Me despierto bruscamente por que se escuchan golpes en las paredes, como si quisieran derribar todo el castillo. Trato de adaptar la vista en la oscuridad y veo a Claudius en guardia, mucho más despierto que hace algunas horas e inmediatamente pone su dedo índice contra sus labios, indicándome que guarde silencio. La adrenalina y el miedo se disparan por todo mi cuerpo provocándome temblores; Claudius me toma la mano y me ínsita a ponerme de pie para irnos a la esquina más alejada de la puerta y cubrirme con su cuerpo. Los golpes son cada vez más intensos, pero solo eso se escucha.
— ¿Qué pasa? —susurro cerca del oído del príncipe.
— Tenemos que salir de aquí.
— ¿Cómo?
Pero no vuelve a hablar, de repente se escuchan pasos, pareciera que van corriendo. Claudius me apretuja más en la esquina, intento ver pero es más alto que yo. Siento como su cuerpo se tensa pero inmediatamente se relaja, se hace a un lado y toma mi mano; nos acercamos en la puerta y puedo ver al vampiro que se supone debería estar haciendo guardia en la entrada.
— ¡Están atacando el castillo!
— ¿Quién?
— Los 'zaino2'.
— ¿Y mi padre?
— Están tratando de detenerlos —el vampiro parece nervioso y después me mira—. Aquí... —trae algo en las manos pero no sé que es, Claudius lo toma e inmediatamente lo guarda en la bolsa que aun cuelga de mi hombro.
— Iremos al bosque.
— Mandaremos por ustedes.
— ¿Los hechizos...?
— Por ahora están contenidos, váyase —sin entender absolutamente nada, estoy por preguntar pero el príncipe me toma en brazos, cierra sus ojos con fuerza concentrándose en hacer algo.
— ¿Qué haces?
Y sin más...
¡¡ESTAMOS CAYENDO!!
Intento sostenerme al príncipe pero cuando abrazo fuertemente su cuello, caemos con brusquedad. No tengo ni tiempo a verificar si me he roto algo, Claudius se pone de pie, vuelve a tomarme en brazos y comienza a correr como si su vida dependiera de ello. Trato de orientarme y tratar de que mi confundido cerebro piense en algo o capte algo, pero mi mente está en blanco hasta que el vampiro se desploma y cae justo arriba de mí. Esta desmayado.
Con todas mis fuerzas lo quito de encima de mí y rueda sobre su espalda hasta quedar boca arriba, lo sacudo por los hombros pero solo sale un pequeño gruñido. ¿Qué hago? Busco en mi bolsa y ver si hay algo que me pueda ayudar, pero solo está la daga, los pergaminos, el cofre y la cajita de metal... y la extraña cosa que el vampiro le dio a Claudius. Lo saco y lo examino, pareciera un termo; intento abrirlo y cuando lo hago miro el contenido, sale un poquito de humo. Es una cosa negra, humeante y huele a fierro, frunzo el ceño intentando averiguar. Meto el dedo meñique e inmediatamente mi dedo se pinta de color rojo. ¡Esto es sangre!
Sin pensarlo, me acerco al príncipe, pongo su cabeza en mi regazo e intento darle de beber la sangre, mi estomago vuelve a sentirse contraído, pero tengo que hacer esto antes de que alguien nos encuentre, esos que atacaron el castillo según el guardia de las mazmorras. ¿Dónde estará André? Sacudo mi cabeza y me concentro en darle de beber a Claudius y no estar con sentimientos de preocupación, ¿desde cuándo me preocupo por el príncipe de hielo? Claudius se atraganta un poco, pero cuando reacciona utiliza sus manos para también sostener el vaso.
— ¿Estas mejor? —pregunto una vez que él se ha recuperado notablemente. Esta pálido, pero es su habitual tono de piel, sus ojos se muestran más vivaces y su respiración ahora es tranquila.
— Si, vámonos —se pone de pie y me mira con las cejas enarcadas.
— ¿Qué está pasando?
