Capítulo 14

3.5K 265 15
                                    

/Narra Astrid/
  No es que no me agrade Hipo, pero tampoco veo que sea bueno juntarse con él. Si bien antes me distanciaba y lo trataba un poco mal, ahora no me desagrada tanto. Quiero que me enseñe todo lo que aprendió y como hizo para vencerme.

  Desde que visitamos a Estoico en esa ocasión, mis padres me obligaron a ir todas las noches a su casa para "consolarlo". Todas las noches hablaba de como conoció a su esposa, aventuras por las que había pasado, los rumores que se contaban sobre él y cada detalle acerca de su hijo. Sin darme cuenta me empezó a gustar ir a visitarlo todas las noches para hablar con él. Era el vikingo más fuerte y ruda de la aldea, era un héroe de guerra y un jefe ideal. Deseaba con anhelo que él hubiera digo mi padre, si ese hubiera sido el caso, las cosas hubieran sido muy distintas. Fui hasta su casa pero escuché una clase de discusión. Al parecer, su hijo tendría que marcharse y emprender nuevamente el viaje.

  Me sentí mal por el jefe. Haber encontrado a su hijo para que esté volviera a estar lejos de él. Según por lo escuché, era porque estaba metido en algo grande con los dragones.

  De un momento a otro el ruido cesó por completo. Preocupada entré para ver qué era lo que había pasado. Al parecer, Estoico había noqueado a su hijo.

Estoico: Oh Astrid, justo a tiempo. Necesito que me dés algunas ideas para evitar que Hipo se vaya.

Astrid: Estoico ¿Por qué?

Estoico: *Serio* No lo volveré a perder. No quiero perderlo.

Astrid: Señor, ella no hubiera querido esto - Dije mientras le tocaba el hombro - Tiene que confiar en él. Un jefe hace lo mejor por su aldea. Un padre hace lo mejor por su hijo.

  Era un padre amoroso, aunque era muy distinto cuando Hipo solo causaba problemas. Suspiré porque sabía que me arrepentiría de lo que iba a decir.

Astrid: Si mal no recuerdo, Hipo menciono algo acerca de un trato ¿A qué se refería?

  Me contó todo acerca de cómo fue que el heredero volvió a su hogar. Era algo muy sospechoso la forma en la que el jinete tenía que desaparecer para que Hipo volviera. Al no tener nada más que el relato decidí ignorarlo y le conté a Estoico mi idea.

Astrid: ¿Por qué no lo pone en el ruedo? Saca a un dragón de sus jaulas y lo pone ahí. Con lo fuerte que son las puertas, dudo que el esqueleto andante pueda derribarlas - Me reí de lo que dije, pero a alguien no le causo gracia - Perdón. Hmm. Usted cumple con su parte del trato e Hipo se queda.

Estoico: Eres muy lista Astrid. Deberías casarte con mi hijo.

  Eso me tomó por sorpresa. No me he enamorado todavía por lo que me arreglen un matrimonio y sin que conociera a alguien especial, es como que no me pone cómoda. Actualmente, no me desagrada Hipo, pero dudo que me vaya a casar con él solo porque me lo piden.

Astrid: Jefe, por favor no vuelva a hacer esas bromas.

  Al día siguiente, luego de encerrar a Hipo, fuimos a preparar la llegada del jinete. Esperamos por un tiempo hasta que Estoico notó que el prisionero había escapado y se había ido volando. Fui al ruedo y noté que las puertas habían sido tiradas desde adentro, los guardias quedaron inconscientes por la fuerza del impacto contra las puertas. Cada vez la situación se volvía más sospechosa.

Cómo Entrenar A Tu Dragón (Una historia distinta)Where stories live. Discover now