Capítulo 50

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/Narra Hipo/
  Me levanté temprano como siempre y me fuí al ruedo y entrené un poco con mi dragón para estar en forma. Luego me dirigí a la herrería y terminé de perfeccionar mis obras maestras.

  Preparé el desayuno y me fuí a cambiar. Me puse mi traje de cuero y un ligera armadura negra, la misma que use para visitar Berk, me puse mi casco y salí de mi cuarto.

  Cuando llegué al comedor, ví que todos desayunaban y compartían momentos con sus dragones.

Hipo: No creí que los cambios de la noche a la mañana existieran.

Patapez: Estos dos días fueron increíbles con ellos.

Astrid: Además, no es la primera vez que los vemos. Nuestros lazos se han fortalecido más estos días.

Gemelos: Si. Nuestro dragón es caótico y brutal. Ya lo queremos.

Patán: Mi dragón intenta matarme. Si acerca uno solo de sus colmillo a mi cuerpo, se lo arrancaré.

  El dragón parecía alegre. Como si algo de lo que dijo le gustó.

Hipo: Parece que ya le diste nombre.

Patán: ¿A si? ¿Cuál es? ¿Matarme? ¿Solo? ¿Sus? ¿Cuerpo? ¿Yo?

  Su dragón solo se enfurecía más y más. Yo golpeé mi frente con la palma de mi mano y está chocó contra el casco sacudiéndome la cabeza.

Hipo: *Suspira* ¿Colmillo? - El dragón se alegró y lo dirigí hacia Patán - Este es tu nuevo nombre y este es tu jinete. Cuidense las espaldas.

  Después de eso, me aseguré de que nadie olvidará o sacará nada del lugar. Revise dos veces y no encontré nada suelto, desordenado ni roto.

  Salimos de la base y volamos hasta la isla del Alfa.

/Narra Astrid/
  Al salir de la base que era locamente genial, nos fuimos volando durante horas hacia un enorme glacial, volamos por una enorme grita que tenía y allí vimos un sistema de cuevas, una gran vegetación y una enorme cantidad de dragones que sobrevolaban el lugar.

   Aterrizamos y vimos como los dragones, al igual que en la isla anterior, todos lo dragones saludaban a Hipo y a Chimuelo.

Astrid: ¿Todos los dragones en el mundo te conocen?

Hipo: Casi.

  Todos nos dirigimos hacia en centro del lugar y vimos un huevo blanco con algunas púas que sobresalían de él.

Patapez: *Emocionado* ¿A qué linda mamá le pertenece este huevo?

Hipo: *Señalando* A esa mamá.

  De la nada, se levantó un dragón gigantesco blanco con dos colmillos enormes y no tenía alas. Su aliento era helado, sus ojos eran celeste y tenía como pequeñas puas en todo el cuerpo.

Hipo: Eso es un Salvajibestia, uno de los tantos dragones reyes. Protege a los dragones escondiendolos en un nido de hielo. Puede controlar a los demás dragones de cualquier clase con su mente.

  Nos sorprendimos al escuchar eso. Solo veíamos como Hipo cuidaba del huevo mientras que la madre lo recibía con su aliento helado al jinete. Pero algo tenía la criatura, era como si estuviera triste.

Astrid: ¿Qué le pasa a...?

Hipo: Perdió uno de sus huevos. Hace un tiempo, ella tenía otro huevo, pero le fue arrebatado. Mi madre no pudo defenderlo y se sintieron culpables, ambas. Ya debió hacer eclosionado y no sabemos dónde está.

Astrid: Y este es...

Hipo: Su heredero, la segunda cría, si no sobrevive, no habrá quien dirija a estos dragones. Es duro perder a un hijo. Se que no debería decirlo ya que prácticamente me escape de casa y muy pocas veces veo a mi padre pero...

Patapez: Lo haces porque así puedes ayudar a los dragones.

Hipo: Eso y para cumplir una promesa. Soy libre de romperla y todo pero... no quiero hacerlo.

  Luego de decir eso, se recompuso y nos miró.

Hipo: Hora de desempacar. Vamos a entrenar, tenés poco tiempo y mucho que hacer. ¡Vamos!

Cómo Entrenar A Tu Dragón (Una historia distinta)Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora