Capítulo 24

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/Narra el autor/
  El día se pasó volando. Antes de que todos se dieran cuenta, ya era de noche. El jefe organizó una cena para celebra no solo que si hijo nuevamente volvió, sino que también ya hacía varias semanas que los dragones no atacaban. Los momentos de paz era leves y festejarlos mientras dure no es una mala idea.

  La cena fue todo un éxito. La comida era todo un festín y había comida de sobra. Desde que los dragones no atacaban, la comida ya no faltaba, las casas ya no eran destruidas y la gente solo podían pelear contra ella misma.

  En el gran salón todos hablaban, brindaban y hasta reían de anécdotas. Hipo se quedó en una banca solo hasta llegan Astrid y los demás para hacerle compañía. El joven se alegró casi de inmediato y relató todo acerca de lo que había hecho en la isla.

  Los chicos hablaban de todo hasta que llega un grupo de adultos muy disgustados con el heredero.

Vikingo 1: ¿Crees qué por que el jinete se deshizo de los dragones te consideraremos como igual?

Vikingo 2: No nos hemos olvidado cuantos problemas nos causaste.

Hipo: No me importa. Alguien cuenta conmigo y eso me basta y sobra para olvidar la discriminación y dolor que me causaron.

  Los vikingos estaban desorientados ya que no conocían esa palabra. Lo más similar a eso que conocían era la palabra exilio. Esto es porque Hipo estudió un vocabulario más avanzado en la base.

???: El hijo pródigo ha regresado.

  Varios adultos se apartaron y dejaron ver a un viejo decrépito que se sostenía con un bastón mientras tenía una oveja bajo su brazo. Tenía una barba desordenada canosa, le faltaba algunos dientes, tenía unas enormes ojeras y feas arrugas. Era delgado como el joven pero con un humor horrible.

Astrid: *Con desagrado* Mildew.

Mildew: Saludos Astrid. Veo que el joven adorador de dragones está presente. Como no has matado a un dragón, no eres un verdadero vikingo.

Hipo: No me llama la atención. Igual voy a estar ocupado viajando a través del mundo. Seguiré siendo el hijo de Estoico el Vasto, pero no seré el líder de una manga de asesinos. Si no les gusta, no es mi problema, pero no quiero pelear contra ustedes.

Mildew: Supimos lo del pobre Manthos, que lastima - Algo se activó en Hipo, algo que no conocía pero lo hacía sentir poderoso - Pobre de él. Pero al proteger a una raza tan descarada como esos reptiles subdesarrollados, era obvio que iba a terminar tan mal. Se lo tenía merecido cada herida.

  El chico se levantó rápidamente e iba a lastimar de gravedad al anciano hasta que uno de los vikingos se interpuso. Hipo agarró de la armadura al Guerrero y lo levantó. Los que estaban viendo quedaron sorprendidos de la fuerza del joven, y el adulto estaba asustado.

  En ese momento, algo cayó del chaleco de Hipo. Eran dos pedazos de papel. Astrid, al notar esto, se agachó y agarró lo que estaba en suelo. Estoico se acercó lo más rápido al ver el escándalo. La rubia le entrego lo que había recogido y el jefe reconoció a quienes estaban allí.

Estoico: Hala, Regard.

  En eso, el castaño reaccionó y soltó al guerrero.

Hipo: ¿Qué?

Estoico: Son Hala y Regard. Eran una pareja de vikingos que vivían aquí hasta que un día tuvieron que irse. Ellos tuvieron un hijo, cuando eran pequeños, ustedes dos jugaban todo el tiempo. Murieron en el mar, una sombra nos entregó sus cadáveres y luego se fue, parece que los mataron a sangre fría. Su hijo jamás fue encontrado. Su nombre nunca nos lo dijeron, pero le decíamos Tarke.

  El heredero se acercó a ver. En una hoja había un retrato de una pareja con su bebé. En otro de las hojas estaba la misma pareja junto a su hijo, quién era el mismo Manthos.

Cómo Entrenar A Tu Dragón (Una historia distinta)Where stories live. Discover now