Capítulo 18

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/Narra el autor/
  Las catapultas abrieron un enorme agujero en el nido de los dragones. Luego una bola de fuego fue arrojada mostrando a aquellos seres que vivían allí. Todos los dragones huyeron aterrorizados por lo que seguía. Los vikingos se prepararon para lo peor luego de escuchar aquel rugido infernal.

  Del mismo volcán, en la base, se abrió un agujero aún más grande del que hicieron los invasores de aquella isla. Un dragón tan alto como una montaña, con tres pares de ojos diminutos, una enorme corona, púas que le salían de la espalda y llegaban así cola que en la punta tenía una bola con picos, alas gigantescas y una enorme fauces, para despedazar todo a su paso. Era la Muerte Roja.

  Algunos dragones seguían bajo las órdenes de su reina por lo cual la protegían. Era una pelea feroz ya que se trataba del mítico duelo entre vikingos y dragones.

  Los humanos atacaron con toda su artillería, pero no hacía efecto. Los jinetes trataban de desviar la atención de los guardianes hacia ellos para que los Vikingos no tuvieran problemas. Hipo y Chimuelo ordenaron a los demás encargarse de la Muerte Roja mientras que ellos se encargaban de sus guardias. Así fue como lo hicieron y pudieron distraerla mientras que los simples guerreros se retiraban uno a uno. Los demás se encargaron de distraer al dragón, haciendo que disparé todo el fuego que tenía mientras que lo golpeaban en la cara.

  Hipo, mientas tanto, derribó a casi todos los dragones cuando vio que los dragones del ruedo iban cayendo uno por uno.

(En resumen, esto es similar a la peli)

  Astrid se cayó de su dragón al tratar de esquivar a otro que se le acercaba con velocidad. En eso un reptil ébano la atrapa a tiempo y la lleva a tierra firme.

Hipo: Ok amigo, hora de cumplir una promesa.

  Ambos volaron hasta lo más alto del firmamento y luego descendieron con fuerza para acabar con lo que habían empezado. Un disparo fue suficiente para derribarla al suelo. Pero la cosa no terminaba ahí, la grotesca criatura se levantó y con cólera rugió con todas sus fuerzas haciendo cambiar las mismas corrientes de aire. Abrió sus enormes alas y las comenzó a agitar, elevándose así del limitado suelo y perseguir a aquellos que se atrevieron a desafiarla. Al volar lo suficientemente alto, se encontró con una dificultad y es que su presas se habían camuflado con las nubes oscuras a su alrededor.

  El joven y su dragón surcaron los cielos, y se movían con tal velocidad y sigilo que era imposible verlos. El chico se desprendió de su compañero y comenzó a volar por sí mismo. Ambos disparaban bolas de plasma a su cruel enemigo mientras que está, alterada, los buscaba con furia en sus ojos.

  Los muchachos le disparaban principalmente a sus alas y luego a otros lugares para despistarla. La reina, totalmente enfurecida quemó el cielo esperando así que sus desafiadores cayeran envueltos en sus llamas. Ambos seguían molestandola hasta que decidieron mostrarse ante ella y caer en picada.

  El dragón gigantesco los perseguía en dirección al suelo a gran velocidad. Ella abrió sus fauces preparándose para quemarlos ya que su objetivo estaba prácticamente fijo. Lo que no se espero fue que a último momento le dispararán en la boca mientras que sus alas se desgarraban en el aire.

  La bestia cayó al suelo, incapaz de detenerse y al estrellarse explotó. Los dos muchachos escaparon lo más rápido que pudieron pero la aleta artificial de Chimuelo se había quemado. Hipo como pudo lo ayudaba a volar hasta que chocaron con la cola de la criatura y fueron envueltos en la explosión.

Cómo Entrenar A Tu Dragón (Una historia distinta)Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang