Había una vez una joven encerrada en un castillo, todos ustedes pensaran que algún príncipe valiente iría a rescatarla, pero no es así. Por mucho tiempo estuvo cautiva en ese hermoso castillo, pues le era útil al rey, solo que... había más de un mot...
— ¿Descansar? —pregunto Victoria mirándolo con cara de horror—. ¿Cómo podría hacerlo? La respuesta no llego en toda la noche —Victoria se dejo caer en un catre, cubriéndose el rostro con las manos—. Esas sombras deben estar ahí, es la única posibilidad que conozco para acabar con Lilit.
— Encontraremos otra, inimă —André se sentó a su lado y beso su mejilla—. Tranquila.
— No, André... tu castillo está en juego, nosotros estamos en juego... la primavera se acerca, el cofre... —Victoria se dio cuenta de lo que estaba diciendo y rápidamente dejo de hablar.
— ¿Qué cofre? —pregunto André, aunque se daba una idea de a que se refería.
— Nada —Victoria intento irse, pero el vampiro fue más rápido que ella y, aun con Mila en brazos, le impidió el paso.
— ¿De qué cofre hablas? —ella no respondió simplemente evadió su mirada—. ¿Qué me escondes?
— No escondo nada —espeto Victoria tomando a Mila—. Buscare algo de comida para la pequeña—intento irse, pero André nuevamente se lo impidió.
Ambos se miraron a los ojos en una lucha de poder, al final el príncipe se hizo a un lado y le hizo un ademan con la mano para que saliera, pero tampoco se movió. Continuaron mirándose fijamente, esta vez Victoria intento decir algo, André simplemente negó, paseándose de un lado a otro tomando su cabello entre las manos de forma frustrada. Se detuvo a mirar a su princesa, se acerco a ella tomándola con fuerza y dándole un beso duro y salvaje en los labios.
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— ¡Me frustra que escondas información! —rugio el príncipe de hielo antes de salir hecho una furia.
Victoria se quedo ahí parada, confundida y a la vez lamentándose por no poder decirle nada al príncipe, trato de controlar sus sentimientos y se dirigió a otra carpa, donde su madre estaba ayudando a proporcionar comida a todos los soldados. No encontró a Eugene, solo había dos chicas y un chico, no supo de que reino eran simplemente les pidió algo para Mila.
El muchacho le proporciono un poco de leche, que habían conseguido en la granja abandonada, Victoria agradeció y volvió a su casa de campaña; para ese entonces Mila había despertado, entonces con una cuchara desechable Victoria comenzó a darle de beber a la pequeña hasta que termino la leche aunque tal parece que Mila no se había saciado por completo.
— Lo siento, Mila... se que tienes hambre, pero debemos racionar la comida —dijo Victoria intentando calmar el llanto de Mila al querer más leche—. Tu padre quería llevarte a un lugar más seguro, pero es imposible, por eso hay que llegar al castillo.
— ¡VICTORIA! —escuchó su nombre desde afuera, Iván entro corriendo demasiado exaltado para poder hablar, así que solo apunto hacia afuera.
— ¿Qué es? —la chica fue a la puerta y miro en dirección a donde apuntaba Iván, viendo como un obús explotaba en la zona donde está el castillo—. ¿Son las sombras?