— Te lo contare, pero debemos alejarnos lo suficiente de los alrededores del castillo —se acerca a mí, me toma del antebrazo y me para sin mayor esfuerzo—. No queremos que la princesa muera, ¿cierto?
Lo miro recelosa, pero no conseguiré nada poniéndome difícil ahora que estamos en una situación... ¿peligrosa? Aun que no se si hay tal peligro, ciertamente, aquí puede pasar de todo. A paso rápido caminamos por un sendero rocoso y cubierto de nieve, es de madrugada y gracias a los nubarrones no parece que le vayan dar tregua al sol y caliente un poco. Mi estomago gruñe y solo nos detenemos a beber un poco de agua helada de un pequeño lago, o bueno yo bebo y Claudius se lava las manos y la cara. A él no le afecta en absoluto el frío, pero su piel no es tan helada como la de André; me muero por hacer millones de preguntas pero no creo que sea prudente.
No sé por cuanto más caminamos, pero yo ya no puedo más. Me dejo caer de rodillas y soplo en mis manos tratando de calentarlas, pero todo mi cuerpo está congelado y esta vez André no tuvo nada que ver. Claudius me demanda que me levante, pero ya no puedo así que me toma en brazos, nos adentramos más en el bosque. El príncipe me lleva hasta un árbol enorme, donde sus raíces salen del suelo, ambos nos sentamos ahí para descansar.
— ¿Ahora si me vas a contar?
— No te preocupes, tan solo haz lo que yo te diga y no te pasara nada —ha regresado el príncipe cretino, lo miro mal y uso de todas mis energías para sonar autoritaria para lo que le voy a decir.
— Soy la futura reina, debo saber que ocurre —él me mira con la boca abierta.
— Te lo estas tomando tan en serio...
— ¡Voy en serio! —exclamo. Él suelta un bufido, pero comienza a hablar.
— Como bien sabes, todo reino tiene sus híbridos y a pesar de que son sangre impura no los desterramos del todo porque algunos son realmente peligrosos.
— No entiendo —al decir eso él suelta un suspiro de exasperación.
— En nuestro reino hay dos tipos de híbridos, los nacidos de padre o madre nosferatu; y los humanos que son mordidos y logran transformarse —asiento indicándole que lo sigo—. Mi padre ha puesto una especie de comunas en varias partes del mundo para proteger a esos híbridos, algunos han aceptado lo que son y su instinto vampiro lo tienen controlado, normalmente esos vampiros son los nacidos..., los que se rebelan son los que son mordidos, a pesar de todo mi padre trata de cuidar a los suyos, ellos no aceptan nada de nosotros, dicen que somos unos hipócritas así que inmediatamente se les considero 'Zaino'.
— ¿Qué significa?
— Traidores. Desleales. No son de fiar.
— ¿Ellos atacaron el castillo? —él asiente—. ¿Por qué?
— Si antes nos atacaban por brindarles apoyo, ahora su enojo es mayor al saber que una humana será su futura reina —estoy al punto del colapso al escuchar esa declaración, intento hablar pero mi mente ahora está en blanco—. Por eso André y yo cuidábamos de ti, todo guerrero trata de contener la furia de los 'zaino', supongo que mi hermano sabia o presentía que el castillo seria atacado, yo no tengo fuerza para pelear, pero si para cuidar a la princesa.
— ¿Qué vamos a hacer?
— Por ahora seguir caminando, no podemos estar cerca del castillo, André nos encontrara —lucho por poner control en mi cuerpo, pero el pánico me invade a cada segundo—. Tranquilízate, no te va a pasar nada.
— Claudius apenas puedes mantener en pie, sigues y sigues caminando pero tanto tú como yo estamos muy cansados.
— ¿Quieres morir Norah? —por unos eternos segundos nos quedamos callados, ¿qué debería hacer? Y de repente se me ocurre una idea—. Bien, caminare todo lo que quieras... pero con una condición.
— ¿Qué? —brama, obviamente enojado.
