Capítulo 56

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/Narra el autor/
  Algunos dragones se acercaron al área para poder presenciar la pelea, lastimosamente está no duró más de 5 minutos.

  Primero, todos los dragones corrieron en dirección hacia Chimuelo, este solo se sentó y cerró los ojos tranquilamente. Los cuatro trataron de atacarlo pero antes de hacerlo, el dragón ébano abrió los ojos y vio a sus oponentes con desprecio y superioridad. Sus contrincantes detuvieron el paso y lentamente bajaron su cabeza como si le tuvieran miedo o respeto.

  Los humanos fueron distintos. Los gemelos tenían mazas, Patán tenía una espada, Patapez tenía un martillo grande de combate y Astrid usaba su distintiva hacha. Los cinco corrieron hacia Hipo y este solo comenzó a caminar con sus dagas en la manos. Los gemelos lanzaban golpes aleatorios y sin ver a dónde iban sus mazas, el castaño aprovecho y lo utilizó en su contra haciendo que los gemelos se golpeen entre sí. Patán continúo con el ataque pero fue fácil de bloquear, su primo solamente uso sus armas para desarmarlo y darle después un golpe en la cara haciendo que se desmaye. Patapez mantenía su distancia blandiendo su martillo, eso complicó las cosas pero lo resolvió acercándose con velocidad y al estar muy cerca le dió un golpe en el estómago y le hizo una barrida para que cayera al suelo.

Astrid: ¿Es lo mejor que tienes?

Hipo: Es que era muy fácil. Ahora viene un verdadero reto. Como no tengo la bota, puedo moverme más rápido que antes ¿Crees que podés alcanzarme?

Astrid: Vamos a averiguarlo.

  La pelea entre estos dos jóvenes dió inicio y fue muy pareja, las dagas acortaron la distancia de pelea lo que podía en desventaja al hacha, pero está tenía un buen corte y más peso lo que onda en desventaja a las otra en cuestión de fuerza.

Astrid: Nada mal. Sin embargo debo decirte que he tenido un muy estricto entrenamiento con tu padre.

Hipo: Entonces esto será más emocionante.

  La pelea continuó un rato hasta que el joven se acercó lo suficiente. Sus dos armas estaban cerca del cuello y el abdomen de su contrincante. Ella, al no poder moverse, admitió la derrota y el combate había terminado.

Astrid: Mejoraste.

Hipo: Si aprendes como hacer algo, te beneficiarás de aquel que no lo sabe. El conocimiento es poder.

Astrid: Entonces me enseñarás a como hacer eso.

  De repente se oyó un rugido potente.

  Hipo fue inmediatamente hacia donde escucho lo que para él era un grito y notó a lo lejos un barco de cazadores. Él uso sus alas para acercarse y hablar con ellos.

Hipo: Este lugar esta fuera de su alcance, por favor alejense.

???: No vamos a escuchar a fenómenos, largo.

Hipo: Este lugar no es para ustedes. Vayanse o sufrirán las consecuencias.

???: Atrévete.

  El chico descendió lentamente hasta casi tocar el agua, extendió sus brazos y con una mirada fulminante observó a sus oponentes.

Hipo: Fuego de Muerte Roja.

  De sus manos salieron fuego con tal poder que no se comparaba a ningún dragón conocido, salvó a dragones titánicos. Las llamas conviertieron los barcos en cenizas en poco tiempo, los navegantes logran saltar a tiempo al agua y sobrevivir.

Hipo: La próxima vez, no vivirán para contar una historia acerca de esto.

  El muchacho se dió media vuelta y se fue hacia el nido nuevamente.

Cómo Entrenar A Tu Dragón (Una historia distinta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora