Capítulo 22

2.9K 244 20
                                    

/Narra Hipo/
  Corrí lo más rápido que pude hasta llegar a mi casa cuando me di cuenta que me estaba acercando a un grupo de chicos. Salté sobre ellos y en eso pierdo el equilibrio y chocó contra una carreta de manzanas. Al salir de allí ví a quienes intente esquivar y era el grupo de Astrid.

Gemelos:... Jajajajajajajajajaja.

Patapez: Hola Hipo - Me extendió su mano y yo la tomé - Me gustaría saber cómo está Albóndiga.

Hipo: ¿Albóndiga? - Pregunté confundido ya que no conocía a ningún Albóndiga.

Patapez: El Gronckel que monté. Me gustó estar con ella y le puse nombre.

Brutacio: Pero estuviste con ella solo un momento ¿Y ya te encariñaste?

Patapez: ¿Que te puedo decir?

Patán: *Burlón* Ja, ja. Se enamoró de un dragón niña.

Patapez: Era calmada y dulce. Solo atacaba porque nosotros la atacabamos. Además le hablaba a Hipo, no a ustedes.

Astrid: Yo quiero saber cómo está el Nadder. Al montarla me sentí completa y poderosa.

Hipo: *Nervioso* Ahh... umm... bueno... yo.

Patán: Habla bien Haddock.

  En ese momento deseaba ser el jinete y mostrarle de lo que era capaz, pero por mí bien y el de los demás dragones, debía estar calmado.

Hipo: Todos están bien. El jinete me contó acerca de todo. Estoy impresionado que Vikingos como ustedes pudieran montar dragones.

Astrid: No me mal entiendas. Tormenta es genial y todo pero yo soy mejor.

Hipo: ¿Tormenta?

  Parece que se le escapó la palabra porque luego se sonrojo y se tapó la boca luego de decir eso. Intentó contradecirse pero ya había entendido.

Hipo: Ella también te extraña. Suerte en tu entrenamiento.

  Intenté irme pero ella me sostiene del hombro. Me doy media vuelta y notó seriedad en sus ojos.

Astrid: Uno, si le dices a alguien te mato; dos, no te irás hasta que me dés la revancha. Quiero saber cómo me ganaste.

Hipo: Fácil, esquivaba tus golpes, ahora adiós.

  Ella no me dejaba ir. Me arrastró hacia el ruedo y de allí saco su hacha.

Astrid: Pelea. Quiero saber si fue suerte o algo más.

  Ella vino corriendo hacia mí y la esquivé con dificultad debido al peso extra y a la falta de equilibrio. Lanzó varios ataques aleatorios y la detuve.

Hipo: Lo siento. Si hice algo mal, perdóname, pero creo que estás un poco alterada.

Astrid: *Emocionada* No estoy enojada, solo estoy emocionada de que logres estar a mi nivel.

  Sentí sinceridad en sus palabras y por un momento me distraje. Ella me derribó y me decía que me concentré. Me ayudó a levantarme y pidió otro combate, mi orgullo me impedía que dejara este combate inconcluso.

  Saqué mis dagas me puse en posición. Ella atacó y yo solo me defendía. Al armas de corta distancia en combate cuerpo a cuerpo me vienen bien ya que aguante mucho contra un hacha vikinga. El moverme era difícil ya que la bota pesaba por tener tanto metal. No la podía esquivar como antes, pero seguía siendo muy ágil.

  Ella seguía atacando pero pude acercarme lo suficiente como para apoyar la hoja en su cuello, pero su hacha estaba apoyándose en mi pecho. El combate terminó y todos decidimos que fuera un empate.

  De repente oigo unos aplauso, al voltear la mirada noto que mi padre había visto nuestro duelo.

  Me fui corriendo y me recibió con los brazos abiertos. Nos abrazamos y él reía.

Estoico: Buen combate hijo.

Hipo: Me di cuenta que no era malo peleando. Solamente peleaba con las técnicas incorrectas.

Estoico: Genial. Se supone que no vendrías hasta dentro de una semana según Manthos.

Hipo: ¿Que? - Sentía helada la carne - ¿Cómo?

Estoico: Antes de combatir con la Muerte Roja dijo que vendrías una vez cada mes.

  Me había olvidado de que Manthos también soy yo.

Cómo Entrenar A Tu Dragón (Una historia distinta)Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum