Había una vez una joven encerrada en un castillo, todos ustedes pensaran que algún príncipe valiente iría a rescatarla, pero no es así. Por mucho tiempo estuvo cautiva en ese hermoso castillo, pues le era útil al rey, solo que... había más de un mot...
— ¿Inimă? —dice en susurros—. ¡Norah! —el extraño bulto negro se mueve de forma brusca, miles de cuervos salen volando y lo único que queda es la princesa—. Amor mío —André corre a su lado, pero recuerda inmediatamente lo que le dijo Merlín.
— ¿André? —dice ella con esfuerzo.
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Intenta ponerse de pie y por más que el príncipe quiera ayudarla no puedo, usa todo su autocontrol mientras la ve ponerse de pie, tiene puesto un vestido blanco, pero la suciedad del lugar y de los cuervos la han llenado de lo que parece lodo, sus brazos y su piernas desnudas están cubiertas de alguna cosa negra.
— Aquí estoy, amor —a regañadientes intenta controlar sus impulsos de abrazarla—. Tenemos que salir de aquí, cariño.
— No se... como... —de repente, se levanta y con dificultad comienza a andar, abrazándose a sí misma.
— Norah, escúchame.
— No puedo, tengo que buscar mi...
— ¿Qué necesitas buscar? —el príncipe se pone frente a ella—. Dime que necesitas y yo te ayudare.
— Él estuvo aquí... y luego se fue, dijo algo... dijo..., dijo que lo sentía y...
— Inimă, ¿de qué hablas? —la desesperación puede más, André se acerca a Norah y la toma de la mano—. ¿Quién ha venido a verte? —Norah mira sus manos entrelazadas con la frente arrugada—. Norah, por favor. Tienes que decírmelo, amor.
— ¿Amor? —Norah vuelve a perderse y mira hacia otro lado—. Tengo que irme, tengo que seguir buscando...
— ¿Buscar qué? Yo te puedo ayudar.
— La salida; hay un túnel... y una niña, ella está llorando y hay mucha sangre...
— Norah, no te entiendo.
— Tengo que irme —laja su brazo, pero André la atrae a su pecho y la abraza con fuerza.
— Tengo que pedirte algo.
— ¿El qué? —sonríe como si le hubieran dicho algo realmente emocionante.
— Tienes que encontrar la entrada al Inframundo para mi, ¿sí? —Norah comienza a reír como si estuvieran contando chistes, André desesperado trata de llamar su atención—. ¿Me escuchaste?
— ¿Por qué debería hacerlo? ¿Quién eres tú? —la risa a cesado, Norah cambia de humor tan repentinamente que todo se vuelve más frío y macabro—. ¿Quién eres?
