***

Victoria abrió de golpe sus ojos, sus pulmones se inflaron gracias a una profunda respiración. Se quedo en la misma posición, boca arriba, mirando fijamente el techo y tratando de controlar sus exhalaciones. Había tenido un sueño, uno bastante verdadero y no dudaba de él, ella sabía que no tenía visiones pero aquel sueño le dijo la verdad sobre su futuro y ahora comprendía todo con nuevos ojos.

No recordaba que había pasado después de que, técnicamente, obligo a su hermano a que la hechizara, dudaba que la magia haya resultado pues no sentía diferencia alguna, solo punzadas en su pecho y estomago, supuso que el dolor era gracias a aquel sueño. Giro su cabeza hacia la izquierda, pretendía saber si era aun de noche o de día, aunque se quedo tensa al descubrir quien dormía a su lado.

Tendido en la cama, a un lado de ella estaba el príncipe de hielo. La chica rápidamente se sentó en la cama y con detenimiento miro a André, la mayor parte de su cuerpo estaba vendado y las partes que no podía ver su piel de un color rosado. No comprendía cómo había llegado ella a su habitación, no recordaba cuando había llegado su padre con los príncipes y tampoco entendía cómo es que André estaba en esas condiciones.

De repente el príncipe comenzó a moverse inquieto, moviendo sus manos sin control, Victoria, con cuidado de no lastimarlo, puso sus manos enguantadas sobre las del príncipe y en lugar de calmarse se altero más al punto de despertarse. El chico lucia una mirada aterrada que pronto paso a la incredulidad para al final pasar al alivio de ver a su princesa, intento hablar pero las palabras no salían de su boca, intento levantarse pero la debilidad que sentía se lo impedía, lo único que pudo hacer, fue reunir sus pocas fuerzas, levantar su mano derecha y tocar el rostro de ella.

— Estas bien, estas a salvo —Victoria no comprendió aquellas palabras que dijo y se sorprendió de ello.

— Yo... ah... —André estaba tan desorientado que su cerebro no ayudaba mucho a crear oraciones y poder hablar.

— ¿Qué te hicieron? —susurro la joven y por increíble que pareciera alargo su mano para tocar la mejilla del príncipe cubierta por una barba que comenzaba a crecer, él dio un respingo pues pensó que le dolería mas no fue así.

— Claudius... —por fin su cerebro colaboro recordando a su hermano.

— Tranquilo, debe estar en otra habitación, él está bien —ella continuo acariciando su mejilla.

— Mi cuerpo... pica... —el príncipe levanto un poco sus brazos completamente vendados—. Quítalos.

— ¿Seguro? —él asintió.

La joven se puso de pie, rodeando la cama hasta sentarse a lado del príncipe, dudo en quitarle los vendajes y se percato de que en un brazo tenía una intravenosa con un líquido rojo que colgaba de una bolsa de plástico en un perchero de acero. No entendía las cosas que su cuerpo hacia por voluntad propia, sin dar la orden sus manos quitaron la intravenosa del brazo de André y en cambio se acerco a él lo suficiente para que su cuello quedara sobre la boca de él.

— Victoria...

— Bebe, te recuperaras más rápido —dijo ella, manteniéndose sobre él sin dejar caer todo su peso.

— No quiero... lastimarte.

— No eres capaz, bebe, por favor.

André se sentía demasiado desorientado y contemplo la idea, ahora que su cerebro estaba un poco mas despierto, que esto era un sueño. Rápidamente olio el olor de Victoria y sus colmillos instantáneamente salieron alargándose más de lo normal. La joven espero a la poderosa mordida del príncipe de hielo, pero en cambio sintió como si una pequeña aguja se estuviera encajando de forma lenta, así que comprendió que André no tenía fuerzas ni para alimentarse.

My Immortal (Fény 1#)   |   EN EDICIÓNWhere stories live. Discover now