Había una vez una joven encerrada en un castillo, todos ustedes pensaran que algún príncipe valiente iría a rescatarla, pero no es así. Por mucho tiempo estuvo cautiva en ese hermoso castillo, pues le era útil al rey, solo que... había más de un mot...
— Yo te matare —dijo Victoria, controlando el temblor de su voz y con Ilea temblando entre sus brazos.
— ¿Lo harás? ¿Cómo? —Dominic levanto el cuchillo y apunto hacia ambas chicas—. ¿Podrás mientras te tengo encadenada? Mientras te tengo prisionera, con el príncipe mirando todo lo que te haré y el cuerpo de su hija muerto sobre sus pies.
— No te atrevas —dijo ella entre dientes.
— ¿Sino, que?
Dominic dejo de apretar su mano en un puño, Victoria sintió de nuevo el control de su cuerpo, pero no se movió, siguió protegiendo a Ilea con su brazos y espero a que alguien se diera cuenta de su ausencia y fueran a buscarla. Spector lo haría, él vendría por su hija.
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El mago comenzó a juguetear con el cuchillo, con esa sonrisa burlona en su rostro y sus ojos de psicópata. Victoria miro que había un punto rojo justo en el pecho de Dominic, el mago no estaba al tanto de eso. La joven sintió un gran alivio pero siguió sin moverse, sabía que cualquier movimiento seria la perdición de ambas.
Repentinamente se escucho un leve ruido en seco, Dominic actuó de forma rápida desapareciendo justo antes de que una bala le diera justo en el corazón, el tiro dio justo en un árbol, el mago apareció algunos centímetros más atrás, levanto su mano derecha con el cuchillo en la mano y lo aventó en dirección hacia Victoria, la chica intentó correr pero su cuerpo no respondió, quiso proteger a la pequeña Ilea pero sus piernas no se movieron, espero que el cuchillo llegara a ellas... pero no lo hizo, el cuchillo no las lastimo.
Otra vez sucedía, aquella pesadilla que atormentaba a Victoria volvió a pasar. Alguien se interpuso entre ella y el cuchillo, cerró sus ojos mientras escuchaba a su salvador caer al suelo con un fuerte golpe seco. Escuchó los gritos y disparos de varias personas y como alguien le quitaba a Ilea de los brazos, abrió sus ojos y la guerra en cuestión de segundos la había alcanzado.
Las sombras corrían con armas en mano, el humo gris y negro se combinaba, algunos sacaban las alas y emprendían el vuelo o se convertían en lobos y rugían antes de ir contra sus enemigos. Victoria ignoro eso y se concentro en el cuerpo que estaba frente a ella.
Quería acercarse pero sus rodillas solo se movieron para doblarse y hacerla caer mientras la lluvia se intensificaba a cada segundo al igual que la guerra desatada a su alrededor. El príncipe de hielo llego corriendo hacia donde estaba ella, derrapando; ni siquiera miro a Victoria, se concentro en su hermano tendido sobre el suelo y con el cuchillo hundido en su estomago.
Claudius estaba muriendo y él lo sabía, le costaba respirar e incluso hablar. André lo abrazo y toda su tranquilidad se eclipso al saber que estaba perdiendo a su hermano.
— Ya casi llegamos al castillo —le dijo André, desesperado—. Aguanta solo un poco, yo te llevare, tan solo resiste...
— Iré... iré... con ella —dijo Claudius utilizando todo su esfuerzo y levantando su mano como si quisiera tomar algo, pero no había nada.