— Trataras de responder las preguntas que te haga, sino no me importaría morir y lo sabes bien, serás el culpable de mi muerte.
Abre los ojos tanto que parece que se le fueran a salir y ahoga un grito de indignación. Deja de mirarme mientras sopesa mí condición mientras se muerde el labio a punto del canibalismo. Y después cuando parece una eternidad, asiente de mala gana y se pone de pie para comenzar a andar.
Los primeros minutos caminamos en silencio y trato de seguirle el paso pero mis piernas están demasiado entumidas y duele. Pero ignoro eso porque de lo contrario él no responderá todas las preguntas que tengo en mi cabeza y que trato de ordenar antes de lanzarlas al aire.
— ¿Claudius?
— ¿Humm?
— Esto me intriga demasiado... ¿Por qué André se hizo una cortada con una daga si muy bien pudo sacar sus colmillos y hacerse la herida de un mordisco? Además, me pidió que le hiciera puntos —Claudius se detiene y casi choco con su espalda, mira al cielo y da un sonoro suspiro.
— Mi tatara-tatara abuelo, o quien sea, le pidió a un hechicero que conjurara ciertos hechizos en las mazmorras, así nadie podría escapar o cosas por el estilo. En ese lugar... te vuelves humano completamente. Puedes morir hasta por una infección o de inanición o por la mordedura de una simple araña —puedo notar que su voz tiembla al hablar, le tiene pavor a ese lugar—. En las mazmorras te conviertes en un simple mortal, nuestros poderes no sirven, desaparecen. André pudo morir desangrado.
— Pero parecen humanos, tienen las necesidades básicas que nosotros, ¿no? Aun así, no tiene sentido, ¡son los no muertos!
— ¡Norah! —se voltea y me fulmina con su mirada—. Explicarte la anatomía de un Vampir me llevaría toda la vida por qué no serias capaz de entenderla, muy y apenas y lo hacemos nosotros —vuelve a caminar—. Si, físicamente somos como ustedes. Comemos, respiramos, vamos al baño, tenemos los mismos órganos que tu y funcionan como los tuyos; claro que somos más fuertes, nuestra capacidad del dolor es mayor que la de ustedes, entre otras cosas. Pero somos vampiros no humanos y mucho menos muertos.
Volvemos a caminar en absoluto silencio, y mientras rodeamos otro lago yo estoy meditando todo lo que el príncipe me ha dicho. Físicamente son como los humanos, pero no son humanos y tampoco están muertos. Comen pero es sangre, matan sin ningún pudor o culpa pero es su instinto, tienen cierta tolerancia a pasar días sin dormir, obviamente son más fuertes y tienen poderes. Desaparecen de la nada, corren mucho más rápido que un auto de carreras de la Formula 1 y tengo el presentimiento de que leen la mente, sino no podrían comunicarse solamente con una mirada. O no lo sé. Y como si fuese un rayo que cae sobre mi cabeza e ilumina toda mi mente, Claudius ha dicho que tienen los mismos órganos que un humano, y es ahí cuando entiendo lo que ha dicho.
Corro la poca distancia que nos separa y me planto frente a él, me mira con el ceño fruncido pero lo ignoro y coloco la palma de mi mano justo donde se supone debería estar su corazón. Me concentro en percibir sus tenues latidos, él se queda de piedra así que me limito a cerrar mis ojos y sentir esos latidos. Claudius me toma por la muñeca y la quita con brusquedad.
— ¿Qué te ocurre?
— Tu corazón...
— ¿Qué? Te lo he dicho, late como el tuyo...
— ¡Es imposible! —susurro.
— No, no lo es. Ya lo has comprobado, cumple la misma función, bombea sangre, no lo necesitamos pero ahí está. Y claramente estas invadiendo mi espacio personal...
— André no tiene corazón, ¿cierto? —ver su cara, nuevamente sorprendido por mi conclusión, el hecho de que se quede de piedra me lo confirma.
Literalmente, el príncipe de hielo no tiene corazón.
zaino2: Traidor, falso, poco seguro en el trato.