Capítulo 100

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/Narra el autor/
  La guerra había terminado, todos gritaron por la victoria que habían conseguido. Finalmente, todos los sacrificios y el dolor que habían pasado, finalmente todo sería recompensado con paz.

  De los liberadores, el 70% de las personas sobrevivieron, los otros no tuvieron tanta suerte. Los dragones que murieron, se los podía ver flotando en el mar. Aquellos humanos o reptiles que estaba heridos, fueron atendidos.

  Los Dracomanos se elevaron hasta estar a la altura de los mástiles y saludaban mientras gritaban y festejaban.

Manthos: Cumpliste tus promesas, gracias.

  Poco a poco, esos seres espectrales empezaron a brillar y a desaparecer uno por uno.

Talus: ¡Manthos! ¡Nos tenemos que ir!

Manthos: ¡Voy! - Miró con nostalgia a Hipo y le dedicó unas últimas palabras - Nuevamente, gracias, viejo amigo.

Hipo: Cuando quieras.

Manthos: Si algún día necesitas ayuda o quieres hablar, sabes dónde encontrarme.

  El joven Dracomano caminó y emprendió el vuelo hasta llegar junto a sus amigos, a los cuales abrazó y festejo con ellos.

Manthos: Talus, Tris, Mauricio, Omar, Rena. Gracias por ayudarme.

Todos: Siempre.

  Y así, junto con el inicio del alba en el horizonte, los últimos Dracomanos desaparecieron con los primeros rayos de sol, dejando un sentimiento agridulce en el aire.

  Los dragones que fueron sometidos por los conquistadores, fueron liberados inmediatamente.

  En la isla de Berk, antes de festejar, tuvieron un tiempo de luto debido al fallecimiento de varios guerreros en el campo de batalla. Durante 7 lunas, luego del tiempo de luto, festejaron sin parar los Berserkers, las Doncellas, Bog-Burglars, los Defensores, los Marginados, los dragones y los Berkianos. La celebración fue inolvidable por muchos motivos: primero, la victoria por la guerra ganada; segundo, la unión entre tantos clanes juntos y los dragones de distintas partes del archipiélago; tercero, la alianza entre los humanos y dragones; y por último, en la sexta luna de celebración, Hipo le declaró su amor a Astrid y ella correspondió a sus propios sentimientos y a los de él.

  Al terminar la celebración, cada tribu volvió a sus respectivos territorios con sus dragones y gente. La madre Salvajibestia volvió a su nido junto a sus dos crías nuevamente reunidas. Los dragones salvajes volvieron a sus respectivos nidos y continuaron con sus vidas tranquilamente.

  En Berk, las buenas noticias jamás terminaron. Hipo y Astrid comenzaron a salir oficialmente y todos celebraron. La desición de que la rubia sería la nueva jefa de Berk no cambió. Valka y Estoico nunca más se separaron. Bocón recibió ayuda del castaño en la herrería y al mismo tiempo aprendía cosas nuevas, se dedicó a ayudar a los dragones como dentista. Patapez y Heather volvieron a su antigua relación perfecta y nunca más volvieron a pelear, obviamente, Dagur iba para visitar a su hermana de vez en cuando. Los gemelos y Patán no cambiaron. Hipo continuaba explorando el mundo ayudando a todos los dragones, pero siempre volvía a su hogar. Chimuelo también comenzó a salir con alguien, cuando Kila se recuperó, inició una relación con el ébano. Dragón y jinete no se separaron, y le mostraron a todo el mundo que ambas razas podían vivir en armonía, y nadie pudo detener ese mensaje.

  Pasaron varios años y las cosas habían cambiado mucho. Hipo y Astrid se casaron y tuvieron dos hijos. Astrid dirigía él pueblo mientras que su esposo protegía al mundo.

  Patapez y Heather también se casaron y tuvieron tres hijos que eran muy tímidos pero a la vez eran muy buenos guerreros, por parte de su sangre Berserker.

Cómo Entrenar A Tu Dragón (Una historia distinta)Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum