso miro el mar a lo lejos y recuerdos me invaden, cuando mi familia y yo íbamos al mar, sacudo mi cabeza ignorando esos recuerdos. Para ellos yo estoy muerta, para esa familia que sencillamente no es la mía o eso trato de averiguar.
El viaje fue un poco largo, la calle de los clubs está un poco solitaria; la gente joven estará preparando sus planes para comenzar la fiesta aquí. Iván le paga al chofer y pronto nos hace seguirlo. Caminamos unas tres cuadras hasta llegar al lugar indicado.
El "Charmed Woodland" es el típico lugar de mala muerte, hay un enorme callejón a un lado, el lugar es de dos piso, puedo ver que el primer piso tiene una terraza, afuera el lugar es un asco, la pintura de color negro se está descarapelando de las paredes y hay marcas hasta abajo y en la banqueta, quizás de todas esas bebidas alcohólicas tiradas o vomito o algo más... Instintivamente camino hacia el príncipe de hielo y tomo su brazo, este inmediatamente me mira con sus ojos de asesino e inmediatamente lo suelto.
Creo que regresamos al inicio, hace unas semanas cuando intento matarme. Suelto un gran suspiro y sigo a Iván quien se ha metido en el callejón, lo rodeamos hasta llegar a la parte trasera del lugar. Si la fachada del club es un asco, el callejón esta para morirse. Ubicamos una puerta, Iván se acerca a ella, a un lado del pomo hay una especia de caja, como en la casa de seguridad de la reina Amelia, en donde Violet introdujo su mano y la puerta se abrió. Pero aquí es diferente, el demonio introdujo solo un dedo y la puerta inmediatamente se abrió.
Di al menos tres pasos hacia atrás al ver quien salía de ahí, un enorme hombre negro, el típico hombre de seguridad, de las películas, que es experto en matar a gente de mil formas posibles, el tipo a comenzado a gruñir hasta que Iván se presenta.
— Soy Iván, quiero que me leves a ver a Rumpel.
— ¿Por qué debería?
— Porque somos socios —Iván sonríe, está muy seguro de que nos dejaran pasar pero dudo que así sea. Repentinamente el enorme tipo hace una cara extraña y se lleva una mano a la oreja, esta asintiendo, así que debe de traer un audífono donde recibe indicaciones.
— Supongo que no tendrán inconvenientes en ser revisados —el tipo dice mientras sale del lugar y nos da paso hacia un pasillo realmente oscuro.
Mi mirada tarda un microsegundo en adaptarse a la oscuridad donde tres hombres de seguridad, con trajes negros y de gran magnitud, nos esperan. Iván es revisado primero seguido por Claudius y André, un tipo me jala del brazo y me pone contra la pared.
— Ella no trae nada —se interpone el príncipe de hielo.
— La voy a revisar.
— No intentes tocarla —el príncipe se pone en guardia, directo para atacar hasta que un hombre alto, moreno, realmente guapo y vestido con un traje de forma impecable, interviene.
— Deja a las chicas Z, estoy seguro de que sus respectivos machos intervendrán por ellas y aceptaran su destino si intentan atacarnos.
El tipo sonríe e inmediatamente le da un abrazo a Iván, para después hacernos una señal a todos. Lo seguimos por el largo pasillo, pasamos lo que parece una habitación donde están estantes con bebidas hasta llegar a otro pasillo un poco más alumbrado y al final de esté llegamos hasta una oficina. El hombre se sienta detrás de su inmenso escritorio, nos hace un ademan a mí y a Violet para ocupar las dos sillas frente a él.
— ¿Y bien? —pregunta, claramente emocionado.
— Necesito tu ayuda —explica Iván y se acerca a mí—. Ella es mi hermana, Victoria y el es su esposo André Strigon. Son príncipes del Reino de la Sangre, él es el príncipe Claudius Strigon y Violet Aldrich.
— ¡Vaya, vaya! —sonríe de oreja a oreja—. Su alteza —el tipo inclina su cabeza en una reverencia—. Permítanme presentarme. Yo soy Zander Arcadius, pero pueden llamarme Rumpelstiltskin y soy del Reino de la Luna.
— Un lobo —dice Claudius.
— ¡Exacto!