Había una vez una joven encerrada en un castillo, todos ustedes pensaran que algún príncipe valiente iría a rescatarla, pero no es así. Por mucho tiempo estuvo cautiva en ese hermoso castillo, pues le era útil al rey, solo que... había más de un mot...
En ese instante llamaron a la puerta, uno de los guardias entro para avisar de que una junta comenzara en veinte minutos en el Ministerio Vampir y ambos príncipes debían estar presentes. André y Claudius se pusieron de pie y se dirigieron hasta el salón del Ministerio custodiados por el guardia. Al llegar al salón, todo estaba abarrotado de gente y por supuesto de los reyes de cinco de los reinos, y quien representaba al Reino Celestial era un Arcángel, Rafael.
De repente, alguien se cruzo en la mirada del príncipe de hielo, La Condesa, quien sonreía con satisfacción. André sabia el motivo de su sonrisa, pero lo dejo estar cuando se le ocurrió una idea. Volteo a mirar a su hermano, y dijo:
— Ya sé como robar la sangre.
Claudius lo mira y asiente, pero antes de que digan algo más, su padre da inicio a la junta y todo mundo toma sus lugares. Ambos príncipes se dirigen a su lugar, justo ha lado de su madre. Amelia trata de llamar la atención de sus hijos pero la ignoran. Desde que fueron rescatados en Alaska, ambos príncipes les reprocharon a sus padres porque no habían actuado antes, además de ser André el conejillo de indias y por si fuera poco haberles ocultado la existencia de las sombras y lo que habían hecho con ellas.
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Dreagan presidio la junta donde dio los puntos a tratar y las estrategias que se utilizarían para enviar varios grupos de híbridos al Inframundo. Cada reino expuso la manera de entrar, pero ninguno contemplaba un pequeñísimo detalle, del cual André se percato inmediatamente. Comenzó a carraspear y su padre lo miro enarcando ambas cejas.
— ¿Puedo tomar la palabra, padre? —la voz de André sonaba tan grave y atemorizante que su madre inmediatamente lo miro y arrugo el ceño. Dreagan hizo un ademan con la mano y después se sentó en su trono—. Todas sus ideas son geniales, no dudo que hubiesen tardado horas haciendo una estrategia digna — dice André de manera altanera mientras escucha reír entre dientes a Elian, quien posiblemente también se ha dado cuenta del pequeñísimo detalle—. Pero se han olvidado de algo importantísimo.
— Usted dirá, príncipe André —dijo Mikhail, rey de los licántropos.
— Ningún híbrido en su sano juicio apoyara esta causa —André comenzó a caminar justo en el medio, donde todos los espectadores podían verlo—. Cada reino desterró a sus híbridos, alguien... deme una razón para convencerlos a que se sacrifiquen entrando al Inframundo antes de nuestros propios soldados. No, no, esperen... mejor contesten esto ¿Qué híbrido no se ha unido ya con el Inframundo? —pero nadie contesto, y es que no había una respuesta—. Solo cinco híbridos nos ayudaran —André señala Rumpel y a sus hombres—, pero no por ti Mikhail, que lo único que hiciste fue desterrarlos de la manada. Se están arriesgando por Iván West...
— André, siéntate —dijo Dreagan entre dientes, pero lo único que provoco fue avivar el discurso del príncipe.
— ¡Alguien, contésteme! —grito el príncipe de hielo—. ¿O incluirán a las sombras en esto? Aquí tenemos una sombra, uno de los pocos sobrevivientes y posiblemente el único —un fuerte murmullo y gritos ahogados se propagaron por todo el salón—. ¡Ay, no! Ellos tuvieron un destino peor que los "híbridos normales", ellos fueron destruidos, olvidaba que Lilit engatuso a todos los reinos, incluido al mío para destruir a las sombras. Entonces... ¿a quién infiernos van a infiltrar al Inframundo?
— Vamos a salvar a tu esposa —espetó Faylinn, la reina de las ninfas —. Muestra un poco de respeto niño. Si no fuera por nosotros, estarías implorando ayuda a todos los reinos, incluso a los humanos.
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— Faylinn, que bueno que te unes a la conversación, dime... ¿Cómo le provocaste hemorragias internas a Mila? ¿Qué castigos utilizaste en el hada para que muriera? No fue tu hermosa magia de hada, ¿cierto? Posiblemente tus truquitos sirvan para usarlos contra Lilit, ¿no crees? —el hada permanece callada, echando técnicamente humo por las orejas y mirando al príncipe con ojos de asesina—. Entonces, reinos de Fény, ¿qué harán?
— ¿Qué sugieres André? —pregunta su padre—. Supongo que tienes un plan, para estarnos hablando de esa manera.
— Lo tengo —el príncipe mira a su padre con ojos de odio—. Y solo me implica a mí, porque la que está en peligro es mi esposa y su hermano y no dudaría en arriesgar mi propia vida por ellos; por que cuando se cumpla la verdadera profecía, cada uno de estos reyes y reinas van a caer y van a pedir clemencia, comenzando por ti ninfa.
André hace una reverencia en forma de burla y con la frente en alto sale del salón del Ministerio, seguido por Claudius, Elian y Eugene, Su Yeong, Rumpel y sus hombres. Todos se dirigen hacia la biblioteca, con dos de los hombres de Rumpel haciendo guardia afuera.
— ¿En verdad tienes un plan? —pregunta Eugene, es la primera vez que André escucha su voz. Luce débil así que Elian la ayuda a sentarse en un sofá.
— Planeamos entrar a la mente de Norah... o bueno, Victoria —dice Claudius.
— ¿Cómo? —pregunta Su Yeong.
— Merlín esta en el castillo —explica el vampiro—. Lo tenemos que convencer que haga una posición para que André la beba y pueda entrar en su mente. Podremos idear otra cosa, algo que decirle.
— Podríamos pedirle que nos diga como entrar al Inframundo —dice Rumpel—. O quizás yo pueda entrar a la mente de Iván —Elian mira a su esposa y sus pensamientos trabajan a mil por hora. Camina de un lado a otro mientras sopesa que puede salir mal, pero es un riesgo que deben de tomar si quieren llegar a ellos. Elian, vuelve a mirar a su esposa y ella simplemente asiente con pesar.
