Capítulo 85

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/Narra el autor/
  La ira de Hipo había superado su límite. Explotó y contaminó a su usuario por completo. La razón ya no tenía efecto, su corazón pedía a gritos "destrucción".

  El aspecto del joven parecía cada vez más al de un Furia Nocturna, a excepción de la cola. Sus ojos verdes bosque se transformaron en un verde tóxico, su piel se llenaba de escamas negras, sus dedos se transformaban en garras gruesas y oscuras, y una especie de espinas salían de su espalda.

  Su cola soltó al mercader y se retrajo hacia su dueño, el rehén trató de escapar debido al miedo pero no lo logró. El muchacho era más rápido, fuerte y agresivo. Acorraló al enemigo mientras que este temblaba del miedo.

Hipo: Disparo de Dramillón.

  Hipo comenzó a realizar múltiples tipos de disparos, desde disparo de rayo de Skrill hasta disparos de plasma. Con una mano lanzaba llamas de fuego de manera continua quemando así todo a su paso. Johan seguía retrocediendo mientras gritaba  pidiendo ayuda. Los jinetes saltaron a la acción para terminar con el espectáculo, no para salvar al espía, sino detener a su amigo enloquecido.

  Johan, en un intento desesperado, lanzaba todos los cuchillos ocultos bajo su manga que tenía. Ninguno logro lastimar al jinete. El chico seguía persiguiéndolo lentamente hasta que se detuvo en seco, se quitó el pie de metal y de las costuras apareció una pata de Furia Nocturna para reemplazar lo perdido, su pie normal también se convirtió en otra pata de dragón. De un instante al otro, el muchacho comenzó a correr hacia su objetivo para arrancarle la piel con sus garras, este lo esquivó, se levantó y trató de huir nuevamente sabiendo que era inútil. El Dracomano, finalmente, estaba cara a cara ante aquel simple mortal y antes de poder quitarle la vida, recibió un mazazo de parte de Brutacio. El golpe no le hizo ni un rasguño, pero si lo enfureció aún más. Giro lentamente su cabeza y fulminó con la mirada a su compañero. Hipo ya no podía reconocer entre amigos y enemigos, era controlado por su furia y sed de venganza que era prácticamente una bestia que lo quería consumir todo.

Brutacio: *Huyendo* ¡Ayúdenme!

Brutilda: *Gritando* ¡Cálmate! ¡Si te atrapa no te hará nada! - Hipo disparó una bola de plasma en dirección a su objetivo pero está impactó con una carretilla creando así una gran explosión - ¡Olvida lo que dije! ¡¡Corre, Brutacio, Correeeeee!!

  Brutacio corrió hacia un pasillo que había entre dos casas y cuando el castaño trató de seguirlo recibió golpes de dos martillo simultáneamente. Patán y Patapez lo golpearon pero eso hizo que la atención fuera hacia ellos. El chico se levantó nuevamente y comenzó a perseguirlos pero esta vez corriendo. De su cuerpo salieron llamas como si de un Pesadilla Monstruosa se tratase, pero el color del fuego cambio de rojo carmesí a un morado intenso. El chico dió un gigantesco salto y al caer creo un cráter, la fuerza del impacto mandó a volar a los dos vikingos.

  Hipo se acercaba lentamente para acabar con ellos hasta que nuevamente es interrumpido. Una roca grande le fue lanzada y él la destruyó con sus puños. Estoico le había lanzado aquel objeto para distraerlo, pero no era el único. Su madre lo golpeó con su bastón para desviar su atención. Ambos padres peleaban contra su hijo para poder recuperarlo.

Estoico: Hijo, este no eres tú.

Valka: Hipo, regresa. Eres más fuerte que esto. Regresa con nosotros.

  Al escuchar eso, comenzó a balbucear algunas palabras. El chico trataba de recuperar la cordura pero su ira era todavía más fuerte.

  A pesar de su mirada intimidante, sus garras, el fuego que desprendía su cuerpo y sus alas similares al de un murciélago, una pequeña gota de lágrima salía de uno de sus ojos.

Cómo Entrenar A Tu Dragón (Una historia distinta)Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum