My Immortal (Fény 1#) | E...

By HyeJoon03

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Había una vez una joven encerrada en un castillo, todos ustedes pensaran que algún príncipe valiente iría a r... More

Prologo
My Immortal - Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 20
Capítulo 21
My Shadow - Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo Especial
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
My Eternity - Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo Especial
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Capítulo 65
Capítulo 66
Capítulo 67
Capítulo 68
Capítulo 69
Capítulo 70
Capítulo 71
Capítulo 72
Capítulo 73
Capítulo 74
Capítulo 75
Capítulo 76
Capítulo Especial
Capítulo 77
Capítulo 78
Capítulo 79
Capítulo Especial
My Heart - Capítulo 80
Capítulo 81
Capítulo 82
Capítulo 83
Capítulo 84
Capítulo 85
Capítulo 86
Capítulo 87
Capítulo 88
Capítulo 89 [1/3]
Capítulo 90 [2/3]
Capítulo 91 [3/3]
Capítulo 92
Capítulo 93
Capítulo 94
Capítulo 95
Capítulo 96
Capítulo 97
Capítulo 98
Capítulo 99 [1/3]
Capítulo 100 [2/3]
Capítulo 101 [3/3]
Capítulo 102
Capítulo 103 [1/2]
Capítulo 104 [2/2]
Capítulo 105
Capítulo 106
Capítulo 107
Capítulo 108
Capítulo 109
AVISO IMPORTANTE
Capítulo 110 [1/3]
Capítulo 111 [2/3]
Capítulo Final
Epílogo
Personajes [1/2]
Personajes [2/2]
Material Extra
Segunda Parte

Capítulo 19

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By HyeJoon03


Después de terminar con el primer ritual de la tarde me doy cuenta que son las cinco de la tarde, por dos horas estuvimos metidos en esa cueva y a mí me parecieron que fueron años ahí dentro. El príncipe me dejo en su habitación para después irse a arreglar. En la habitación esta el señor Oleander y sus tres ayudantes vampiresas, quienes al verme hacen una reverencia y después comienza a pedirme que me siente en frente del tocador. Las vampiresas comienzan a arreglar mi cabello y a maquillarme en tiempo record, al terminar me ayudaron a quitarme ese vestido blanco por uno más espectacular de color dorado con bordados en rojo y negro. Un vestido, sencillo y conservador y a la vez espectacular, digno de una princesa.

Al ponérmelo, las vampiresas al igual que el señor Oleander se quedan impresionadas al igual que yo cuando me miro al espejo, definitivamente soy otra y si estuviera en otras circunstancias estaría muy feliz y contenta, ¿pero en qué situación de mi vida real seria princesa? De repente escucho como llamaron a la puerta y enseguida uno de mis guardias, Godric, me indica que es hora de irse.

Les di las gracias al señor Oleander y sus ayudantes y salí con mis guardias a cada lado caminando rumbo al salón del Ministerio Vampir. Tomo mi cuerpo tiembla como gelatina, las manos me sudan y mi corazón no ha parado de latir. Jamás me hubiese imaginado estar en esta situación, pero no tengo opción. Al llegar a la puerta, Stefan entra y me anuncia, espero más de lo habitual afuera y cuando abren las puertas todo mundo está en sus mejores galas. Los cincuenta vampiros ministros están de pie, luciendo sus mejores galas, cada uno con una daga en la mano derecha y una capa roja como la sangre, al verme se inclinan y mis guardias me piden que siga por la alfombra azul hasta llegar a un pódium, frente a los reyes y los príncipes, incluida Violet, ellos también usando sus mejores trajes de gala para estas ocasiones.

Mi mente está en blanco, solo miro al príncipe de hielo que me hace una señal con sus manos para que me calme.

El rey camina hasta el estrado frente a mí, uno de los guardias del castillo lleva en sus manos una pequeña urna de madera reluciente y con decoraciones en color rojo simulando enredaderas de flores pequeñas. Abren la urna y extraen un pergamino que Dreagan comienza a leer, habla sobre la raza Vampir, los deberes de la familia real, cuando un miembro se une a la familia y no sé qué más. Ni siquiera pongo la suficiente atención, solo me mantengo de pie, en silencio y observando a cada vampiro miembro del ministerio y me siento incomoda por ser de nuevo el centro de atención.

Después de que el rey termina de leer el largo pergamino, camino hacia él, me piden que ponga una rodilla en el piso y agache la cabeza. En un idioma totalmente desconocido, pero el mismo que utilizo el príncipe de hielo para recitar una oración en la cueva de sus antepasados, Dreagan en tono grave y alto comienza a recitar unas cuantas palabras mientras toca mi cabeza con su daga, en seguida la reina hace lo mismo y por último los príncipes. El rey me hace una señal para que me levante y me da la mano para acompañarme a ir hacia una silla enorme, un trono.

He puesto el piloto automático y pareciera que veo todo desde arriba y no desde donde me encuentro en realidad. Amelia hace una señal y otro guardia trae consigo una almohadilla naranja con bordados dorados, rojos y negros, sobre ella esta una tiara. 

La reina me pide que me siente y enseguida hace los honores, habla en ese idioma raro de los Vampir, me pone la tiara y al terminar sonríe con orgullo, pero sus ojos no demuestran eso. Están pendientes de algo.

Toda la familia Strigon, los cincuenta ministros, Violet y los guardias que se encuentran ahí hace una reverencia cuando yo me levanto del trono de princesa, con una rodilla sobre el suelo y sus respectivas dagas tomadas del mango con la mano derecha sobre el corazón. André me hace una señal y es ahí cuando tengo que hacer mi juramento.

— Yo... Norah Ospina, Princesa de los Vampir del Reino de la Sangre —la voz me tiembla y carraspeo un poco para aclarar mi garganta—, juro proteger a la raza Vampir, honrare a la familia Strigon con mi llegada y me sentiré orgullosa de mi reino —trato de contener las lágrimas—. Me comprometo a ser un gobernante justo y honesto, siendo mi prioridad mi nueva familia y hare que toda la raza se sienta orgullosa de su princesa.

— ¡Princesa Norah, del Reino Vampir! —dice Vlad, mientras los vampiros dan un grito de guerra y las vampiresas levantan su daga.

Después todo mundo se pone de pie y me aturden con aplausos, Dreagan vuelve a tomar mi mano y ahora es momento de presentarme a cada ministro comenzando con Vlad, quien se encarga de los guerreros que cuidan a la raza. No me sorprende que el príncipe y guerrero haya cargado con sus leales miembros de la Orden del Dragón, supongo que si por que ve visto varias insignias de dragones en el estudio del rey. Me siento presidenta, conociendo a todo su gabinete presidencial y supongo que es así.

Cuarenta y nueve ministros después, una última reverencia, una ronda de aplausos y por fin puedo salir de ese agobiante salón. André me toma de la mano y juntos vamos hacia el lago, apartándonos de todo mundo. Nadie dice nada y lo agradezco porque muchas cosas y a la vez ninguna están en mi cabeza. Salimos al jardín, atravesamos la vereda y llegamos al lago. Ha comenzado a oscurecer y el cielo esta sorprendentemente despejado, ni siquiera siento el frío invernal que viene del norte con frías ráfagas de viento.

El príncipe y yo nos sentamos en la banca, aun me está tomando de las manos y acaricia mis nudillos con su pulgar. Veo el anillo de compromiso, no lo había usado desde la primera vez que me lo dio y hasta esta mañana, André me lo volvió a colocar.

— Eres muy valiente Norah —dice de repente, pero no me molesto en mirarlo—. Tienes todo mi respeto por todo lo que hoy has hecho.

— Falta un ritual.

— Así es, pero no tengas miedo...

— ¿Miedo? Increíblemente esa palabra hace mucho que dejo de estar en mi vocabulario —giro para obsérvalo—. Ya no tengo miedo incluso si viera a alguien con una pistola frente a mí a punto de matarme.

— ¡No digas eso!

— ¿Y sabes que es lo mejor de no tener miedo? —él se queda callado y mirándome a los ojos—. Que incluso la muerte ya no me intimida, si llegara a mí la recibiría con alegría.

— No vas a morir, antes tienen que destruirme a mí...

— Pues entonces lo haré —el príncipe se pone tenso y a pesar de que sabe a qué me refiero abre la boca para preguntar.

— ¿Qué harás?

No digo nada, él lo sabe aun que también me mira ahora con incredulidad. A veces las personas "fuertes" subestiman a las personas "débiles", porque ellos creen saber que los débiles no se atreverían a hacer grandes cosas. Y ese es una de las mejores ventajas, soy una paloma blanca por fuera, pero desde hace un tiempo siento como un cuervo negro comienza a dominar mi interior, y últimamente se está volviendo más fuerte.

Mi vista periférica capta algo, dejo de ver al príncipe y me concentro en el lago; al otro lado hay varias personas con una túnica negra cubriéndolos absolutamente todos, con excepción de la barbilla y la boca. Cada uno trae una antorcha y caminan lentamente. Y del lago salen unos seres también vestíos de negro, son mujeres o en todo caso vampiresas. El ritual de casamiento ha comenzado.

Los Vampir llega frente a nosotros, hay diez vampiros y diez vampiresas, todos hacen una reverencia y al primero que se llevan es a André, antes de irse me da un apretón de la mano y besa mi mejilla. Veo como se desmaterializan, en cambio yo tengo que seguir a las vampiresas; puedo ver que sus cuerpos están desnudos a excepción de esa túnica de gasa y sus rostros cubiertos por mascaras blancas y plumas negras simulando una diadema.

Nos adentramos al pasillo, de nuevo por el laberinto de pasillos. Ciertamente nunca había llegado más allá del comedor, el salón del ministerio, el estudio del rey y mi torre... ¡Ah! Y las malditas mazmorras. Pero nosotras vamos a una cueva, por lo que me dijo el príncipe de hielo; y en efecto, entramos a una cueva cubierta de velas como la de los antepasados de André, todo alrededor está cubierto de estantes con velas rojas encendidas. En medio hay un extraño cráter con agua justo en el piso, no sé si el agua es negra pero desde donde estoy así lo parece cubierta con pétalos plancos.

Mi agitado corazón no se ha calmado desde que comenzó este circo y no creo que se calme hasta que esté en la habitación, en silencio y sola.

Siento las manos de las vampiresas recorrer mi cuerpo, me tenso por completo pero ellas ignoran eso. Ellas también hablan el idioma Vampir, pero no oran, ellas cantan y aunque me cueste aceptarlo cantan hermosamente e increíblemente hacen que mi corazón se tranquilice. Las manos que viajan por todo mi cuerpo lo hacen de manera respetuosa y no como toqueteos; me quitan el vestido, los zapatos, la tiara, desasen mi peinado dejando mi cabello suelto, me despojan de absolutamente todo hasta quedar desnuda. Pero el canto me tranquiliza, no puedo pensar en mi desnudes o que estoy con diez desconocidas completamente desnudas, estoy hipnotizada por sus voces.

Una de ellas me toma de la mano y me dirige hasta una de las paredes, mi piel se vuelve brillante y de un color amarillo por el reflejo de la luz de las velas, veo que hay varios recipientes en el piso. Cinco vampiresas toman un recipiente y las otras cinco meten sus manos ahí, al sacarlas están cubiertas de rojo... de sangre. Y a pesar de eso... yo estoy tranquila, en un bello trance por qué no dejan de cantar y dudo que lo hagan.

Las vampiresas restriegan sus manos en mi cuerpo cubriéndolo de sangre, cubre cada parte de mi ser incluido mi rostro.

El tiempo es algo que no he controlado desde hace mucho tiempo por eso no se cuanto más las vampiresas hacen ese extraño ritual, después me limpian con mantas que huelen a lavanda para quitar toda la sangre que me han puesto, pero la mayoría ya está seca. Al terminar, me guían hasta la extraña piscina en forma de cráter y todas nos sumergimos. Los canticos van de lentos a rápidos, de suaves susurros hasta voces de opera altas y fuertes mientras me bañan con esa agua. 'El ritual de la pureza', según dijo André.

Soy pura porque soy una humana, aunque pensándolo bien podría ser un híbrido, no solo porque mi padre sea americano y mi madre europea, posiblemente por mis venas corra algún tipo de sangre de las razas de Fény. Sacudo mi cabeza y trato de enfocarme de nuevo en los canticos de las vampiresas.

Cuando termina el ritual, vuelven a secarme con mantas con olor a lavanda para después cubrir mi cuerpo por una túnica color blanco mientras ellas utilizan una túnica negra, esta vez sin trasparentar su desnudes. Antes de dejarme ir, una de ellas me pone la tiara y de alguna parte cada una hace una reverencia y sacan sus respectivas dagas.

Es increíble saber que ellas también son guerreras teniendo cuerpos que parecen tan frágiles y merecieran ser cuidados, pero me da la impresión que en este reino cada quien vela por uno mismo, por eso todos son guerreros, para protegerse a sí mismos a menos que trabajen para la familia Strigon y decidan morir por ellos.

Hago un asentimiento de cabeza dando las gracias, las vampiresas se ponen de pie y me rodean como un escudo protector mientras salimos de la cueva hasta llegar a los pasillos que yo reconozco. Me llevan hasta la habitación del príncipe de hielo y antes de desmaterializarse vuelven a hacer una reverencia.

Entro a la habitación y el señor Oleander y sus ayudantes están esperando, ya preparados con todo lo que necesitan para peinarme y maquillarme. Al sentarme en frente del tocador, me doy cuenta que estoy realmente cansada y aun falta muchas cosas por hacer, a sabiendas de que los vampiros tienen mucha tolerancia a estar despiertos por lo menos cuatro días seguidos y a sabiendas que la noche les da energías, supongo que terminare muerta de cansancio.

El señor Oleander y las vampiresas vuelven a hacer su mayor esfuerzo y a demostrarme que son los mejores en su campo. Mis ojos están delineados de negro y con una sobra color nude, mis mejillas están ligeramente sonrojadas gracias al rubor y mis labios brillan de un color rosado tenue, un maquillaje bastante natural. Mi cabello, por otra parte, está recogido en mi nuca ahora ya seco y adornado con la tiara. En seguida me ayudan a ponerme el vestido y los hermosos zapatos color blanco, adornados con brillantes; y al final una de las vampiresas pone una capa negra, con un hermoso broche al frente y cubren mis ojos con un antifaz negro con dorado.

Falta solo un ritual, mi boda. Esta noche toda va a cambiar, eso es un hecho. Ahora ya soy una gobernante de una raza que suponía solo vivía en libros, soy una princesa y no precisamente una de Disney, soy una no muerta, porque mi familia piensa que lo estoy. Ya no soy solo Norah, ella definitivamente se ha ido... lo siento por que el cuervo negro de mi alma me lo está diciendo.

*******

Espero que lo hayan disfrutado. Gracias por leer y votar por la historia.

:D

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